Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

La maldición - por Katherine Murcia

El autor/a de este texto es menor de edad

La maldición.

Era ya de noche, y un helado viento corroía los huesos de aquel viejo, pero a él parecía no importarle, nadie la prestaba atención pese a su curioso andar y la mirada azul cristalina que una vez enamoro a tantos miles; los transeúntes ignoraban todo a su alrededor con indiferencia colectiva; el agraciado senil, siendo sabio, tal vez por su edad o su profesión eligió un puerto lejano, acomodándose en una orilla cerca al mar y como tantas veces atrás lloró hasta que sus lágrimas se agotaron.
-¿Por qué?- maldijo el viejo
-Estás maldito simplemente- susurró el mar
-No es cierto; la luna me confeso que existía- contestó desesperado el anciano
-Tú solo escuchas, lo que quieres escuchar- dijo indiferente el mar
El viejo callo un momento y después curvo su boca en una sonrisa que hizo estremecer al mismísimo mar; con decisión, desnudó su cuerpo y lo zambullo hasta el fondo en aquel orgulloso manto azul; asustada la corriente intento devolverlo a la superficie, pero era tal su carácter que le fue imposible.

El anciano se ahogó en el piélago y por fin tuvo paz…

El mar permaneció taciturno unos días; pensando en ese curioso senil, ¡Que maldición tan espantosa había tenido¡ , lamentando su crueldad decidió contar la historia del viejo poeta a un pescador que gracias a una casualidad se encontraba en sus aguas.

-Este era un poeta sin amor-comenzó el mar- vivía escribiendo versos a la musa de su inspiración, todos lo amaban, pues no solo era un laborador comprometido y exitoso si no que contaba con una belleza de literatura;ojos azul cristalino, dientes blancos como alabastro, contextura delgada e imponente y perfil griego; pero él no se sentía del todo feliz, lleno, completo; buscó durante largas noches de insomnio su malestar y por fin lo encontró, estaba enamorado según sus poemas, pero, ¿ De quién?, no había mujer o hombre que lo comprendiera del todo; se sentía un azulejo en una parvada de palomas.
Preocupado consulto al más sabio de todos los maestros, La luna, utilizo el lenguaje que tan bien conocen los poetas y postulo sus dudas ante ella, compadecida por la hermosura de aquel joven decidió ayudarlo.
-Eres joven y preguntas lo incorrecto; eres único;por ende,tu vida será única ya encontraste lo que buscas hace bastante tiempo.
Estas palabras en vez de ayudar, enloquecieron al, en ese momento, famoso poeta.
Desperdicio la corta vida humana que tenía intentando recordar donde había estado, que había hecho y a que mujeres había conocido, su carrera siguió viento en popa pero esto lo frustraba y lastimaba aún más, tachado de loco lo encerraron un millón de veces, pues en su desesperación buscaba el amor de su vida en las calles.
Durante el día, visitaba toda mujer bonita o fea; rica o pobre; Mientras que en la noche gritaba a la luna desesperado, pero ella sabiendo que el error cometido anteriormente había causado ese molesto y doloroso malestar en el mancebo apuesto, decidió callar para siempre.
-El amor causa malestares- interrumpió el pescador
-El amor causa alegría, tranquilidad y felicidad cuando se da forma correcta y a la medida, el malestar lo causa el desamor, la desesperación, y la mentira de hacer tuyo lo que ha de ser libre.
Aquel lírico el amor jamás llegó a conocer, pues no logro entender que la poesía lo había escogido a él no para una mujer amar, sino para el mismísimo amor adorar.-Concluyo el mar
-Es una historia triste, porque me le cuentas- comento asqueado el pescador.
-Porque el viejo poeta desesperado me busco a mí muchas veces, yo, con dureza lo rechacé y lo lleve a ahogarse en mis aguas, las cuales están manchadas ahora con su maldición.
-¿Cual maldición?- inquirió curioso el pescador
-La maldición del poeta sin amor- respondió el mar con un tono de obviedad
-Y en que consiste esta maldición
El mar callo un instante; al continuar el pescador seguía escuchándolo firmemente
-Cuando se enamoran sin ser correspondidos o cuando sufren un desengaño dicen que están malditos, eso es la mayor ambigüedad que he escuchado de los humanos, como se puede estar maldito si se siente algo tan único y raro como el afecto, pero el viejo poeta vivió buscando algo que ya tenía y se privó de esa energía primordial; cuando vives sin amor esa es verdaderamente “la maldición”.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

1 comentario

  1. 1. Leonardo Ossa dice:

    Katherine Murcia, ilustras bien una maldición que agobia a la humanidad, mediante una bella historia de un hombre solitario, en un escenario magnifico como el del mar.
    Te sugiero revisar los verbos en pasado que llevan tilde.
    ¡Mucho ánimo! Sigue escribiendo.
    Saludos.

    Escrito el 29 abril 2015 a las 20:38

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.