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Tears in heaven - por Virginia Figueroa

Web: https://bocetosdemimente.wordpress.com/

No podía ver su rostro bajo el pasamontañas pero sus ojos color miel me recordaban esos desayunos a medias los domingos bien temprano, cuando las calles todavía bostezaban y la mañana empezaba a gatear. Estaba nerviosa, temblorosa y al borde de un ataque de ansiedad, ni siquiera la música procedente de la radio encendida era capaz de relativizar mi estado de ánimo. Sonaba “Hotel California” de los Eagles, una de esas canciones que te transportan a ese pasado de cervezas y risas con amigos en vuelo directo. Estaba demasiado asustada como para tararear una letra que me sabía de memoria. La tensión hacía que mis cervicales aullasen y la rigidez de mi cuello estaba a punto de volverse crónica. No entendía los motivos de esa ira contenida que me apuntaba sin titubear.

Me tenía allí sentada, inmóvil, con las manos atadas al respaldo de la silla. Había usado unas bridas negras que extrajo de una especie de mochila que portaba y cualquier intento por liberarme me hacía daño. No quería oírme, así que también me tenía amordazada con una pañuelo de seda que él mismo cogió de una de las estanterías de mi tienda. Ese negocio familiar que me costó sudor y muchas lágrimas reflotar después de la crisis, estaba siendo ahora testigo de mi punto y a parte en una vida que no había sido muy justa conmigo. Siempre fui una persona a la que lo fácil le daba la espalda y tuve que aprender a sobrevivir en un océano de tiburones con hambre de rubias ingenuas.

Después de una infancia sin padre, un fracaso universitario, dos novios formales y un embarazo no deseado, me casé. Pensaba que con él todo sería distinto, que mi suerte cambiaría pero una vez más me equivoqué. Sus celos enfermizos fueron tejiendo una cárcel a mi alrededor y mi vida social fue marchitándose poco a poco hasta el extremo de desaparecer. Tampoco era buen ejemplo para Noa, que a sus cuatro años sólo necesitaba el cariño y las atenciones de un padre que había huido como un cobarde. Decía que me quería por encima de todo, más que a su propia vida y si, fuimos muy felices durante un tiempo pero a medida que transcurría la vida a su lado, todo se volvía caótico, gris como los barrotes de una cárcel. Yo no entendía el amor de la misma manera y le propuse que nos separásemos. No hubo discusión, ni pelea, sólo una frase: “Si no eres para mí, no serás para nadie” que achaqué a su decepción. Al día siguiente recogió sus cosas y se marchó sin despedirse. Me extrañó su comportamiento tan racional y me dolió que al final, lo encajase de una forma tan cívica, prudente y respetuosa. A partir de ahí, me centré en mi tienda de ropa y en ese pequeño tesoro de tirabuzones dorados que me sonreía por costumbre cada tarde al volver a casa.

Me miraba casi sin parpadear, desafiante y en silencio. Yo suplicaba con los ojos inundados una liberación que veía innegociable e inadmisible. Se había cuidado de poner el cartel de cerrado en la puerta y de cerrarla con llave para que nadie entrase, pero le daba igual que nos viesen en el interior a través del cristal. Tarde o temprano, se asomarían curiosos y podrían ver la escena en primera fila. Joven empresaria acribillada a balazos en su propia tienda, ese sería mi titular en prensa.

La banda sonora de mis últimos momentos tenía sobredosis de añoranza, pero no conseguía ni apaciguar mi desesperación, ni relajar ese odio con que me miraba mi verdugo. Ahora sonaba en la radio “Tears in heaven” de Eric Clapton. No pude contenerme y rompí a llorar. Lloré todo el miedo y la angustia, lloré la impotencia y la rabia contenida y sobre todo, lloré por esos ojitos azules de cuatro años que iba a dejar de ver. Mi dolor húmedo caló en sus huesos y mientras uno de los mejores guitarristas de la historia clamaba al cielo que no hubiese lágrimas tras la muerte de su pequeño Connor, él bajó las armas con las que me encañonaba, le temblaba el pulso y se cayó de rodillas ante mí suplicando perdón. Ninguno de los dos podíamos parar de llorar, yo por el miedo y él por la vergüenza de haber deseado poner fin a la vida de la que había sido su princesa.

