Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

Hortensia - por Marta

El 4 de octubre de 1984, el huracán Hortensia surcó Galicia. En su visita, revolvió el cielo con la tierra, y estampó la impronta de un recuerdo indeleble en los habitantes de las zonas más dañadas. El fenómeno borrascoso se convirtió, desde entonces, en la vara de medir la potencia de las sucesivas tormentas y ciclones que viviesen.

El miércoles anterior a la llegada del Hortensia, desde la diminuta atalaya de sus 8 años, Andrés, ignoraba lo que era un huracán o un ciclón. En su aldea, durante el invierno eran frecuentes los días de lluvia, viento y tormenta. Durante todo el curso llevaba botas y cazadora a la escuela; porque el invierno no solo era duro, sino que además duraba 9 meses. Por no contradecir a los profesores, aceptaba la existencia de 4 estaciones, aunque, en su idea simplificada del mundo, Andrés solo podía constatar que el verano duraba 3 meses y el resto del año era invierno. Invierno suave a veces, oscuro y gélido otras… lluvioso siempre. Incluso había conocido el granizo. La nieve no llegaba a cuajar al nivel del mar, pero las granizadas podían ser tan intensas que por unos minutos, todo parecía nevado. Hasta entonces ninguno de estos fenómenos le habían impedido acudir a la escuela; pero para el jueves suspendieron las clases. Eso lo inquietó un poco, pero solo un poquito.

Sentado en una silla en la cocina, la tarde que precedió a la noche del Hortensia, Andrés, pintarrajeó un dibujo de la reina Lupa. Le gustaban las leyendas, hacían volar su imaginación, neutralizando la lógica con la que analizaba la vida diaria. Él era muy dado a razonar, deduciendo respuestas que lo convencieran. Su madre estuvo planchando, tenía la radio encendida, escuchaba las noticias, monotemáticas sobre la llegada del ciclón. De reojo, Andrés la observaba, intentando adivinar algún atisbo de preocupación.

Informaron sobre los destrozos que el huracán había ocasionado en su recorrido cercano a las Bermudas. Un lugar demasiado lejano para Andrés, por lo que creyó que los adultos, una vez más, exageraban respecto a los peligros de la vida. ¿De verdad alguien se creía que una tormenta- bueno, supertormenta- pudiese llegar a su remota aldea desde la otra punta del mundo? Él no. Estaba casi seguro de ello. Sus escasos pero sólidos recuerdos le daban la razón. Nunca había sucedido tal cosa, además no era posible que se reprodujesen en el pueblo las imágenes que difundía la radio: palmeras agitándose hasta casi tocar el suelo y casitas de madera volando. Su aldea estaba formada de sólidas casas de ladrillo o piedra, rodeadas de eucaliptos y pinos; sin duda árboles mucho más robustos que las blandengues palmeras.

Poco antes de anochecer, comenzó a llover. Su madre salió al jardín y cubrió con un plástico su planta favorita, una camelia. Todavía era un pequeño arbusto, pero mantenía la esperanza en que ese invierno floreciera por primera vez. Ató el plástico con un cordel a la base de la planta, y entró de nuevo en casa. Andrés, concluyó que con semejante medida de protección, poca intensidad de ciclón esperaba su madre. Le reconfortó deducir que la mamá tampoco se creía mucho las exageraciones de los meteorólogos, profesores y compañeros de recreo.

Después de la cena, se oyó soplar el viento y llover con más intensidad. Al tiempo que se desnudaba para ir a la cama, Andrés, por alguna ilógica explicación se despojó de la serenidad que lo había acompañado durante el día.

Por prudencia, incapaz de reconocer el miedo, pensó que era mejor no dormir solo. En pijama y sin saber por qué temblaba, corrió a la habitación de su madre, al ritmo del último trueno que sacudió la casa. No lo tranquilizó ver dos velas y la caja de cerillas encima de la mesilla de noche de su mamá.

En efecto, en cuanto se acomodó, abrazado a su madre, se fue la luz y vino todo lo demás. Un ruido infernal llenó la oscuridad. Ráfagas estridentes, crujidos estrepitosos. La guerra del cielo en la tierra se produjo aquella noche sobre sus cabezas. El viento y la lluvia aniquilando el mundo. Pánico y desamparo llenaron el corazón de Andrés. Incrédulo, aterrado, intimidado en la tenebrosidad de la habitación sitiada por los elementos. Apretado contra su madre, consiguió mitigar su pavor, cuando esta encendió el pequeño transistor a pilas y una suave vocecita le esperanzó que había alguien más al otro lado.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

8 comentarios

  1. 1. Paola dice:

    Hola soy una de tus comentaristas, la que te dijo que le hubiera gustado saber algo más de su madre.

