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La maldición - por Ormart

Un hombre se arrastra a través de la arena caliente y árida, su ropa esta sucia y desgarrada, su pelo es largo, su barba abultada, sus labios blancos y su piel oscura. Ve una cueva e intenta levantarse pero sus fuerzas se han perdido, ya no tiene voluntad, exhala su último aliento, es otra víctima del paso Babilum, una más como las miles que han perecido antes que él.

Los doce anacoretas que durante un siglo moraron en la gran montaña de Babilum habían llevado prosperidad y tranquilidad a aquel paraje; no muy lejos de ahí un nuevo reino emergió, los Ludras se anexionaron el paso, junto con su montes y montañas; un emisario del reino fue con el líder de los anacoretas y dio un mensaje del Rey Drun, aquel sabio descendió y acudió al llamado.

Drain el pequeño hijo del rey había enfermado por varias semanas, ningún curandero pudo sanarlo, Drun al ver al sabio le hizo un trato, si salvaba a su hijo, él y su reino jamás lo molestarían y tendrían siempre su protección ante cualquier mal que los pudiera acechar, el sabio accedió, se quito un medallón de plata que portaba y dijo unas palabras, luego lo colocó en el cuello del hijo del rey, mencionó que nunca se removiera ante ninguna circunstancia, sin más palabras se retiro.

A los dos días del suceso Drain mejoro considerablemente y el rey declaro que los anacoretas nunca fueran molestados y su reino por siempre estaría en deuda con ellos.

Cuarenta años transcurrieron y ahora Drain era el rey, el reino de los Ludras era el más floreciente de la región. Pero un día el horizonte se oscureció de hombres que marchaban, hombres con un solo propósito, hombres con el deseo de conquistar nuevas tierras, era el gran imperio de Kun Dur.

Después de años de guerras el reino fue derrotado y la cabeza del rey arrojada al fango, Ruz Dul el emperador victorioso ahora portaba el medallón, años atrás la fama y leyenda de los anacoretas había llegado a sus oídos, envió un mensaje a los sabios exigiéndoles que debían de acudir ante él esa noche y mostrar los respetos de un pueblo conquistado o todos ellos perderían la cabeza, al día siguiente los doce sabios llegaron portando sus habituales túnicas de color negro, el líder que había salvado años atrás a Drain estaba presente y no había envejecido.

Al estar delante del emperador este les pidió que se arrodillaran ante él, todos los sabios acataron, luego les ordeno que quería riquezas y vida eterna pero si se negaban los castigaría con la muerte, el líder observo que llevaba el medallón de plata en el cuello, se levanto y le pidió el medallón, el emperador se lo dio, el líder dijo unas palabras en un idioma antiguo y se lo regreso, Ruz Dul levanto sus brazos y sonrió.

Los doce hombres se levantaron y uno de ellos tomo una antorcha de los pilares, todos extrajeron una olla pequeña de su atuendo y lo vertieron en sus cuerpos, se juntaron y viendo al emperador se prendieron fuego, cada uno de los presentes en la habitación estaban atónitos, ningún sabio emitió sonido alguno, muchos salieron del salón por el olor a carne quemada.

Después de aquel hecho el emperador no dio mucha importancia, pidió que los cuerpos fueran arrojados a una pila de cadáveres. En pocos meses conquisto una inmensa riqueza en minerales, pueblo tras pueblo se sublima ante su poder, tenía un salón lleno de oro, otro de plata, y algunos de piedras preciosas, creía que el medallón le había traído únicamente buena fortuna, luego un día uno de sus generales le informo que sus hombres comenzaban a morirse por las heridas más insignificantes, el emperador no mostró interés y poco a poco su ejército empequeñeció hasta el punto de tener solo un puñado de hombres; una gran rebelión estallo y en solo un tiempo el emperador había perdido todo aquello que por años tardo en conquistar. Decidió refugiarse en el paso de Babilum un camino entramado de arenas movedizas y conectadas con cuevas que llevaban del reino de los Ludras al imperio, en aquellas cuevas decidió guardar todas sus riquezas, los pocos sirvientes que aún tenía murieron.

Desde entonces un solo hombre merodea esas cuevas, nunca envejece y nunca muere, muchos intentaron cruzar ese paso pero ninguno regreso con vida, aquel camino esta maldito, maldito como el hombre que porta un medallón de plata en esas cuevas.

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3 comentarios

  1. 1. Leonardo Ossa dice:

    Ormar, has creado un mundo con mucha trama, toda una película. Es una narración muy fresca que con toda seguridad llama la atención en el público aficionado a las zagas.
    Te sugiero revisar los verbos en pasado y usar las tildes adecuadas.
    Un saludo.

    Escrito el 30 abril 2015 a las 02:21
  2. 2. beba dice:

    Hola, Ormar:
    Comparto la opinión de Leonardo acerca de la riqueza de tus ideas; también sobre mantener los tiempos verbales.
    El relato tiene buen ritmo y la secuencia de acontecimientos se va graduando bien; es interesante y mantiene la atención; aunque uno espera, por ejemplo, que los sabios no se inmolen, sino que ahí nomás “casquen ” al muy malvado Ruz Dul. O saber quién es el hombre que cuida las cuevas.
    Yo te señalo que revises la puntuación; Usa más puntos seguidos, y punto y comas; no siempre “,”. Puedes encontrar normas de uso en las páginas de la RAE.
    Saludos. Adelante.

    Escrito el 9 mayo 2015 a las 20:20
  3. 3. Ormart dice:

    Hola disculpen, pero apenas observe los comentarios, soy nuevo por acá.
    Es cierto en lo que dijeron, cometí algunos errores entre ellos: no leí el texto en voz alta ademas los verbos pasados y presentes por alguna circunstancia me han fallado, lo de los puntos si fueron excesivos, pero a partir de este relato he practicado aun mas, espero en un futuro leer también sus historias; les agradezco mucho el tiempo que se tomaron para dejar sus comentarios y sugerencias, saludos…

    Escrito el 29 mayo 2015 a las 03:24

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