LA RADIO - por mareny blau

Lucia dejó las bolsas de la compra en el suelo, sacó las llaves e introdujo una en la cerradura, se quedó quieta escuchando.
Dentro de la casa se oía el dial de una radio que alguien movía buscando una emisora, pegó la oreja en la madera, escuchó claramente la canción que quien fuese que estuviera en el interior había dejado puesta.
¿Pero quién? Ella vivía sola y no le había dado su llave a nadie, y ¿cómo había entrado? la puerta la había cerrado con dos vueltas y las ventanas todavía se encontraban con las persianas bajadas.
Miraba su mano en la llave sin saber qué hacer, si abrir y averiguar qué estaba pasando o llamar a la policía y que entrasen ellos.
Decidió entrar, al fin y al cabo era su casa y sentía curiosidad por el intruso y por otro lado si se sentía amenazada podría gritar pidiendo ayuda.
Giró la llave dos veces, abrió la puerta lentamente, la canción, una de sus preferidas sonaba a todo volumen, miró hacia el descansillo, no notó que ninguno de sus vecinos observaran por la mirilla.
Entró en el vestíbulo dejando la puerta abierta por si tuviera que salir corriendo.
La persona cantaba a gritos la canción y parecía que bailaba por el salón.
Lucia asomó la cabeza, vio a una mujer en pijama corto contorsionándose al ritmo de la música, esa forma de bailar le era familiar ¿Qué estaba pasando? ¿Acaso se encontraba en medio de un sueño?
Retiró la cabeza, se apoyó en la pared y respiró hondo, la intrusa volvió a cambiar la emisora sin bajarle el sonido a la radio, no podía creer que ninguno de sus vecinos apareciera protestando por el jaleo.
¡Eh, tú!, le gritó a la mujer. Había decidido hacerle frente.
La mujer se giró al oírla, Lucia la miró con los ojos como platos, la otra reaccionó de la misma manera.
¿Quién eres?, preguntaron las dos a la vez, Soy Lucia y esta es mi casa, contestaron al unisonó.
¡Yo soy la dueña!, gritaron las dos.
Las dos se dirigieron hacia la radio, sus manos se tocaron al intentar quitarle el sonido, una descarga eléctrica las lanzó contra el sofá cayendo una sobre la otra.
Lucia sintió el ahogo que le produjo el peso de la mujer sobre ella.
¡Fuera de aquí!, gritaron con todas sus fuerzas las dos, pero ninguna podía moverse sin arrastrar consigo a la otra.
La música seguía sonando en la radio con el volumen a tope mientras las mujeres luchaban por desprenderse la una de la otra, consiguiendo solo estar más unidas.
Lucia se dejó caer exhausta en el sofá, volvió la cabeza hacia el otro lado para no ver como su cuerpo se encontraba partido en dos y a la vez formando uno; mitad Lucia vestida de calle y mitad Lucia vestida en pijama.
Las dos se giraron, Oye mira no sé quién eres pero esta es mi casa, dijeron las dos, el grito que dieron cuando sus cabezas se entrelazaron superó al ruido de la música a toda pastilla.
La radio se paró de pronto, Lucia con los ojos fuera de las órbitas miró al hombre.
¿Te encuentras bien? al bajar del ascensor he visto que tenias la puerta abierta y las bolsas de la compra en el suelo y el sonido de la radio muy alto.
Estoy bien gracias, dijo Lucia levantándose del sofá, se dio cuenta que llevaba el pijama debajo de la ropa que se había puesto para salir de casa.
Lucia acompañó al vecino hasta la entrada, recogió las bolsas, muchas gracias Manuel, dijo mientras comenzaba a cerrar la puerta.
Por cierto, dijo el hombre, la mujer con la que te peleabas está escondida, ten cuidado.