    Escrito el 28 marzo 2015 a las 17:55
  2. 2. beba dice:

    Bueno: Hortensia y Andrés se roban todo el relato. Es muy bueno.Está bien tramado y es correcto desde lo gramatical. La expectativa y la concreción del huracán están muy bien logradas. Me gustó. Saludos.

    Escrito el 30 marzo 2015 a las 00:32
  3. 3. Chiripa dice:

    ¡Salud, Marta!
    Tu relato me ha encantado. Bien estructurado, y narrado con excelencia haces que podamos entrar en el alma de Andrés y vivir su angustia la noche del Huracán.

    Te felicito sinceramente.

    Escrito el 1 abril 2015 a las 23:46
  4. 4. ILLARGUIA dice:

    Siguiendo la recomendación de beba me estoy pasando por los diez más próximos al mio. No me ha defraudado hasta ahora ninguno. Es una pasada de relato, muy sencillo, en apariencia, pero hay un gran trabajo de fondo.
    Enhorabuena.

    Escrito el 2 abril 2015 a las 13:05
  5. 5. KMarce dice:

    Saludos Marta. Me he enamorado del pequeño Andrés, un poco ególatra porque me recuerda a mi misma de pequeña, que también era analítica desde que tengo memoria.
    Me ha encantado tu relato, has hecho ésta experiencia vista desde los ojos de un niño, se vuelque a tocarte fibras internas. Una madre con un nene, seguro que es madre soltera, mujer trabajadora, madre amorosa. Dos personajes y todo un relato.
    En mi pais hemos vivido tal fenómeno, terrible en toda su magnitud, nosotros al centro del pais alejados de las costas por mas de ciento cuarenta mil kilometros y nos dejó destruídos. Créeme ese ruido infernal es así, poco faltó pensar que mi casa no se la llevaban las aguas, sino los vientos. Todo tus detalles son muy vívidos.
    En cuanto a estructura, me ha gustado como lo has manejado, es de fácil lectura, una madurez propia de la precocidad de Andrés, ortografía muy bien cuidada, pulcritud.
    Solo tengo un ¡Ay! contigo, y es que me hiciste sonreir cuando leí el primer párrafo, al encontrar la fecha…(correctamente usado), pero seguiste usando números en tu relato, algo que siempre hace que se me junten las cejas.
    Los números siempre se escriben en letras, únicamente las fechas, direcciones, números de díficil lectura y aquellos imposibles de sustituir por letras, de lo contrario siempre irán con letras, así que esos 8 años, 9 meses, 4 estaciones, y 3 meses, deben corregirse a ocho años, nueve meses, cuatro estaciones, y tres meses. Y tendrás un cien por cien para mí.
    Gracias por tu comentario en mi relato. He disfrutado el tuyo en sobremanera.
    Nos leemos en abril.

    Escrito el 3 abril 2015 a las 00:18
  6. 6. Marta dice:

    Hola! Que ilusión recibir vuestros comentarios. Gracias, de veras, por ayudarme a mejorar y animarme a continuar.

    Escrito el 5 abril 2015 a las 12:15
  7. 7. Luis Ponce dice:

    Tu relato es de los que más me han gustado. El punto de vista infantil lo hace sencillo y está escrito en idioma sencillo. Los temores y las confianzas de Andrés se pintan infantiles, no tienes desperdicio de términos y aparte del uso de los números que yo tampoco sabía, no le encuentro reparo alguno. Quizás darle más importancia al transistor y a la voz de las noticias.
    Te felicito. Te leeré.

    Escrito el 10 abril 2015 a las 01:31
  8. 8. Dan dice:

    Relato 2 de 10
    ¡Buenas!
    Coincido con los comentarios que se han hecho hasta ahora, especialmente el último de Luis. Te iba a hacer la misma apreciación que KMarce pero como voy tardísimo este mes a comentar los textos, pues se me adelantan xD
    Muy buen texto.
    ¡Un saludo!
    Nos leemos

    Escrito el 16 abril 2015 a las 15:00

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.