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El Rezo - por Aldo Brov

Web: http://daydreams2014.blogspot.com/

Roberto entró al comedor tambaleándose y tomó asiento en la mesa, como si las ocho horas que había dormido no hubiesen alcanzado para limpiar el exceso de alcohol de su organismo. Por un momento se quedó en silencio tomándose la cabeza, la sentía a punto de estallar. En la cocina podía escucharse la voz de un pastor religioso hablando en la radio: “Dios te escucha, y está dispuesto a ayudarte…”.

-Julia… -dijo con su voz ronca- ¡Julia, podés apagar esa radio de mierda!

Al no recibir ninguna respuesta se puso de pie molesto y se dirigió hacia la cocina. Su esposa no estaba. Vio la radio sobre la heladera y de un golpe la lanzó al piso. Al ver que esta aún seguía encendida comenzó a darle una serie de pistones torpes hasta que finalmente dejó de funcionar. Luego tomó una botella de vino, un vaso y regresó a la mesa.

Llenó el vaso hasta el tope y sacó un cigarrillo del paquete que tenía en el bolsillo de su camisa y luego de encenderlo dio una pitada manteniendo la mirada perdida en la puerta que conducía a la calle. Sus párpados apenas podían mantenerse abiertos. Antes, sus ojos brillaban azules y llenos de vida, ahora se veían amarillentos y marchitos.

Julia entró radiante por la puerta principal con las bolsas del supermercado, pero se detuvo bruscamente al ver a su marido sentado en la mesa desayunando con vino. Juntó fuerzas, y continúo caminado. Ella aún lograba ver en él a ese muchacho atractivo que alguna vez tanto amó, pero esa imagen solo venía a su mente cuando inmersa en la melancolía recordaba su propia juventud perdida y esa libertad que un día decidió entregarle.

-Te levantaste… ¿Querés que te cebe unos mates? -preguntó su esposa al dejar las bolsas sobre la mesa, intentando olvidar lo ocurrido la noche anterior.

Roberto levantó su mirada, su cabeza todavía le daba vueltas. Pudo ver el moretón que su esposa tenía en el ojo derecho. Sus recuerdos sobre lo sucedido se perdían en un mar de imágenes difusas que apenas podía organizar. En ese momento sintió una pequeña sensación parecida a la culpa.

-No -respondió desviando su mirada hacia la ventana.

A medida que la resaca se le iba pasando su cuerpo comenzaba a arder por dentro, el solo recurría a una medicina para aliviar esa sensación, la misma medicina que lo condenaba.

-Si seguís tomando así te vas a morir -dijo preocupada.

Roberto la miró con desprecio.

-¡Eso es lo que vos querés! ¿No? -respondió molesto. Los efectos del alcohol en su cabeza le hacían variar rápidamente el temperamento-. Dejame de romper las pelotas de una vez.

La mujer bajó su cabeza y se dirigió hacia la cocina en silencio. Juntó las piezas de la radio del suelo sin preguntar lo que había sucedido. En ese momento Roberto comenzó a toser con fuerza, como si sus pulmones fueran a salírsele del pecho. Julia lo escuchó desde la otra habitación y se quedó atenta hasta que la tos se detuvo. Al ver que la vela que tenía al lado de la estampita de Jesús estaba apagada, tomo un fósforo y la encendió, cerró sus ojos y comenzó a rezar en voz baja. Segundos después se persignó y abrió sus ojos. Se asustó al ver a su marido parado en la puerta, mirándola.

-Hija de puta, vos le estas pidiendo a Dios que me mate. ¿No?

—Ay Roberto por favor, como vas a pensar eso.

Roberto se le tiró encima y de un golpe la lanzó al piso, con su brazo barrió la vela y la estampita del estante.

-¿Que mierda le pedís?

-Basta Roberto, solo rezaba.

Roberto arremetió contra su esposa y comenzó a golpearla con furia mientras que ella solo intentaba cubrirse con los brazos.

-Hija de Puta, ¡Te voy a matar!

Repentinamente Roberto se detuvo y comenzó a toser y respirar con dificultad, su rostro se puso blanco y luego de intentar murmurar unas palabras se desplomo al piso. Su esposa lo quedó mirando unos segundos pero enseguida se puso de pie para asistirlo.

-¡Por dios!, ¡Qué te pasa! Hablame…

Roberto no pudo hablar y unos segundos después todo su cuerpo se desvaneció.

