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Al ritmo de su corazón - por J.Sfield

Web: http://tecleandoalamanecer.blogspot.com.es/

Pablo, recostado en el asiento, giró la llave hasta la posición de contacto. La tertulia de una emisora local invadió el coche y le martilleaba la cabeza. Acarició, apático, uno de los botones para cambiar de frecuencia, sin mirar, con la cabeza recostada e inclinada ligeramente hacia la izquierda. Fue música lo que dominó el ambiente esta vez, pero en su cabeza sólo rebotaban las palabras del médico y la discusión posterior con la madre de su hijo:

«No creo que aguante más de 24 horas. —Pablo no preguntó ni replicó al médico, tampoco cayó abatido, simplemente se fue de la sala.
Sin perder tiempo, al salir al pasillo, llamó a Luís, su abogado, amigo y hombre de confianza:
—Adelante, hazlo… Sí, ahora… No, no hay tiempo para pensar más, hay que cerrarlo ya. Avísame de inmediato…
—¡No puedo creerlo! —empezó a recriminar Emma, su ex mujer, que lo había seguido–, a tu hijo se le apaga el corazón y tú pensando en tus negocios —La expresión de ella retrocedió en el tiempo, a los reproches de sus últimos meses de matrimonio—. Creía que esto te había cambiado, pero veo que no —concluyó con tono de desprecio.
—Ahora no, por favor —contestó de forma pausada—. Tengo algo importante que hacer…
—¡Eso, vete!
Pablo, después de un eterno silencio, con la cabeza abatida y tras un suspiro, añadió:
—Luego te llamo, estate pendiente del teléfono.
—¡Lo que me faltaba por oir! —Emma no aguantó más, le dió la espalda y corrió junto a su hijo con las lágrimas enturbiando el camino hasta él.»

Apretó el botón del teléfono y se iluminó la pantalla, lo hacía a cada minuto, para comprobar que seguía encendido, impaciente, esperando que una llamada cortara el hilo musical de la cadena de radio. Los minutos se le hacían eternos y el bluetooth del teléfono no interrumpía la melodía.
A través de la ventanilla, el hospital se erguía imponente sobre las rocas, desafiante al borde de un precipicio de más de treinta metros. Las centenarias paredes de roca de aquella antigua fortaleza, capaces de resistir ataques durante siglos, eran fácilmente atravesadas por la mirada de Pablo. Veía a su hijo consumirse postrado en aquella cama, conectado a varios monitores, entubado. Permitió, por fin, que las lágrimas recorrieran sus mejillas, necesitaba llorar.
Adormilado, casi en trance, se encontraba Pablo cuando paró la música y entró una llamada. En la pantalla aparecía “Luís” en letras rojas. Pablo se enderezó en el asiento y pulsó el botón verde.

—Dime, Luís.
—Está hecho. La empresa está vendida… malvendida, y el dinero en el número de cuenta que me diste.
—Bien, ahora necesito un último favor, coge el sobre que hay encima de mi mesa, traelo al hospital y entrégaselo a Emma.
—Pero…¿De qué se trata?
—Es importante, ábrelo con ella delante y ocúpate de todo.
—Pero…
—Luís, lo entenderás en su momento. Muchas gracias por este gran favor, nunca podré recompensarte. Ahora no pierdas tiempo.

La armonía que irrumpió esta vez, tras finalizar la llamada, parecía transmitir más fuerza. Pablo tenía el pulso acelerado por la adrenalina. Miró al infinito y sonrió. «Es el momento», se dijo. Buscó a Emma en la lista de las últimas llamadas. Mantuvo unos instantes un dedo dubitativo sobre ella. No estaba seguro de querer hablar con ella, de escuchar sus reproches, y menos de que ella quisiera hablar con él. La echaba de menos. Añoraba los buenos momentos que había pasado con ella y se maldecía por no haber sabido mantener eso, por echarlo todo a perder, por obsesionarse con el trabajo y alejarse de ella poco a poco. Descartó llamarla. Abrió el whatsapp. De nuevo buscó el nombre de su ex mujer entre las conversaciones abiertas. Con una suave caricia accedió a ella. Miró unos segundos la foto de perfil. Le encantaba esa fotografía, le hipnotizaban esos enormes ojos verdes, los tirabuzones rubios que caían sobre sus hombros. Volvió a la realidad y empezó a teclear. Arrancó el motor, cerró los ojos y dejó que la música apaciguara el ritmo de sus latidos. Abrió los ojos, suspiró y rozó el icono de enviar:

«Emma, te quiero, os quiero, espero que me perdones por haber desperdiciado lo más importante de mi vida.
Luís te dará unos documentos y entenderás mi comportamiento.
Ahora necesito que salves a nuestro hijo, avisa a los médicos, hay un corazón compatible.»
«Check»
«Doble check»
«Doble check azul»

Pablo aceleró a fondo.

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12 comentarios

  1. 1. Macu Joan dice:

    ¡Hola!

    Fui una de tus comentaristas. Me gustó mucho tu texto. ¡Enhorabuena!

    Escrito el 28 marzo 2015 a las 16:00
  2. 2. J.Sfield dice:

    Hola Macu,

    Gracias por tus comentarios, a ti y a los otros dos comentaristas, con tanto alago me hicisteis sonrojar 🙂

    Escrito el 28 marzo 2015 a las 17:19
  3. Yo también fui otra de tus comentaristas, me encantó el texto, lleno de sentimiento. Felicidades!

