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LA MALDICIÓN - por Mara

Aquel día había sido muy duro, cuando cayeron en las camas ambas hermanas el cansancio se puso de relieve. La presión de los días vividos y la debilidad acumulada hizo que Mara pasara sin preámbulos a un sopor cercano al sueño, imaginaba que su hermana Perla, asimismo dormía. Las imágenes de las jornadas pasadas se fueron apareciendo de manera sencilla en su cabeza. Su abuela, madre de su padre, había fallecido después de varias reanimaciones en la clínica, apenas le dieron las fuerzas para superar la angina de pecho y acudir a su propio cumpleaños. La abuela nunca más se hallaría cerca de ella, eso le apenaba, habían creado una relación cercana y especial. Quienes las conocían añadirían que fue un vínculo casi mágico. Esa noche Mara no paraba de rememorar de nuevo imágenes de su abuela Vicencia.

La abuela siempre le había narrado leyendas que vagaban en medio de la ilusión y la realidad, sabía muy bien mezclar el más allá con la vida diaria. En ocasiones, la abuela la peinaba con mucha paciencia, aprovechando esa acción para seguir rememorando narraciones sin parar. Su abuela era una mujer muy peculiar, ya su apariencia física la hacía sobresalir en medio de las demás, llevaba el pelo recogido en un moño espigado sobre la cabeza. Era presumida como ninguna y conservaba aún su hermosura sureña, solo mermada por los años.

Mara vivió muchas ocasiones de miedo al lado de su abuela, sin embargo, ella las sobrellevaba como algo que ocupaba un lugar en su vida. Cuando era pequeña había oído muchas veces, ruidos desconocidos en el salón, donde no había nadie. Además había adivinado apariciones inexplicables vagando por la casa. Nada de eso hacía que Vicencia perdiera la calma y el sosiego, ella encendía velas blancas por la casa y seguía con sus faenas.

– Ven niña, sin miedo, son solo presencias del mundo de las almas, solo nos quieren acobardar.
– Sí abuela- respondía Mara y corría a cobijarse bajo sus faldas.

Sus familiares le sacaban parecido con la abuela a medida que iba creciendo. Su físico, la forma en cómo se movía, e incluso esa pincelada hechicera y oscura que en un pasado envolvió a su abuela. Era como un don o a veces como una maldición que se pasaba de mujer a mujer en la familia de su padre, y Mara lo acogió con normalidad desde siempre.

Esa noche desfallecida por el cansancio, Mara cerró los ojos. Apenas había comenzado el verano y ya hacía calor, arropada solo con la sábana dejó caer una pierna desnuda al lado de la cama. Su cuerpo se erizó al percibir el roce de una uña afilada que le recorría la pierna, supo en lo más profundo de su ser que era una despedida, se cubrió lo más rápido que pudo y procuró dormir sin pensar. Por la mañana, seguía con esa rara sensación más cercana al miedo que a cualquier emoción parecida. Quiso hablar con su madre:

– Mamá ¿sabes si abuela le debe alguna promesa a sus vírgenes o a alguna iglesia?
– Que yo sepa, no ¿por qué?
– No, por nada.

Mara se calló al ver llegar a su hermana, era una chica muy sensible y no quería que se impresionara. Al salir la hermana de la cocina, Mara reinició la conversación con su madre.

– Mamá procura recordar si era fecha de promesas o de cualquier ceremonia religiosa a las que concurría abuela.
– Bueno mañana llevaré un ramo de flores a las Ánimas que eran sus preferidas. ¿Pero a qué viene esa preocupación?
– Anoche en la cama, unas uñas afiladas, como las que usaba abuela, me rozaron la pierna, pude apreciar un escalofrío por mi cuerpo. Me convencí que era abuela, no lo dudo.

La madre no la miró, dejó lo que hacía, puso la mirada al vacío, y comenzó a decir:
– Perla vivió lo mismo anoche, vino a explicarme la misma experiencia.

Mara no pudo reaccionar, se quedó de pié con la respiración irregular, un nudo por su laringe descendió, esperó un poco y dijo:

– Mamá ¿crees que la abuela nos ha querido decir algo?
– Claro que sí, al despedirse os dejó el legado de su familia: la conexión con el más allá.

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3 comentarios

  1. 1. Fabián dice:

    Qué siniestra la abuela!

    •Forma

    No he notado la ausencia de T’s en ningún momento, eso significa que el texto no te ha quedado forzado, y el reto lo bordaste.

    La puntuación se puede mejorar un poquito, hay comas innecesarias que cortan frases, como por ejemplo aquí:
    “Cuando era pequeña había oído muchas veces,(pausa de la coma) ruidos desconocidos en el salón, (pausa de la coma) donde no había nadie.“

    •Contenido

    Te confieso que me ha parecido un poco lento el ritmo, sobretodo los tres primeros párrafos donde se cuentan detalles de la abuela, su descripción (un poco extensa para lo que realmente aporta a la trama), y que cuesta llegar a la parte interesante.

    Estoy casi seguro que esto se debe a que el relato tiene dos partes, una introductoria a modo de resumen del narrador, y luego el presente, que tiene un ritmo mas agradable.

    Personalmente no me gustan los resúmenes de los narradores. Si hay que contar hechos pasados para entender la escena, prefiero que lo hagan los personajes, así brillan mas y el narrador tiene menos presencia.
    En tu caso, creo que el relato ganaría mucho si estuviese escrito en primera persona, que empezase con la protagonista en la cama pensando en el fallecimiento de su abuela en el hospital, que luego recuerde momentos con su abuela, y que en medio de esos recuerdos sienta las garras de su abuela en la pierna. Creo que quedaría mejor hilado todo, menos resúmenes,etc.

    Es un poco rara la abuela, no?, deslizando las uñas por la pierna de la chica, me hizo gracia eso jajaja

    Escrito el 30 abril 2015 a las 10:03
  2. 2. tavi oyarce dice:

    Hola Mara, no es la primera vez que leo un cuento tuyo, tal vez por eso te busqué, no creo que esté confundido.
    Mira tu cuento tiene varios aciertos y también algunas cosas que pueden mejorarse.
    En cuanto a lo primero hay una muy buena descripción física de la abuela y muchos hemos tenido una que nos introducía en el mundo de lo sobrenatural.
    El relato tiene el tono adecuado y el primer párrafo nos aclara para donde vamos, al menos yo lo leí sin tropiezos.

    En cuanto a lo segundo Sacaría del relato aquello de ” madre de su padre” porque no tiene importancia en la trama.

    El cuento si no tuviera la obligación de llamarse La Maldición, bien podría llamarse La Abuela, porque de eso se trata. Pero no hay necesidad de repetir la palabra abuela tantas veces a través del relato. Hay muchas formas de evitarlo.

    También evita dos verbos seguidos con la misma terminación ya que produce una rima no deseada, me refiero a ” conocían añadirían”
    Intenta usar un solo adjetivo que encierre lo que quieras expresar, dos, a veces consiguen el efecto contrario me refiero a ” cercana y especial”

    No obstante lo anterior tu cuento me agradó.
    Saludos

    Escrito el 30 abril 2015 a las 18:04
  3. 3. Mara dice:

    Gracias por vuestros comentarios, recojo todas vuestras mejoras. Y gracias por leerme.

    Un saludo.

    Escrito el 12 mayo 2015 a las 09:11

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