Julia retrocedió lloriqueando y pensó en buscar ayuda, pero algo se lo impidió. Se acercó a su marido y lo vio tener sus últimos espasmos musculares, entonces tomó la estampita del piso, la apoyó en el estante y luego de encender la vela se puso a rezar.

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20 comentarios

  1. 1. Margarita Graña dice:

    Felicidades Aldo. Logras ese clima terrible en pocas pinceladas. ¿dónde consigues los guiones largos? a mi me los robaron del teclado. Igual noto que a veces se te mezclan con los cortos también, cosa que cuidar. Tal vez no repetiría el “hija de puta”, por eso del texto corto, pero estoy convencida de que tiene la fuerza que requiere el texto.
    Bien lograda la personalidad de Julia, aunque no creo que nadie entre radiante del mercado con un moretón en la cara y sabiendo que la tormenta sigue en la casa. Debería entrar triste, apagada o miedosa.
    Cuando dice ´él solo recurría a esa medicina… ese sólo me parece que lleva tilde.
    Por lo demás el cuento está impecable.
    Felicitaciones

    Escrito el 28 marzo 2015 a las 19:01
  2. 2. Wolfdux dice:

    ¡HOLA!

    Como ya te comenté en el blog me gustó mucho. Siempre es un placer leer tus relatos. Un abrazo amigo.

    Escrito el 28 marzo 2015 a las 22:23
  3. 3. David Rubio dice:

    Excelente Aldo. Ya tuve la suerte de leerlo en tu blog. Los personajes son verosímiles y con carga de profundidad, la acción justa, medida. Las decisiones lógicas. Me encantó el final, con ella rezando mientras espera la muerte de él. Pero es todavía mejor él. Él que es el maltratador, la figura más difícil consigues que cause cierta pena. Él es consciente de lo que hace pero no puede evitarlo. La culpa lo mata. Cuando le dice a ella si está pidiéndole a Dios que lo mate.
    Un gusto leerte, Aldo

    Escrito el 28 marzo 2015 a las 22:48
  4. 4. lunaclara dice:

    Guau! Bestial tu relato. Muy bien reflejada la violencia de género y la obsesión del tipo por lo religioso.
    Felicidades!!

    Escrito el 28 marzo 2015 a las 22:49
  5. 5. Denise dice:

    Estoy de acuerdo con lunaclara, la construcción de Roberto como alcohólico y golpeador está increíble.

    Escrito el 28 marzo 2015 a las 23:10
  6. 6. Paola dice:

    Hola, Aldo
    Un relato muy duro y contado de forma real.
    La tormenta se desencadena por una tontería. Cualquier pequeño detalle basta para llevar al hombre a perder del todo la razón.
    El papel de ella está bien logrado, no entiende, no sabe como reaccionar para mejorar las cosas y al final por fin se da cuenta de que es inútil hacer algo, si lo hubiese entendido antes a lo mejor seguiría viva.
    Lo que llevó al hombre a perder los estribos fue justo la actitud de ella intentando hacer algo por él, no lo soportó, no podía creerlo.
    El estilo concuerda con el tipo de relato.
    Me gustaría saber que estaba pidiéndole a Dios.

    Escrito el 29 marzo 2015 a las 09:50
  7. 7. Osvaldo Mario Vela Sáenz dice:

    Aldo, primero quisiera agradecerte tu paso por mi relato para luego felicitarte por el tuyo: Posee una fuerza brutal y contundente. La escena inicial la construyes de tal forma que al no encontrar a Julia, yo como lector ya me esperaba todo lo que sobrevino, Genial. Lo que no cuadraba con lo esperado era la entrada de una Julia radiante. Por lo demas el texto es único: exelso.

    Escrito el 29 marzo 2015 a las 15:04
  8. 8. beba dice:

    Te felicito por la fuerza de tu relato; y por la habilidad en el diseño de los personajes. Me gustó mucho, a pesar de lo doloroso del tema. Saludos.

    Escrito el 29 marzo 2015 a las 21:00
  9. 9. José Torma dice:

    Que tal Aldo, tu relato es una suma de sopresas, nunca ves venir lo que sigue. Creaste a un par de personajes totalmente solidos. Alguien comento de como llegaba radiante Julia, creo que se puede entender en el hecho de que su FE es tan grande que su situacion no le hace mella. El final es casi perfecto, una estampa que se queda grabada en la mente.

