Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

La maldición - por Lena

La maldición

“No quiero que Gonzalo caiga en la misma maldición”, aquellas palabras de hace 20 años de mi madre hacia mi padre resonaban ahora en mi cabeza. Sin embargo, mi cuerpo no parecía hacerse eco de ellas, mis piernas seguían su camino, no podía parar, no podía dejarlo ahora, a pesar de que aún recuerdo aquellas noches en las que mi padre llegaba de madrugada y mi madre lo esperaba en el salón.

Unas veces llegaba y dejaba unas monedas sobre la mesa o improvisaba alguna excusa sin ni siquiera dirigir la mirada a mi madre. Pero fuera como fuera aquella escena siempre acababa de igual forma, con ella alzando la voz por el pasillo, donde las voces se ahogaban poco a poco.

Con 8 años nunca curiosee de donde venía, vivía con aquello, era mi día a día y lo veía normal. Pero una noche me quedé en casa de un amigo y sacó una baraja de póker. Sabía lo que era, mi padre me enseñó a jugar pero no recordaba ver ninguna baraja en casa. En ese lapso me puse a indagar. Busqué en cada armario y cajón, pero ni huella. Mi madre preocupada acabo por averiguar que buscaba ansioso.

—Un baraja.
—¿Y para que quieres una? –sonsacó con una voz más aguda de lo normal y con innegable cara de preocupación-. Sabes que en casa no guardamos ese ejemplo de juegos pero puedes jugar con cualquier cosa.

“Ese ejemplo de juego”, era difícil para un niño de 8 años que le prohibieran jugar a “ese ejemplo de juegos”. Fue 10 años después cuando recordé aquella delicada escena y me convencí de que a mi no me pasaría lo mismo. Vi como cada noche mi familia se derrumbaba un poco más para al final no quedar nada de ella. Hice la promesa de no caer en el juego.

Y por fin llegó la hora de irme a la universidad. Se acabaron las noches de música con excesivo volumen para no escuchar sus peleas, se acabó no poder gozar de algo porque habían demasiadas deudas que pagar, pondría fin a esa vida.

Elegí una universidad lejana, llevaba años esforzándome en la academia para que el dinero no fuera un problema a mi huida. Y no huía solo, Maica me acompañaba, una admirable muñeca, morena de piel y ojos color miel que hacían juego con su sonrisa. Al conocerla supe que un día llegaría a casarme con ella. No imaginaba la vida sin aquella mujer.

Pasaban los años y ella no cambio pero yo que pensaba que sabía de la vida, que parecía conocer lo bueno y lo malo fui cambiando sin recordar el pasado. Cada vez eran más usuales las noches que acababan con los compañeros de universidad jugando a “esos ejemplos de juegos”. Lo que empezó como algo para evadirnos finalizó dejando horas expiradas para dedicarme a ello. Un día la mesa del café se quedó pequeña y las mesas del casino parecían rellenar su hueco con esmero. Y al póker le siguieron las invenciones.

Me casé rodeado de farsas de modo que la noche que nacieron mis hijos mellizos yo ganaba para luego excusarme con una cena de negocios.

Adicción decían, pero yo no era un enfermo, sabía lo que hacía. Jugaba y lo hacía bien, ¿por qué no seguir con ello?. Ahora me acercaba al casino sacando del bolsillo una baraja y dinero.

Sabía que con aquella baraja me jugaba mi familia, el amor de mis hijos y lo que siempre había soñado. Pero esa era mi maldición.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

4 comentarios

  1. 1. Quique Crespo dice:

    Densa historia. Creo que a todos nos pasa, en mayor o menor grado; estamos condenados a repetir historias que no deseamos, que nos duelen y lastiman. Me gustó la historia y la manera de contarla, conseguiste transmitir dramatismo. El desenlace sacude.

    Escrito el 29 abril 2015 a las 04:56
  2. 2. grace05 dice:

    Muy buena tu historia. Fuerte, mantiene la tensión hasta las últimas palabras. Lograste evitar a la “señora T” sin que el lenguaje se viera rebuscado lo que permite una lectura ágil y fluida. El giro final deja un gusto amargo de dramatismo. Me gustó mucho.
    ¡Te felicito!!!!!
    Te invito a comentar 106

    Escrito el 1 mayo 2015 a las 00:20
  3. 3. beba dice:

    Realmente, no me esmeré demasiado por ver qué fue de las “t”. Pero como ya te lo comentarn, te felicito.
    El relato tiene un argumento excelente, y muy buen vocabulario.Revisa, sin embargo, la puntuación; marcas casi todas las pausas con comas; acuérdate de que ellas le dan un matiz de entonación final ascendente a la frase u oración;algunas necesitan un matiz descendente, conclusivo; eso se marca con punto y coma, o con punto y seguido.
    De todos modos, felicitaciones.

    Escrito el 9 mayo 2015 a las 19:29
  4. 4. Tinta Negra dice:

    Me gustó el desarrollo de tu historia y su dramatismo. Que en no más de 750 palabras lograras explicar un largo periodo de tiempo de la vida del personaje me admiró. Volveré a leerte Lena ¡Felicidades y un saludo!

    Escrito el 26 mayo 2015 a las 00:18

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.