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Imagina - por Dan D'Ors

Viernes, 19 de junio de 2015.

En mi emisora favorita suena una canción. Corrijo, suena LA canción. Todos tenemos una canción especial, que nos ha acompañado durante toda nuestra vida y ha estado presente en los momentos importantes.
Son las dos de la tarde. Bajo del metro en Banco de España mientras escucho los primeros compases. Parece cosa del destino el que empiece justo ahora. Podrían haber elegido cualquier canción. Pero no. Es mi canción, nuestra canción.
Me acerco al restaurante donde fui jefe de sala treinta años. Avisé que vendría, así que me dejan entrar. En la Sala Principal ya han servido los primeros platos. Me acerco a mi sustituto, Juan. Le pido que reúna a todo el equipo de camareros en cocinas. Me mira, extrañado, pero sabe que no debe discutir conmigo.
Se aleja hacia la entrada principal de la Sala. Cuando le pierdo de vista me dirijo a otro de los accesos. Veo como los camareros se retiran. Me pongo mis auriculares de nuevo, cuento mentalmente hasta veinte y entro. Ando hacia el centro. Se acerca el final de la canción mientras me inundan los recuerdos por última vez.

Viernes, 7 de noviembre de 1975.

Tengo veinte años y estoy viviendo en Londres. Tras sobrevivir a “la mili” y al cuerpo de artificieros, decidí venir a aprender inglés. Llevo tres meses trabajando como pinche en un restaurante, en Picadilly. Me permite pagar el alquiler. Siempre escucho la radio en la cocina. Esa noche oigo una canción nueva. Me paso todo el turno tarareándola. Tres días más tarde compro el LP. Es de John Lennon.

Viernes, 12 de diciembre de 1980.

Estoy frente a la Catedral de San Pablo. Alguien ha traído una radio. Portamos pancartas pidiendo el fin de la violencia. Hace cuatro días un loco le disparó por la espalda. No podemos sacudirnos la pena ni la impotencia. Una chica, con lágrimas en los ojos, se acerca a mí.
-Esto es una injusticia, nada de esto debería estar ocurriendo.
No puedo evitar abrazarla mientras intento consolarla. Se llama María y, cuando hunde su cara en mi hombro, me llega el olor a lavanda de su pelo. Se oye la que será nuestra canción.

Viernes, 8 de febrero de 1985.

Es de noche y tenemos entre los brazos a Isaac, nuestro hijo. Tiene los ojos de su madre. En menos de un año desde que volvimos hemos formado una familia. No puedo ser más feliz. La radio está puesta. Oímos algo familiar. Miro a María y, sonriendo, tarareamos al ritmo de la música. Poco después nos quedamos dormidos, abrazados el uno al otro y a nuestro pequeño Isaac.

Viernes, 14 de septiembre de 1990.

María y yo nos sentamos en el coche. Llueve. El médico ha confirmado nuestros temores. Cáncer. Enciendo la radio y escuchamos LA canción. María llora mientras yo la abrazo. Su pelo aún huele a lavanda.

Viernes, 10 de marzo de 1995.

A pesar de haber gastado todos nuestros ahorros y volver a hipotecar la casa para pagar los mejores tratamientos, hoy mi hijo y yo hemos tenido que enterrar a su madre. Antes de irse sólo nos pidió dos cosas: que la recordásemos siempre sonriendo y que la despidiéramos con nuestra canción. Abrazo a mi hijo con fuerza. Cierro los ojos y me dejo llevar por la melodía.

Viernes, 1 de octubre de 2010.

Ningún padre tendría que sufrir esto. Las drogas se han llevado lo único que me quedaba. Nunca superó la pérdida de su madre. Ahora ya es tarde. Entierro a Isaac en soledad. Hace frío. Llevo un MP3 en el bolsillo con una única canción, que se repite en bucle.

Viernes, 19 de junio de 2015.

Han sido puntuales. Me han desahuciado a mediodía. Perdí mi trabajo y lo poco que me quedaba desapareció con “las preferentes”. Ahora el banco tiene mi casa. Hace meses que sabía que este día iba a llegar. Estoy preparado. No puedo luchar con la desesperación y la sensación de injusticia pero sí puedo evitar que otros sufran. Hay culpables y cómplices. Muchos de ellos están hoy reunidos para darse un banquete. Hoy van a pagar por todo lo que han causado. Subo al metro y me pongo los cascos.

Las lágrimas inundan mis ojos cuando los abro. Alguien me señala. Da igual. Es tarde, para ellos y para mí. Suenan las últimas notas. Acciono un interruptor y, un segundo más tarde, se rompe el silencio. Pero yo ya no lo escucho. Paz, al fin.

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6 comentarios

  1. 1. Leonardo Ossa dice:

    Hola Dan. He leído con agrado tu texto, me ha gustado mucho la forma en que presentas la historia a la manera de un diario. Considero que es un relato que debería ser leído por las otras personas participantes del taller. Espero que tenga buena difusión. Seguiré leyéndote.
    Saludos.

    Escrito el 29 marzo 2015 a las 20:47
  2. 2. Luis Ponce dice:

    Dan, creo que es el ideal de casi todos el crear un personaje que te permita vengar las afrentas personales. Es una especie de justicia social de papel. Por ejemplo yo suelo eliminar en mis cuentos a gente de mi pasado y los uso con nombres y apellidos. El tuyo está puntualmente bien escrito, cronológicamente detallado, lo que requiere investigación y tiene un aire de venganza comunal.
    Te felicito.

    Escrito el 30 marzo 2015 a las 23:21
  3. 3. Fabián dice:

    Muy buenas Dan.

    Te felicito por la originalidad, por arriesgar con el formato y por el resultado, me ha gustado mucho.

    •Forma

    Ni me he fijado en la forma para serte sincero, si hay algún error ortográfico o alguna coma mal puesta ni me enteré, toda mi atención estaba en la historia.

    •Contenido

    Lo único que te señalaría en este apartado son los años, que no vayan de cinco en cinco y que varíen un poquito mas para darle el toque final.
    Y esto puede que sea una manía mía eh, es que siempre que veo que en una historia sucede algo e indican el año, suele ser un numero redondo y es algo que siempre me da rabia jajaja.

    Genial tu relato, me pareció de los mas ingeniosos que he leído este mes de momento y de los mejores también, raro es que no tengas mas comentarios.

    Buen trabajo compañero y perdón por no decir nada constructivo

    Escrito el 31 marzo 2015 a las 21:05
  4. 4. ILLARGUIA dice:

    Joder Dan, perdona la expresión, qué dureza, espero no estar en ese sitio el 19 de junio, y si oigo los primeros compases de Imagine, creo que saldré corriendo.
    Un abrazo.

    Escrito el 2 abril 2015 a las 11:37
  5. 5. Silvyt dice:

    ¡¡Dan!!
    Me gusta mucho la estructura y narras con mucho detalle todos estos recuerdos antes de la ansiada venganza.

    Espero que nadie saque ideas raras de aquí… aunque puestos, imagino que el restaurante estará en frente del congreso 😀

    un saludo, nos leemos

    Escrito el 5 abril 2015 a las 19:48
  6. 6. Dan dice:

    Pues ahora me toca agradecer a todos los que han comentado mi relato, incluidos los tres anónimos. Desde que he empezado con el taller cada vez trato de experimentar y hacer algo que no haya hecho hasta ahora y siempre anima mucho cuando alguno de los experimentos sale bien y gusta.
    Un saludo a todos y empezamos con el siguiente tramo en breves.
    ¡Nos leemos!

    Escrito el 15 abril 2015 a las 15:40

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