Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

ding-dong - por guille

La Noche Buena llegó y tiene que afrontar, ver a sus vecinos a manos llenas comprar. Ella adquiere una ligera sopa de pollo para cenar, y una pizca de chocolate instantáneo para la velada endulzar.

Le quedan cinco monedas y Alfredo (Su marido) de profesión ludópata… Y así, Aurora en días de alta estima (Continua por dignidad) y en sus bajones, ganas le quedan de irse a mendigar y no lo hace “por temor al qué dirán”. Mañana es navidad y sus tres bonitas niñas no hallan bocado que tomar.

Ding-Dong, (suena el timbre) una parejita con tiernos acentos le viene a predicar: ¡Feliz Navidad! ¡¿Conoce usted a Dios?! Aurora no tiene fuerzas para hablar, y los jóvenes visitantes perciben mucha tristeza en el hogar. Pero ella piensa:… ¿¡Por escuchar, qué más me puede pasar!? Invitándolos así a pasar.

Ding-Dong, (el timbre vuelve a sonar); Ginés su vecino es un solitario abuelo octogenario que también pide paso, buscando de su vecina el cuidado que su familia no le da.

No tengo nada que ofreceros, exclama la anfitriona solo penas y dolor, ¡os dormiréis de aburrimiento! ¡Pues aquí no hay entretenimiento! A lo que todos exclaman, no se preocupe lo entendemos… Los imprudentes invitados no parar de preguntar.

Ding-Dong, el timbre toca otra vez y Aurora atiende la puerta con ánimo y simpatía es lo único que no le falta, si supera la prueba es posible que Jesucristo le llame a la puerta.

Una serenata de niños deseosos de recibir su recompensa, golpean repetidas veces la entrada, pidiendo el aguinaldo. Si ella no abre, como escarnio tracas lanzaran; Pero muy sabia ella no consiguen irritarla, eso si la comparsa espera y Aurora sin saber que ofrecer su alma desespera.

En menudos apuros queda expuesta por la sociedad: Alfredo esta empeñando lo que no tiene, el estomago de las niñas ruje, la parejita predica al abuelo y el abuelo con desaliento no encuentra su contento.

Aurora mitiga su dolor interior y lo transforma en una dulce sonrisa exterior. Coge las únicas moneditas de su bolsillo y las entrega con gran dolor y estos muy agradecidos comienzan desde el principio la retahíla de villancicos.

A toda esta algarabía irrumpe la vieja radio, imprudente y alocada torpedea las paredes, dándole por sonar y en esta ocasión las inoportunas ondas cuelan sin avisar a los ganadores de la lotería Nacional; cantando y riendo el jolgorio es irrefrenable e inconscientes de la tragedia acentúan más aun el infierno que Aurora vive en su hogar.
El abuelo apresuradamente apaga el transistor, todos por fin se dan cuenta que se devén de marchar. A la morada vuelve la intimidad y todos albergan algo de esperanza por Aurora. Solo Dios sabe, la pieza que en el hogar hay que “Apretar”.

Ding-Dong, con desesperación, está por no abrir pero algo le empuja a no desistir, poco ha faltado para desmallar pues no esperaba ver a ese animal.

¡¿Puedo pasar?!Pregunta el empresario. Aurora es sorprendida por la desfachatez personificada y tratando de entender, se llena de preguntas. Ahora sí que se ve, de principio confundida y no entiende el por qué. “EL”; tiene que aparecer.

Alfredo sin nada que saber entra con Moisés. Este, con un remordimiento latente solo pide unos instantes. Aurora le permite el paso, pero Moisés le advierte con contrición: No soy digno de entrar a tu hogar, y hoy será el ultimo día que Alfredo pisara mi negocio, pues nunca más abriré mi local, desde que me dijiste que el moneditas era el…Y que se dejaba todo vuestro sueldo en mis juegos de azar…y he decidido así ayudaos, aquí tienes una gran bolsa con dinero, mucho más de lo que él se ha gastado. A ella le sobreviene una mezcla de alegría y gran conmoción, Pero el llanto la domina y no sabe qué decir, las lágrimas se vuelven contagiosas. No digas nada, la culpa es mía, lo siento te imploro perdón. No soporto dormir sabiendo el dolor que produce mi deshonor. Rehaced vuestra vida… Dinero para muchos meses os doy, ruego pues no pases más necesidad y el tratamiento de tu esposo también deseo pagar. En ese instante, “él aludido” cae de rodillas, rompiendo a llorar y dando puñetazos al suelo, no se para de lamentar: “maldita sea mí desgracia” Pero… en un arrebato de vergüenza va dando signos templanza. Se levanta y prepara la cena… Sin más medicina que su afrenta, Alfredo se curó; y a su esposa e hijas por toda su vida cuido.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

4 comentarios

  1. 1. Leonardo Ossa dice:

    Guille después de venir leyendo varios textos en prosa, encuentro un descanso en la lectura al escuchar la sonoridad de tu relato. Es una propuesta interesante con una historia que envuelve la tragedia de un ludópata y la culminación de un final feliz.
    Saludos.