    Felicidades

    Escrito el 30 marzo 2015 a las 01:44
  10. 10. Aldo Brov dice:

    Hola, gracias a todos por los comentarios. Lo unico que quiero decir, y sin intencion de justificarme, es respecto a la palabra “Radiante”.
    Es verdad que por el tono usado y el espiritu del relato puede parecer desubicada, pero solo quise reflejar esa esperanza que todo humano lleva dentro y jamas pierde cuando confia ciegamente en algo, una mujer que cuando sale de ese mundo oscuro y gris que vive (su hogar, su esposo maltratador) es una persona diferente que aun tiene brillo en su interior.
    Este relato no se trata solo del maltrato, sino tambien de la esperanza.

    Escrito el 30 marzo 2015 a las 14:58
  11. 11. Cesar A. Martin dice:

    Buen relato, el momento en que la descubre rezando es magnífico. Los personajes presentan comportamientos y reacciones que le dan gran profundidad. Una historia dura contada con crudeza lo que hace que sea más impactante si cabe.
    Enhorabuena y un saludo.

    Escrito el 30 marzo 2015 a las 15:16
  12. 12. Luis Ponce dice:

    Hay imágenes que se quedan grabadas en la retina como la de Roberto parado en el vano de la puerta, pero apoyado en uno de los costados, lo que deja ver solamente una mitad vertical de su cuerpo y la de Julia inclinada para rezar, que debe levantar la cabeza para poder ver a su maltratador. La estampita como arma letal es un cierre fantástico.
    Te felicito.

    Escrito el 30 marzo 2015 a las 23:06
  13. 13. Jose M Quintero dice:

    Hola Aldo.
    Me gustó mucho tu relato, personajes profundos y una gran final.
    Excelente, felicitaciones! 🙂
    Te invito a comentar el 153.

    Escrito el 31 marzo 2015 a las 00:38
  14. 14. Marcelo Kisi dice:

    Aldo, Aldo!! Qué buena historia, construida bien, por capas, con sigilo. Es como el vinito que va subiendo de a poquito, brillante! Te marco nada más una cosa ajustable. La reiteración de la partícula “su esposa”. Fijate por ejemplo que en “-Te levantaste… ¿Querés que te cebe unos mates? -preguntó su esposa…” sobra del todo, porque en todo el párrafo anterior el sujeto es ella. Y en el siguiente párrafo otra vez: “Pudo ver el moretón que su esposa…”

    Fuera de eso, un semi-asesinato de antología, del tipo que vemos -recuerdo- en Breaking Bad o en House of Cards. Me saco el sombrero!!

    Escrito el 31 marzo 2015 a las 21:43
  15. 15. Eunice Espejo dice:

    Buenas Aldo!

    Muy bien escrito tu relato. Estoy totalmente de acuerdo con los comentarios anteriores en que sabes plasmar perfectamente los dos personajes con su profundidad y sus cualidades buenas y malas.

    También aprovecho para agradecerte tu comentario en mi texto.

    Saludos! Nos leemos!

    Escrito el 1 abril 2015 a las 10:26
  16. 16. A.Losa dice:

    Has escogido una temática muy dura, pero creo que refleja muy bien una triste realidad. Ese cruce de sentimientos de sumisión y rebeldía en las víctimas queda perfectamente retratado en tu relato. Además creo que el final no podría ser más adecuado, con la imagen de Julia rezando, y dejando en suspenso el contenido de sus oraciones anteriores.
    Buen trabajo.

    Escrito el 3 abril 2015 a las 11:31
  17. 17. Iracunda Smith dice:

    Estoy de acuerdo con Aurora, el que no sepamos si Julia reza por su marido o por que muera le da el punto al relato.
    ¡Felicidades!

    Escrito el 3 abril 2015 a las 17:39
  18. 18. Peter Walley dice:

    Qué bien lo has contado y cómo le has dado matices a unos personajes que en otras manos hubiesen quedado arquetípicos. El final me ha encantado, te ha quedado redondo. Enhorabuena.

    Escrito el 3 abril 2015 a las 18:25
  19. 19. Ryan Infield Ralkins dice:

    Muy bien construido el personaje. Es una lastima que esta situacion que narras sea una muy comun hoy dia. Me gusto mucho que ella no lo matara. Por un momento pense que lo haria.
    Excelente y realista relato.
    Felicitaciones y saludos.

    Escrito el 7 abril 2015 a las 13:44
  20. 20. Piloska dice:

    Un relato magnífico de una situación tristísima.Los dos personajes muy bien definidos y el final¿la liberación de Julia o su sentimiento de culpabilidad?
    ¡Enhorabuena!

    Escrito el 8 abril 2015 a las 22:49

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