    Escrito el 28 marzo 2015 a las 19:49
  4. 4. Juana Medina dice:

    EXCELENTE Y TREMENDO!
    Es un conflicto tan humano, tan difícil elegir si uno se pondría en el lugar de Pablo o en el de Ema! Muy bien narrado y desgarrador.
    Felicitaciones

    Escrito el 29 marzo 2015 a las 16:53
  5. 5. José Torma dice:

    J.Sfield, antes que nada gracias por tus palabras a mi texto.

    Tu relato es uno en el cual se ve venir el final, pero no por eso desmerece. Todo el tiempo estuve esperando que no fuera verdad, sin embargo, el maximo sacrificio que puede un padre hacer por su hijo, relatado de manera sobria.

    Felicidades.

    Escrito el 31 marzo 2015 a las 00:12
  6. 6. marazul dice:

    Hola J.Sfield
    Me ha impactado tu relato. Por varios motivos. Primero porque aunque nos parezca tremendo e imposible es muy real. El suicidio es una de las causas por las que muere más gente. Creo, si no me equivoco, que más que en accidente de tráfico. ¿Quién sabe lo que pasa por la mente de un suicida?. Sabemos que cualquier cosa tiene arreglo……pero ellos no ven la salida. Otro motivo es que un conocido, abrumado por las deudas y por el divorcio, terminó como tu protagonista: acelerando ante un acantilado. También me ha impactado la forma en que lo cuentas: tan pausado…..en cámara lenta….perfecto para crear el clima que buscas. Tu añades a la historia el terrible caso del hijo en coma. Uffff….!!! eso ya es más difícil de encajar. Si, tu relato me ha impactado por lo que cuentas….y cómo lo cuentas. Nos leemos. Saludos

    Escrito el 31 marzo 2015 a las 21:34
  7. 7. delaberna dice:

    Por decir algo: en el primer párrafo queda un poco repetitivo lo de “recostarse” en el asiento.

    Por lo demás, está muy bien ambientado, y la tensión aumenta con cada nueva frase. El final, aunque como algunos dicen, podía intuirse (no es difícil imagina que a un padre se le pase esa idea por la cabeza) me parece que está magistralmente resuelto. Enhorabuena!

    Escrito el 1 abril 2015 a las 09:48
  8. 8. Eunice Espejo dice:

    Hola!!

    Muchas gracias por comentar en mi texto.

    El tuyo me ha parecido muy bueno. A pesar de no ser el género que suele gustarme creo que lo has escrito muy bien. Están bien entrelazados recuerdos, pensamientos y conversaciones, que no siempre es fácil.

    Nos leemos!!

    Escrito el 1 abril 2015 a las 10:20
  9. 9. lunaclara dice:

    Hola! Muy bueno tu relato, escrito con mucho dominio y cariño. Es muy triste, y en relatos así yo suelo esperar un último giro final más positivo (aunque en confidencia te diré que yo en mis relatos uso giros finales y no suelen ser muy positivos :|…).
    Bueno, creo que ese padrazo se merecía mejor final, pero también te digo que el giro que has usado es un giro q nos invita a reflexionar aunque te desgarre por dentro.
    Muchas felicidades!!

    Escrito el 1 abril 2015 a las 14:28
  10. 10. Fabián dice:

    Muy buenas J.Sfield

    Una historia bella muy bien contada. Éstas son la historias de amor que a mi me gustan..

    •Forma

    Revisando un poquito la puntuación, quitando alguna coma demás y utilizando sinónimos para evitar la repetición de algunas palabras, quedaría aún mejor. (Si cabe)

    •Contenido

    Es cierto que se ve venir pero también es cierto que eso no le resta nada a la trama, el mensaje sigue siendo el mismo y sigue teniendo fuerza.

    Poniéndome muy “tikismikis”, algo que no puedo evitar ya que soy muy de fijarme en los detalles pequeños. Aunque no queda del todo claro como es que se quita la vida, el padre debería de tener la precaución de quitársela de la manera menos arriesgada para su corazón. Quiero decir que si acelera el coche para estamparse contra un muro/farola/árbol/etc, o cayendo al vacío, el corazón podría sufrir daños haciendo que el sacrificio fuese para nada. Igual una opción menos bruta podría tener mejores resultados, cortarse las venas se me ocurre.

    Dejando esa pequeña observación de lado, tu relato es uno de los que mas me gustó

    Escrito el 1 abril 2015 a las 15:19
  11. 11. grace05 dice:

    Hermoso relato. Fuerte pero tierno a la vez. El sacrificio de un padre por su hijo. Sencillo de fácil lectura y aunque se vea “venir ” el final igual invita saber cual va a ser la resolución. Buen trabajo!!! Felicitaciones!!!
    Te invito a comentar 114

    Escrito el 2 abril 2015 a las 19:27
  12. 12. Adella Brac dice:

    Salvo pequeños detalles (por ejemplo; en el penúltimo párrafo repites demasiado “ella”), me ha parecido un buen relato.
    ¡Un saludo! 😉

    Escrito el 6 abril 2015 a las 13:02

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