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CASI PERDIDO - por J.R.

CASI PERDIDO
Miraba el hombre la calle a través de su ventana y por alguna imprecisa señal, intuyó que el tiempo era desapacible e impropio de la primavera en que estaba. En la radio, en el salón, se oía la canción “Volare” que cantaba Domenico Modugno, e involuntariamente, casi sin querer, evocó aquella que, hace ya mucho tiempo, escuchó interpretada por Dean Martin en un night club, cuyo nombre ya no recordaba, allá en la isla de Manhattan. No había comparación posible. Y mientras oía a Modugno casi sentía a la mujer que aquella lejana noche arropaba entre sus brazos, bailando con él en la pequeña pista; casi notaba su aliento. Recordaba cómo habían comentado la voz tan personal de Dean Martin. A la mujer le gustaba más Sinatra, aunque reconocía que no fue bueno para el cantante coincidir en el tiempo con “la voz”. Lo que no recordaba fue la cara de aquella mujer, ni su nombre. Cómo era posible? ¿Tanto tiempo había pasado? O más bien, lo que había pasado eran muchas mujeres, quizás demasiadas. Pero ahora, pensaba, con ésta sería distinto. Se habían conocido en unas charlas que organizaba una asociación seudo esotérica que trataban sobre la convergencia de las almas en el plano astral y su influencia en el mundo real. Habían estado un par de veces en una tetería y tenido interminables diálogos, donde ella intentaba hacerle ver la gran importancia que tenía la cuadratura de la Luna con el planeta Marte en los años bisiestos, sobre todo, para los nacidos bajo el signo de Piscis, y más aún en la Era de Acuario, que según ella, acababa de empezar. Iba a ser su cumpleaños y con no poco trabajo la convenció para que cenara en su casa.
A través de los cristales podía contemplarse una solitaria calle apenas iluminada. Unos letreros de neón parpadeaban haciendo que la habitación se llenase, a intervalos regulares, de una claridad extraña, casi metálica. Echó un vistazo a su reloj de pulsera. “Ya no tardará”,
pensó. Tenía una botella de cava enfriándose en la champanera y se había esmerado en preparar una buena cena. Cuidando el ambiente, y casi para matar el tiempo, encendió las velas olorosas que había dispuesto adornando la mesa. Pero el tiempo pasaba. Sin querer empezó a ponerse un poco nervioso. “Parece que está tardando”. Se empezó a inquietar. Modugno hacía tiempo que había dejado de cantar y en la radio lo que se oía ahora era la Orquesta Filarmónica de Viena dirigida por Leonard Bernstein que interpretaba la Sinfonía nº 1 “Titán” de Gustav Mahler. Se escuchaba el solo de contrabajo con el que empieza el tercer movimiento. Se daba cuenta, de que, casi sin querer, le iba invadiendo una melancolía extraña, casi depresiva.
“¿Qué me pasa? “ Pensó que sería la marcha fúnebre de la Sinfonía lo que lo ponía triste, o quizás el asomarse a su ventana y ver la calle solitaria; parecía que todo el mundo dormía. O más bien, y no quería pensarlo, es que acababa de cumplir cincuenta años y estaba solo. Completamente solo. Se fue al baño, humedeciédose la cara se despejaría, pero, mirándose al espejo no le gustó lo que vió. De pronto, inesperadamente le invadieron unos violentos estertores acompañados de fuertes sollozos; no se podía controlar.
—¡No me encuentro bien! –Exclamo con angustia. Comprendió que tenía que parar. Respiró hondo contrayendo el diafragma y llenando plenamente sus pulmones; lo repitió varias veces, y poco a poco se fue relajando. Y entonces miró la mesa con detalle preparada; se pasó por la cocina impregnada del estimulante olor de la comida. Volvió al salón y se asomó de nuevo por la ventana. Y entonces, pausadamente, se quitó la ropa cómoda de estar en casa y se vistió para salir. Dando un portazo a su puerta bajó los escalones con rapidez y pronto se encontró en la calle. Respirando el aire fresco de la noche, savia nueva inundaba sus venas. Corriendo por las aceras vacías sentía que renacía.
—No me puede vencer la nostalgia. No tengo opción. Mañana el sol saldrá de nuevo. —Gritaba y reía, con los brazos en alto, como un poseso.

