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La maldición - por Eloisa Braus

Nunca pensó que una decisión así de simple podría cambiarle de forma radical su vida. Si hubiera de escoger una ocasión crucial en su vida sin duda sería aquella mañana, cuando recibió una llamada al móvil con una proposición para acudir a una discusión con varios profesionales más en Canal 15. Su esposa, que poseía una gran capacidad de persuasión, probó en vano disuadirle. Él era un hombre de ciencia, siempre dedicado a buscar una explicación a aquello que a priori era un enigma. ¿Cómo creer en una maldición? Su esposa le aseguraba que era real y que él sería el próximo en caer en sus garras de no negarse a ir. Una vez allí no habría huida posible y no volvería ser él mismo. La maldición se apoderaría de él de manera irremediable y para siempre.
Pero él era Físico, un incrédulo a esa clase de creencias sin evidencias basadas en la ciencia y no le hizo caso alguno a los miedos de su esposa.
A su llegada y solo poner un pie allí, percibió un pequeño cambio en él, pero ni por asomo lo relacionó con la maldición.
Pero una vez en aquél lugar, en plena emisión en vivo, con miles de personas siguiendo su aparición, un premio nobel como él fue incapaz de hablar con normalidad. Le pareció cosa de brujería y recordó a su amable esposa suplicándole y rogándole que no acudiera. No podía ser verdad lo que le ocurría. Apenas sabía expresarse, usaba palabras equivocadas, su dicción dejaba mucho que desear y se evidenciaba un gran problema para vocalizar. Se sorprendió diciendo cosas como: “calla la boca” cuando quería pedir la palabra y con cada segundo su desesperación iba en alza. Observó con horror como poco a poco iba desapareciendo de su cerebro lo aprendido en años, aquello que le había llevado a ser considerado un genio. A duras penas sabía expresarse. A la par que perdía la sabiduría, crecía en él un arrollador orgullo por su recién adquirida ignorancia. Eso no le impidió comprender en un final segundo de lucidez, el giro inesperado y brusco que había dado su vida. Sería famoso y adorado, un ejemplo a seguir. Ganaría diez veces más hablando sobre cosas banales alardeando de su nula formación.
Pensó que no podría haber sido presa de una maldición mejor. Después, no volvió a pensar nunca más.

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4 comentarios

  1. 1. mondregas dice:

    Ingenioso relato para criticar la telebasura. Muy bien resuelto aún con la ausencia de la t. Yo hubiese puesto el dialogo con su esposa en lugar de contarlo. Muy bueno , te felicito

    Escrito el 30 abril 2015 a las 09:59
  2. 2. Aner dice:

    Coincido bastante con Mondregas. La idea me parece fantástica; la historia gana según se acerca el final. Utilizar el diálogo para contar la primera parte hubiese agilizado el texto y aportado mayor concreción e intensidad.

    Escrito el 30 abril 2015 a las 14:27
  3. 3. beba dice:

    Hola,Eloisa Braus:
    Excelente tu relato; muy certera la descripción del proceso de degradación del científico. Una realidad actual, muy penosa.
    Me gustaron el manejo del vocabulario y tu corrección gramatical.
    Felicitaciones.

    Escrito el 1 mayo 2015 a las 15:43
  4. 4. Eloisa Braus dice:

    Hola,
    Muchas gracias por los comentarios. Me alegro que os haya gustado.
    Se me dan fatal los diálogos pero tendré que practicar para mejorarlos. Además no sé muy bien cuando tendría que incluirlos, como en este caso. Supongo que llegará un momento en que lo veré en seguida, como en vuestro caso.
    ¡Muchísimas gracias de nuevo!

    Escrito el 1 mayo 2015 a las 18:31

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