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Una pesadilla de colores - por Beta Vera

Cruzó la puerta y todo le parecía nuevo en aquel lugar. Jamás vio realidad como aquella, que parecía más fantasía que verdad. Se acercó a observar las deliciosas frutas que tenían un tamaño mucho mayor al normal, y relucían en la mesa, mientras se dejaba guiar por sus encantadores aromas. Rojísimas manzanas junto a uvas tan grandes como cacerolas, y una variedad de jugos con colores que jamás pensó, aguardaban para calmar su apetito y sed.

– No tengas miedo, toda esta comida es para ti, y aún falta el plato principal, que será servido en cuánto mi amo llegue.
– Para mí?, me temo que usted no me ha comprendido señor, yo quiero volver a mi hogar, no puedo quedarme-. Un ligero temblor mecía las enormes copas en la mesa y algunos cubiertos cayeron al piso.
– No, no, no. Debes estar exhausta, come algo antes de regresar, ya habrá tiempo para que mis hombres te lleven de vuelta a casa – expresó una imponente voz que puso fin al movimiento y le dejo claro entonces, que era el efecto que él producía al cruzar el umbral del comedor. El susto se acercó a ella al ver aquella altura y comprender la proporción de los utensilios.

– Anda, acércate y prueba estos néctares – decía mientras la empujaba apenas perceptiblemente en la espalda. Justo cuando acercaba la copa a sus labios para saborear el fragante líquido, el inconfundible roce de la espada saliendo de su funda resonó, y al momento exacto en que se giró para encarar al anfitrión, un certero golpe de tan filosa arma quebró el recipiente del que acababa de beber.

No hubo tiempo para explicaciones, se alejó y saltó por el ventanal abierto. Se echó a correr en la llanura, aunque la sorpresa lentamente comenzó a detener su huida. Sus ojos se desbordaban de asombro al ver las enormes peras azules, las rojas sandías con cuantiosas lineas verdes y los granates bananos colgando en los árboles. Sin consciencia del peligro, caminaba ya entre pastizales de color del cielo y perfumes exquisitos.
-Busquen por allá, si huye ustedes la reemplazaran en mi plato. ¡Rápido que estoy hambriento!

Guardo su impresión para después, y emprendió su fuga. Velozmente avanzó, guiándose por el leve temblor de la tierra, indicando que él aún la buscaba. Corrió hasta el cansancio y no se detuvo hasta que las voces de esos temibles bárbaros desaparecieran, y entonces cayó rendida en la cima de una roja colina. Allí no pudo evitar dejarse asombrar otra vez por la fantasía viviente de aquella vista, desde donde distinguía un magnífico valle de montañas grises con sombras negras, en cuyas faldas descansaban blancos pastizales y algunos muy raros árboles que apenas divisaba, pero sus ojos no la engañaban; por el contrario, esas enormes frutas de tono naranja realmente flotaban sobre las ramas, sin nada sosteniéndolas en pleno aire. Quedó atónita sin embargo, aún no lo había visto todo; ya que tras un parpadear el común azul del firmamento se volvió rojizo y difuminado, y las nubes parecían manchones de acuarela del mismo color.

A distancia escuchó voces y otra vez el corazón le palpitaba como el de caballos salvajes en lejanas praderas, atravesó la siguiente colina, esta vez del color de hojas en otoño, y allí encontró lo que pensó era su salvación. Tropezando bajó hasta aquel abandonado granero alguna vez colorado, abrió la blanca puerta y se resguardó esperando que esos temblores una vez que se sintiesen muy cerca, se alejaran sin hallar su escondite.

Sólo el silbido del viento retumbaba afuera. La calma era aplastante y tal paz causa de sospecha. Pasaron los minutos y su respiración se tranquilizó, entonces se asomó a la ventana para verlos alejarse.
– ¡Allá puedo verla, en el granero señor!
Sus pasos sacudieron todo y un estruendo estalló de pronto. El altísimo hombre arrancó la añeja puerta de un sólo esfuerzo.
– Ya no hay donde huir- sentenció mientras se acercaba al rincón donde se acurrucó, y sólo alcanzó a ver sus brazos estirados hacia ella para tomarla prisionera, pero una campana sonó deteniendo al hambriento amo.

-!Y allí está nuestra campanilla queridos oyentes, indicando eso es todo por hoy. Pero mañana tendremos otro episodio más de su radionovela favorita, “Aventura en las tierras de Kotten”. Por de pronto mantengan su radio encendida, que la música no termina!
– Maldita radio!- pronunció ella entredientes al despertar y comprenderlo. -¡Qué susto me diste!-renegaba contra el aparato y lo miraba con desprecio mientras se acercaba para apagarlo con enojo.

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2 comentarios

  1. 1. Jose M Quintero dice:

    Hola Beta.
    Me gusto mucho el relato, mientras lo leia no pude dejar de pensar en Alicia en el pais de las maravillas. La idea central está muy bien, está bien estructurado y logras describir muy bien todo ese lugar.
    Debes tener cuidado con los acentos, vi algunas palabras en las cuales faltaban, y recuerda que en español se usa el signo de interrogación al comienzo y al final ¿?.
    Exceptuando eso, es una excelente historia. Saludos y nos leemos.

    Escrito el 29 marzo 2015 a las 23:37
  2. 2. Luis Ponce dice:

    Beta, es la narración de una historieta de dibujos animados, al principio me he mareado por los colores que usabas, pero luego comprendí que estaba en un mundo de fantasía, mejor aún en una pesadilla de fantasía. Si consigues un buen programa de escritura incluso las tildes se ta hacen más fáciles, aunque la práctica es el único camino del perfeccionamiento.
    Te felicito, me gustó, pero aparte de ser femenino el personaje, no lo tengo muy claro.
    Nos leemos.

    Escrito el 10 abril 2015 a las 01:54

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