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Llamada de auxilio - por Dario Lana

Me acomodé en la cama, encendí la radio y pulsé el interruptor para apagar la lamparita. Durante la madrugada el insomnio era mi compañero de lecho y me había aficionado a dormir escuchando la radio. Había encontrado un programa en el que la gente contaba sus problemas y recibía consejo. Como yo, el mundo estaba lleno de gente solitaria que necesitaba compañía y algo de comprensión. Escuchar los problemas de otros me hacía sentir un poco menos miserable y aunque más de una vez lo había pensado, nunca me había atrevido a llamar. Le veía un punto patético que me hacía resistirme.

Estuve un rato despierto y cuando por fin noté sueño, dejé que los parpados cayesen pesados. De pronto, las ondas emitieron una voz que me sacó de mi ensueño.
Era una voz de mujer, cálida y tranquilizadora. Hablaba sin titubear, pero en su tono pude identificar melancolía. Me incorporé y subí el volumen de la radio.
La mujer, que se había identificado como Luna Solitaria narraba su historia despacio pero sin omitir detalles. Contaba que había quedado viuda y al principio no había sabido afrontar sus sentimientos. Habló de cómo se había enfrentado a la soledad y a la falta de interés por la vida. Sólo al final, antes de dar las gracias al programa, su voz se quebró y tuvo que hacer una pequeña pausa para coger aire.
Desde el estudio de radio un psicólogo dio su punto de vista y varias personas relataron historias similares, aunque a todo esto ya no presté la más mínima atención. Me había quedado paralizado con aquella voz. Parecía que todo el sufrimiento que ella expresaba hubiese salido de mi interior.

Me convertí en un torbellino de sentimientos. Sentía que tenía que hacer algo, hablar con ella, revelarle mis problemas…lo que fuera, porque después de oírla tuve la certeza que por fin había alguien en el mundo capaz de entender mi dolor.
Me levanté y fui a la cocina a por un vaso de agua, debía tranquilizarme.
-Ya está- dije en voz alta. -Llamaré al programa para que me pongan en contacto con ella-.
Marqué el número del programa y un muchacho atendió la llamada.
–Espera- me respondió cuando acabé de explicarle mi situación. Oí el auricular golpear contra la mesa, unos pasos y una conversación lejana. De nuevo pasos y su respiración en el altavoz
-¿Sigues ahí? No puedo darte su teléfono, pero si quieres, te paso en directo y cuentas todo esto. Si ella quiere hablar contigo os podemos pasar en directo o en una línea privada. ¿Qué te parece?-.
Me quedé algo aturdido. Mi repentino ataque de euforia se estaba disipando por momentos.
-¿Oye?- oí al otro lado del teléfono.
-Estoy, estoy… Estaba pensándomelo- respondí con dificultad. Tenía la boca tan seca que las palabras me arañaban al salir.
– Lo que quieres hacer es algo bueno, creo que merece la pena que lo intentes- dijo él intentando animarme.

“Desde lo de Clara todo ha sido un infierno, quizá sea el momento de buscar la puerta de salida” pensé mientras en mis ojos se formaban dos grandes lágrimas.
-De acuerdo- respondí con la voz entrecortada.
Minutos después mi voz temblorosa flotaba ondulante por el cielo nocturno. Bajo el pseudónimo Noche Clara hablé del accidente de mi esposa y de cómo mi mundo se había hundido desde su muerte. La presentadora me ayudaba a avanzar en los momentos más intensos mientras yo poco a poco me iba liberando de un dolor que me estrangulaba desde hacía meses. Luna solitaria entró en antena al final de mi explicación. Al oír de nuevo esa suave voz, me estremecí.
-Lo importante es no encerrarse en uno mismo- me dijo ella a modo de conclusión. Durante un rato hablamos en antena y poco a poco el nudo de mi garganta se fue aflojando

Cuando por fin colgué el teléfono estaba algo mareado. Todo a mí alrededor había desaparecido y yo flotaba, etéreo. Las lágrimas recorrían mis mejillas pero esta vez una sonrisa de alivio se dibujaba en mi cara.
El timbre del teléfono me devolvió a la realidad. Miré a mi alrededor, todo estaba igual, sin embargo me pareció que ahora mi mundo era una poco menos gris. Volvió a sonar el teléfono.
-Hola soy Luna Solitaria, aunque me llamo Lucia. ¿Quieres hablar un rato?-.

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11 comentarios

  1. 1. grace05 dice:

    Qué linda, qué linda historia!!!! Fue mi expresión cuando terminé de leer tu relato. Preciosa, tan sentida, profunda y tierna. Soy fanática oyente de radio y tu primer párrafo, “dormir con la radio” es lo que hago. Por supuesto no tengo una historia triste como la de Noche Clara y Luna Solitaria, pero como buena escuchadora se de esas historias de soledad y tristeza. Me encantó tu historia, Tan bien narrada y tan clara en la expresión de los sentimiento. ¡ Te felicito!!!!

