LA MALDICION - por NNMiguel

Corría un leve escalofrío por mi espalda, cuando me apresure a beber mi café esa mañana. La llamada que me hizo salir de mi cama de manera acelerada, no dejaba de hacer eco en mi cabeza…Que no podía saber? Si ya parecía que la solución se acercaba, que era firmar esos papeles, desechar los residuos y pasar al próximo espacio?…

Qué no sabia? Parecía enfermiza la voz que escuche parsimoniosa en la línea…Sera mejor que no se acerque mucho…Es mejor que no se apresure…Es mejor que no venga…Es mejor que no mire…Es mejor dejar las cosa como parecen ser…

Y empecé a dejarme llevar por mi imaginación, que no es cosa difícil se los aseguro, a cada paso que doy me hallo caminando a unos dos pasos por encima del piso, sin saber como llegue allí…

Lo ven ¿ahí me aparezco de nuevo… Mi imaginación, cual hoja en blanco va recorriendo los rincones olvidados de estos días pasados, cuando recibí el correo donde dan por hecho mi viaje a ese rincón olvidado del mundo… -Inesperado, podría decirse? Pensado,si… Esperado,… Quien sabe…

Me veo a mi mismo, en un bus, en un avión, en una lancha, pasando por un lado de la pequeña isla donde el mundo se encoge para dar cabida a la familiaridad diaria de la vecindad, pasando por las playas llenas de caracuchas donde le roban espacio a las olas para colocar un ladrillo mas,una pared mas, pasando por los bajos de arena amalgamada y blancuzca, y me veo llegando al filo de la isla larga, larga como cola de escorpión, hurgando tras el velo que parece nublar mis ojos, y me anima a conocer de manera personal los rumores que desde hace días cosquillean mis oídos.

Me veo posando mis pies descalzos en la cálida arena que se mete ansiosa entre mis dedos y me llevan casi sin permiso, hacia el grupo de piedras enmohecidas, coloreadas de verde y rojo que se apelmazan de forma desordenada bajo el ya despiadado sol del mediodía…

Hooolaaa…Pongo mis manos en forma de cucurucho en mi cara y doy lo que parece ser un bramido, debido a lo que estoy percibiendo…El sudor fino, frio, húmedo se desliza por mi cuello, como si una coral quisiera jugarme una mala pasada, haciéndome dar un respingo que de alguna manera me lleva a la realidad de lo que hago en ese lugar…

Al final de la playa arenosa se alza en medio de la nada, y de manera casi indigna, en medio de enmarañadas y confusas figuras, un magnifico e indomable faro que parpadea a pesar del ardoroso mediodía, luchando por hacerse visible en ese desolado, y amenazador lugar…

Mis ojos ya acomodados a la luz verdosa y amarillosa se abren alucinados a la visión que va más allá de lo imaginable… el sudor frío que me recorre no se circunscribe solo a mi cuello, sino que se ha acomodado en cada una de los millones de poros de mi cuerpo haciéndome sacudir de manera visible e indomable, a pesar del calor insobornable del espacio.

Cual maniquí, sin manejo de mis impulsos, sumiso y dolido, por lo que sucede, mis pies me llevan hacia las escalas, que rodean y circunscriben el alargado cono de piedra y comienzo a subir muy a mi pesar, pegado al costado rugoso, filudo y húmedo , amorfo y pegajoso del lugar, aca, donde no quiero permanecer ni un segundo mas… me incomoda mi camisa, ya hecha jirones, me incomoda mi carne, ya hecha pedazos, en ese querer y no querer llegar a la clave del meollo que nos ocupa… algo me impulsa, me obliga a pesar del dolor, me obliga pesar de los rasguños, me obliga a pesar de mi sangre que fluye cada vez mas abundante, me obliga a pesar de mi nausea, me demanda acercarme cada vez mas rápido a ese final que se aproxima, a ese miedo que me constriñe, a ese dolor que vislumbro…

Dos figuras encorvadas, arrugadas, ajadas por una vida de soles pasados, se acercan sin hablarse, sin mirarse, invisibles para cada uno, como seres ajenos a si mismos. Silenciosos e impasibles, se acercan… Ojos vidriosos, manos callosas, que palpan con desgano la forma insigne enredada en la maraña…

Susurran, casi podría decirse con desprecio,…” La maldición”…