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La maldición - por Vespasiano

La maldición (Autor Vespasiano)
Caía la noche lentamente. Estaba recién llegado a la ciudad. Se había preparado y acicalado a conciencia para ir a cenar, después de un largo vuelo transatlántico.
La vio cuando salía de uno de los ascensores en el hotel donde se hospedaba. Casi se dieron de bruces. El se apartó para que ella entrara en el ascensor y no supo que decir.
¡Ella si supo que decir!, le preguntó – ¿En qué habitación estás?
Él no dando crédito a lo que estaba sucediendo, le respondió – ¡En la tercera planta, habitación 304!
En tan breve espacio de tiempo había quedado impresionado por la bella figura de la mujer que exhibía un llamativo maquillaje que realzaba los rasgos de sus negros ojos y su bonita cara.
-Bueno, dijo ella, -Ahora voy a una cena de entrega de premios pero te veré cuando termine, o mañana si viene al caso. -¡chao!
Y diciendo esto la puerta del ascensor se cerró llevando a la dueña de aquel cuerpo, hasta la planta donde iría a celebrarse el evento.
El joven había perdido el apetito. Se quedó en uno de los salones del hotel jugando al billar esperando que pasara el tiempo para ver si al término de la fiesta podía ver de nuevo a la mujer que tanto le había llamado la atención.
Había cogido el sueño hacía poco tiempo, cuando sonó el timbre del teléfono. Adormilado cogió el auricular y contestó. Al otro lado sonó la voz inconfundible, sensual y llena de dulzura de la mujer del ascensor, cuyo nombre ni conocía.
-¿Puedo subir a tu habitación? Preguntó la mujer.
La adrenalina le subió por todo el cuerpo. – ¡Claro que sí! ¡Por supuesto!
-¡Déjame pasar y cierra pronto la puerta! Dijo nada más encontrarse con el hombre.
El quiso besarla pero ella lo esquivó; arrastró un sillón y se sentó, mientras él deseoso de tocarla y acariciarla, permanecía de pié al lado de la cama.
Ella indagó sobre la vida del joven. Preguntó a que se dedicaba. Cuál era su profesión y por qué estaba en ese País. Y le hizo un completo y exhaustivo interrogatorio acerca de su status económico.
Él deseoso de tenerla y disfrutarla, se mostró asequible a sus pretensiones magnificando su posición en la Empresa para la que trabajaba, dando gracias a Dios en ese momento por haber encontrado una criatura tan bonita y la ilusión que le haría poder compartir su vida con ella.
Se levantó la mujer y retirando el sillón, empujó al joven que cayó de espaldas sobre la cama. Surcaron el mar del placer abiertamente durante toda la noche hasta que la tempestad cesó y los rayos del sol anunciaron un nuevo día.
Él no dejó de pensar en aquella extraordinaria y fogosa mujer durante toda la jornada de trabajo. Pero sobreponiéndose al deseo carnal, se cambió a otro hotel lejos de aquel, en otro barrio de aquella populosa ciudad. Él tenía una mujer e hijos a los que quería y no podía abandonarlos.
Esa noche la mujer preguntó por él en la recepción del hotel. La cólera y el odio que se apoderó de ella al sentirse engañada y estafada, fue indescriptible. Allí mismo maldiciendo, juró que se vengaría.
El joven volvió a su tierra y a su empleo cotidiano. Diariamente se acordaba de aquella mujer y lo feliz que habría sido sexualmente al margen de su matrimonio, manteniendo con ella una relación apasionada y ardiente.
Al cabo de unas semanas de su regreso, su mujer recibió en el domicilio unas fotos de él junto a una hermosa mujer en actitud más que cariñosa. Ambos yacían en la cama practicando casi todas las posturas del Kamasutra.
Este hecho llevó a la ruptura del matrimonio, que ya de por sí andaba un poco inestable por los continuos viajes y ausencias del hombre.
A partir de ese traumático desenlace, el joven se sentía abatido y deprimido. Amargado por el rumbo que había tomado su vida de un tiempo a esta parte, se arrepentía cada día de aquel desgraciado encuentro con aquella mujer … Distraído en sus pensamientos, no reparó como un coche desenfrenado se le venía encima causando un accidente que lo dejó
fuera de combate y en una silla de ruedas durante un largo periodo de rehabilitación.
La Empresa, y aunque él no era el causante del siniestro, lo despidió sin ninguna indemnización económica ya que fue acusado de conducción temeraria al dar positivo en el test de alcoholemia que le practicaron.

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4 comentarios

  1. 1. Pikadili dice:

    No se, me ha gustado el contenido, pero cuentas mucho mas que muestras. Ademas, creo que le falta un repasillo. Hay algún “él” sin tilde, y para mi gusto necesita alguna coma. Hay mas de una frase larga que se hace confusa por eso.
    Me ha gustado mucho mas el principio, donde te tomas tu tiempo para describir la atraccion del protagonista; esa parte esta muy lograda.
    Saludos!

    Escrito el 30 abril 2015 a las 00:03
  2. 2. grace05 dice:

    Me gustó tu historia. Me mantuvo expectante. Tal vez te detuviste mucho al principio y el final un poco precipitado. Igual me agradó, logras mantener la tensión. La lectura es ágil y fluida, invita a seguir leyendo en la búsqueda del final
    ¡Te felicito!!!!!
    Te invito a comentar 106

    Escrito el 1 mayo 2015 a las 19:18
  3. 3. Vespasiano dice:

    He leido tu relato. Es la primera vez que participo en estas tareas de comentar los relatos de los demás compañeros y la verdad me da un poco de pudor valorar el trabajo de los demás. Con relación a tu historia decirte que me ha gustado el planteamiento de la trama y la solución final; aunque yo menos imaginativo la habría resuelto con un buen leñazo contra un arbol cuando el gato se le cruzó. Pero hubiera sido un final muy previsible. Por eso me ha gustado que le “buscaras tres pies al gato”

    Escrito el 4 mayo 2015 a las 00:21
  4. 4. beba dice:

    Hola, Vespasiano:
    Es buena tu historia.Tal vez mejoraría con algo más de suspenso para que fuera más original.
    Está bien escrita. Buen manejo gramatical.
    Adelante.

    Escrito el 9 mayo 2015 a las 23:37

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