    Escrito el 28 marzo 2015 a las 22:29
  2. 2. Sibila dice:

    Ni una coma que añadir alo comentado por Grace.
    Enternecedor relato, con el brillo que da la esperanza final..
    ¡¡¡ ME GUSTA!!!

    Escrito el 28 marzo 2015 a las 23:22
  3. 3. Sibila dice:

    Ni una coma que añadir alo comentado por Grace.
    Enternecedor relato, con el brillo que da la esperanza final..
    ¡¡¡ ME GUSTA!!!

    Escrito el 28 marzo 2015 a las 23:23
  4. 4. Ángel Gabriel dice:

    Excelente relato, muy humano y tierno, el final lo esperaba de otra forma, en el sentido que la persona que había hablado con el por la radio resultara ser su esposa que le había enviado un mensaje del más allá. ¡¡¡¡EXCELENTE !!!!!!!!!!!

    Escrito el 30 marzo 2015 a las 04:25
  5. 5. Chiripa dice:

    Hola Darío
    Soy uno de tus comentaristas y vuelvo a pasar para reiterar mi felicitación
    ¡Que VIVAN la catarsis, la solidaridad y la comunicación!

    Te invito a pasar por mi relato “Prueba de Admisión” (#6) @
    https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-24/3027

    Escrito el 30 marzo 2015 a las 12:04
  6. Me uno a lo dicho por los compis: una historia tierna, que cautiva desde la primera oración. Es algo intrigante pues uno se entrega leyendo mientras se pregunta que sucederá después.
    Felicitaciones por este excelente relato. Ten por seguro que seguiré leyendo.
    Saludos y gracias por tu comentario en mi relato.

    Escrito el 30 marzo 2015 a las 14:06
  7. 7. Maureen dice:

    Precioso, dejas un sabor de boca estupendo al final (me gustan los finales felices y, aunque este es abierto, yo ya me lo imagino feliz).

    Me he fijado en que los guiones de los diálogos no los tienes claros. Tras el guión inicial no debes dejar espacio. Cuando hagas acotaciones dentro de un diálogo, el guión se pone pegado a la acotación y tras él el signo de puntuación correspondiente, de esta manera:

    -Ya está -dije en voz alta-. Llamaré al programa para que me pongan en contacto con ella.

    Y al final del diálogo no se pone guión. Por cierto, que queda mejor el guión largo (se pone con Alt + 151).

    Espero con esto haberte aclarado algo la estructura. No es nada fácil de explicar.

    Enhorabuena por tu relato.

    Escrito el 30 marzo 2015 a las 15:42
  8. 8. Dario Lana dice:

    Muchas gracias por vuestros comentarios. El camino de la escritura no es fácil y cualquier ayuda es bien recibida
    Un saludo

    Escrito el 30 marzo 2015 a las 21:14
  9. 9. ecarreras dice:

    Me gusta la paz que transmite tu relato y la forma en la que lo has contado.
    Precioso.

    Escrito el 30 marzo 2015 a las 21:17
  10. 10. Helena Sauras dice:

    Expresas muy bien lo sentimientos y el contenido es muy interesando, despertando el interés en el lector. Una bonita historia. ¡Saludos!

    Escrito el 31 marzo 2015 a las 04:06
  11. 11. KMarce dice:

    Primera vez que te leo Darío Lana. ¿O eras una Lucía también? Si eres chico eres poseedor de una vena de sensibilidad muy marcada, lo cual te será de ventaja para escribir en personajes masculinos y femeninos. Tambien coincido que describes bonito.
    De todo lo que leí, solo me quedo con la inconsistencia del “insomnio” y “dormir” con el radio. Utilizaría el término en “vela” escucho la radio. Y lo comentado tan acertadamente por Maureen. Mas concisa que yo cuando explico lo mismo 😛

    Creo firmemente que hay que fijarnos para el próximo taller, porque a mi me pasó igual, uso el guion largo (alt 0151) pero uso un programa para escritores que hace una copia en formato RTF para Word, y solo desde ahí puedo darle copy/paste a los envios, pero creo que el formulario de envío lo cambia, porque ese mismo detalle lo he notado en todos los relatos que he leído hasta ahora, y como mencioné en el mío propio (y mi comentarista privado me lo hizo saber y lo comprobé con mi original y estaba correcto y ahora publicado está en guión corto) 🙁

    Nuevamente Darío, enhorabuena. Nos leemos.

    Escrito el 31 marzo 2015 a las 06:26

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