Quizá Clapton tenga razón. En el cielo no habrá más lágrimas porque ya se vierten todas en la tierra…

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21 comentarios

  1. 1. Diego Manresa Bilbao dice:

    Que historia Virginia!!!!!
    Aunque mas o menos sabes lo que va a pasar, me parece muy buenas las referencias musicales y como las has introducido en el texto…
    Enhorabuena!!!!

    Escrito el 28 marzo 2015 a las 17:17
  2. 2. Paola dice:

    Me ha encantado, Virginia. Un relato muy bien concebido.
    Saludos

    Escrito el 28 marzo 2015 a las 18:17
  3. 3. beba dice:

    ¡Qué hermosura! ¡Cuánto talento!
    Una imagen para destacar: Tuve que aprender a sobrevivir en un océano de tiburones con hambre de rubias ingenuas.
    Aplausos, Virginia.

    Escrito el 28 marzo 2015 a las 20:06
  4. 4. Denise dice:

    Muy bien narrado, no tengo mucho más que decir. Excelente.

    Escrito el 28 marzo 2015 a las 22:58
  5. 5. marazul dice:

    Escribes tan bien Virginia que se me ha hecho corto. Al incluir la canción que Clapton dedicó a su hijo muerto le das un toque de ternura impresionante. Y el pensamiento que tiene hacia esos ojitos azules y ese pequeño tesoro de tirabuzones es tremendamente triste. Narras una escena con mucho contenido y con la historia de toda una vida. ¡Felicidades!

    Escrito el 28 marzo 2015 a las 23:33
  6. 6. David Rubio dice:

    ¡Qué historia! Y qué manera de narrar, poderosa. El final podría haber sido cualquiera, da lo mismo. La intensidad con la que lo has escrito te deja clavado a la pantalla.
    Aunque es de agradecer que ese niño puede volver a ver a su madre.
    Enhorabuena.
    Un abrazo

    Escrito el 29 marzo 2015 a las 01:29
  7. 7. Roger/NHICAP dice:

    Hola Virginia,
    De lo mejorcito que te he leído. Muestras una capacidad narrativa muy buena, es un texto con fuerza que llega hasta el fondo del lector.
    Muy apropiada la frase de cierre en armonía con el título del relato
    Nunca defraudas Virginia.
    Un abrazo

    Escrito el 29 marzo 2015 a las 21:10
  8. 8. ToneTTi dice:

    Hola Virginia. Muy bueno tu relato; me encanta la historia y el estilo narrativo. ¡FELICIDADES!

    Escrito el 30 marzo 2015 a las 10:39
  9. 9. Ryan Infield Ralkins dice:

    Virginia, fui uno de los comentaristas. Tengo que decir que el tuyo es un relato que mantiene a uno en tension, a punto de infartar. Pero asi mismo es de bueno.
    Felicitaciones y saludos.

    Escrito el 30 marzo 2015 a las 18:31
  10. 10. Wolfdux dice:

    ¡Wow Vir! Muy chulo, si señora, jeje. Es cierto que se intuye el final, pero yo soy de esos que preferimos el viaje, sin importar tanto el destino. Felicidades.

    Escrito el 31 marzo 2015 a las 09:34
  11. 11. José Torma dice:

    Hola Virginia.

    Que buen relato, sobrio y conmovedor. Retratas una escena horrible de una manera genial. Paso a paso nos vas llevando a un desenlace que tememos pero sabemos que viene y al final, el arrepentimiento y la esperanza que como en la vida real, debe ser lo ultimo que muera.