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3 comentarios

  1. 1. Denise dice:

    Hola! Yo fui una de tus comentaristas, ya te hablé de los gerundios, la puntuación y que no entendía por qué estaba vestido de entrecasa si esperaba a alguien. Pero como dije, me gustó el relato, sobre todo el mensaje de optimismo del final.

    Saludos!!

    Escrito el 28 marzo 2015 a las 21:17
  2. 2. Fabián dice:

    Muy buenas J.R.

    Escoges muy bien las palabras y sabes expresarte muy bien.

    Como todos los que he comentado ya, te comentaré primero la forma y luego el contenido.

    •Forma

    Como he dicho antes, tu relato es muy rico en vocabulario y logras evitar las repeticiones de palabras y sonidos similares, eso siempre hay que tenerlo en cuenta. Y ésto ha salvado a tu relato de hacerse algo denso debido a los párrafos extremadamente largos.

    Te aconsejaría reestructurarlo en párrafos mas cortos ya que algunos contienen varios temas diferentes y saltos en el tiempo entre recuerdos y el presente, así conseguirías mayor sensación de orden en el relato y una mejor presentación final. Y ya puestos revisar un poquito la puntuación, no poner comas tan juntas, intercalar entre frases cortas y largas, etc.

    En lo personal yo hubiese utilizado “velas aromáticas” en vez de “olorosas”, para dar mas sensación de un aroma agradable en el ambiente.

    •Contenido

    Al acabar de leerlo por tercera vez siento que hay momentos que se podrían reducir y que al hacerlo no se perderían elementos de la trama. Uno de esos momentos es el primer recuerdo con la que bailó en Manhattan, una mujer irrelevante para la historia (incluso para el protagonista que ni siquiera recuerda su cara), y que se lleva buena parte del relato.

    Otro de esos momentos es la explicación del tema que abordaban las charlas en las que conoció a la mujer de la actualidad, son cinco lineas de información irrelevante para el lector, y que puede llegar a ser confusa para los que no entiendan del tema (como yo).

    Por otro lado no acabo de creerme al protagonista, en un momento se encuentra mal, sollozando, deprimido por su edad y de golpe se va al otro extremo, sale animado a la calle sin haber un elemento que lo impulse o incentive ese cambio brusco de ánimos, esa alegría repentina.

    Y creo que se por qué me da esa sensación, creo que el narrador eclipsa al protagonista no le deja expresarse por si solo. ¿Y si fuese el protagonista el que narra sus recuerdos y sensaciones?, dejando al narrador en un segundo plano y limitándolo a utilizarlo para dar las acotaciones necesarias de información. Me parece que el personaje tiene el asiento en primera fila que le falta al narrador para expresar bien las sensaciones y sentimientos que siente tanto de nostalgia, como de pena y su alegría final.

    Escrito el 30 marzo 2015 a las 15:01
  3. 3. KMarce dice:

    Saludos JR. Primera vez que te leo, dejame decirte que tienes buen uso de las descripciones, las palabras adecuadas y la repetición innecesaría.
    Pero aunque yo amo enormemente los párrafos largos, me sentí abrumada con esa lectura tan corrida. Yo suelo escribir en párrafos largos, pero haré siempre un corte cuando el ritmo debe cambiar, hay una introducción o variante, darle un respiro al lector es necesario.
    Cuando escribas, alejate de la pantalla y mira como se ve “tu bloque”, para un relato de setecientas cincuenta palabras no debería de haber menos de cuatro bloques. El primero es demasiado grande y habla de muchas cosas que pese a ser recuerdos, no tienen relación uno con otros.
    Concuerdo con Fabián en lo que te ha mencionado, sobre todo en la forma. Y el cambio de ánimo se vio apresurado, decir una “mantra” no debería ser el impulsador, ahondar más en las psiquis interna que hace al protagonista ver que la vida sigue siendo bella.
    Creo que puedes lograr dar pasos agigantados con un poco de más fijación en los detalles, tomate el tiempo de analizar cada escenario, descartar lo que es irrelevante y darle impulso a lo que puede amarrar la atención del lector.
    Una escena deberá contener “conflictos” y “secuelas”, cada una con pautas necesarias para su buen desarrollo. Creo que aquí en Literautas podrás encontrar sus definiciones, lee el apéndice de “Técnicas de Escritura”. Todos aprendemos, hay que desarrollar esa creatividad, la constancia y la perseverancia hacen a un escritor, porque nadie lo es innato.
    Se te saludo, nos leemos.

    Escrito el 3 abril 2015 a las 22:10

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