    Escrito el 30 marzo 2015 a las 02:40
  2. 2. Fabián dice:

    Muy buenas Guille.

    El tinte amargo del relato me estaba gustando pero al final me dejó con una sensación rara. Te explicaré mas abajo el por qué.

    •Forma

    Personalmente no me gusta encontrar aclaraciones entre paréntesis dentro de un escrito con nivel literario, considero que si hay que hacer aclaraciones se deben hacer con el narrador, con los personajes, etc.

    El relato tiene mucha sonoridad con los juegos de palabras que has hecho para conseguir esas rimas, algunas de ellas son un poco rebuscadas y pilladas por los pelos. Intenta no rimar con la misma palabra: “¿¡Por escuchar, qué más me puede pasar!? Invitándolos así a pasar. “, que sí que son dos palabras diferentes, el “pasar” a un sitio y el “pasar” de suceder, pero se escriben y pronuncian igual.

    •Contenido

    Como te decía, me estaba gustando esa ambientación de época dura, escasez, drama familiar con el marido ludopata que se lo gasta todo,etc. Lo estabas construyendo muy bien dando una imagen de una familia que podría existir, y mas en los tiempos que corren.

    Cuando se anuncian los ganadores de la lotería por la radio mal pensé lo peor:”Vale, ahora ganan la lotería y se acaban los problemas de golpe”, pero no, no has tirado de ese cliché y me alegré.
    Pero al llegar al final el cliché se cumplió de todas formas. Un hombre rico llama a la puerta para darles una bolsa de dinero, para que puedan salir de esa situación; toda la ambientación seria y dura que fuiste construyendo se desmorona en ese momento. Me dejó sensación de final facilón.

    También he de decir que no soy muy fan de los finales felices donde acaba saliendo todo perfectamente bien.

    Escrito el 31 marzo 2015 a las 11:31
  3. 3. guille dice:

    bueno,bueno muchas gracias por la critica , la historia esta basada en hechos consta tables ,al igualque hay personas que devuelven las villeteras perdidas,tambien los hay que cierran casinos en beneficio de otros , el ricachon es el propietario del lugar ,al que se le estremece el alma al constatar que todos sus clientes dejan sus hogares vacíos económicamente hablando, y eso le supone un giro,. evidentemente es un empresario del juego que no vale para su negocio, pues en la realidad los que tienen este tipo de “negocios” si que valen, pero acepto con gratitud la critica aunque puntualizo que si es posible un cambio de actitud en las personas.

    Escrito el 8 abril 2015 a las 23:59
  4. 4. KMarce dice:

    Saludos Guille, primera vez que te leo. He encontrado divertido las rimas a lo largo de tu relato, me sucede a veces sin pretenderlo, pero luego pienso que si me escribo más de quinientas páginas de lo mismo, cansaría al lector, pero lo veo acertado para un relato de este espacio.
    Concuerdo con Fabián al hacer uso de las palabras, si bien la rima se le atribuye la sonoridad se puede lograr lo mismo con diferentes palabras, creo que en su mayoría el cometido fue cumplido.
    Lo que si discrepo con Fabián es el final, a mi si me gustan los finales felices, suficiente tristeza vemos en las noticias todos los días en donde los problemas del mundo siguen sin resolverse; pienso que tu relato es entre relato-cuento, yo te aconsejaría que lo buscaras más como el segundo, cambiando algunas cosillas si deseas hacerlo, porque al final es tu historia.
    Para decirte lo que he visto a mejorar, la narrativa siempre debe ser ser usada, evita esas aclaratorias entre parentesis, lo cual se utiliza más en los guiones, como aclaratorias al “actor”; pero en literatura es el narrador onmisciente quien nos dice todas las cosas que merecen ser aclaradas en su momento dado.
    También hay palabras que están mal escritas, “devén” creo que es “deben”, así como “desmallar”, que asumo es de desmayo o desvanecimiento en este caso sería “desmayar”; no olvides revisarlo con la revisión gramática.
    Sobre el final, como dije si me gustan los finales felices, las tristezas hay que dejarlas como parte de los sucesos, pero también soy de las que piensan que se valora más lo que cuesta ganarlo. Pero, tienes razón en tu comentario, al decir que esas cosas pasan en la vida real. El padrastro de mi prima se ganó la Loto con varios millones. Creéme quien diría que tanto dinero ajustaría tan poco, porque él quiso ayudar a muchos que acabó casi con nada, solo una mejora en su casa. La vida real puede ser más inverosímil que la fantasía.
    Me ha gustado la idea, quizá se sintió un poco apresurado ese final milagroso, pero comprendo que cosas hermosas pueden pasar en la Noche de Navidad, y los cambios se pueden ofrecer de repente como en el maravilloso “A Christmas Carol” de C. Dickens.
    Nos leemos.
    Nos leemos.

    Escrito el 13 abril 2015 a las 21:54

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.