    Felicidades.

    Escrito el 31 marzo 2015 a las 21:56
  12. 12. Leosinprisa dice:

    Hola Virginia, bello relato de las zonas oscuras del corazón humano y muy bien desarrollado. Engancha de principio a fin. Enhorabuena y un saludo.

    Escrito el 1 abril 2015 a las 10:39
  13. 13. Iracunda Smith dice:

    Final inesperado, pensé que se la cargaba, ¡menos mal!
    Ahora te digo: yo soy ella y se lleva una patada en los huevos en cuanto me suelte que no vuelve a mear sin acordarse de mí…. eso si no pillo la pistola.

    Escrito el 1 abril 2015 a las 14:30
  14. 14. Chiripa dice:

    Yo solo puedo aplaudir y gritar: ¡BRAVA! , ¡BRAVA!
    Me pareció excelente como lo concebiste, estructuraste y narraste. Con una intensidad que las muy hermosas metáforas no lograron disminuir.

    Agradezco que no me haya tocado a mi comentarlo en privado, porque no hubiese encontrado ni cinco palabras para llenar “lo que se puede mejorar”

    Impecable, Virginia. Enhorabuena y gracias por tus sugerencias para mejorar mi relato.
    Abrazo.

    Escrito el 1 abril 2015 a las 20:11
  15. 15. A.Losa dice:

    Como siempre, poesía pura. A pesar de lo duro de la escena, resulta enternecedora gracias a ese lenguaje con que adornas todo lo que escribes. Solo te diré una cosita: me han “chirriado” algunas comas, yo le daría un repasillo a eso, y nada más, porque te ha quedado de lujo.
    Un placer leerte, eso ya lo sabes.

    Escrito el 3 abril 2015 a las 11:02
  16. Bonito y triste relato. Felicidades.
    Me ha encantado como describes la escena y haces sentir el miedo de ella. Ese describir de una vida sin estridencias ni quejas ni lamentos. Sobrio y elegante.
    Y el final que cuando esperas que él la mate, ese giro que hace que afortunadamente se de cuenta de lo que ha hecho.
    Me ha gustado.
    Saludos

    Escrito el 6 abril 2015 a las 10:08
  17. 17. Pato Menudencio dice:

    Increíble.
    Primero: citar a Clapton y a “hotel California” hace que uno de inmediato imagine esas canciones para decorar el texto.

    Segundo: Que potencia en los sentimientos plasmados, uno de verdad siente lo que quieres expresar.

    Muchos saludos y espero leer pronto tu propuesta para “la maldición”.

    Escrito el 6 abril 2015 a las 17:42
  18. 18. Adella Brac dice:

    Has creado unas imágenes muy vívidas, tensión contenida, pura emoción.
    ¡Me has puesto los pelos de punta! Buen trabajo 😉

    Escrito el 7 abril 2015 a las 12:47
  19. 19. Piloska dice:

    ¡Felicidades! Está maravillosamente escrito. Me has tenido con el corazón en un puño y luego, ese final sorprendente cuando esperas que todo ha acabado…
    En fin, no me atrevo a sugerirte que pases por el mío, el sesenta y nueve.

    Escrito el 8 abril 2015 a las 22:01
  20. 20. Leonardo Ossa dice:

    Virginia, me ha gustado tu relato. Parece que todos coincidimos en que es un buen texto (Porque lo es). También he tenido la oportunidad de escuchar el programa de “Urbanitas entre versos” y debo decir que oír los poemas de tu libro, en tu propia voz, resulta maravilloso y emotivo.
    ¡Felicitaciones!
    Un saludo.

    Escrito el 23 abril 2015 a las 20:13
  21. 21. Ratopin Johnson dice:

    Que tarde lo he leído… !pero que bueno Virginia!
    Cuántas cosas dichas de la vida de la protagonista en tan poco espacio. Muy bien escrito.

    Escrito el 24 abril 2015 a las 22:25

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