Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

La Maldición - por Pepelu Martín

LA MALDICIÓN

Contempló su recién adquirido “scania” cuya magnífica cabina pintada en azul, brillaba llamativamente. Hizo su maleta y se fue a dormir. Viajaría solo una vez más y saldría temprano, un plan de viaje con un largo recorrido Madrid-París-Bruselas-Frankfurt y vuelta a Madrid.
Una semana –pensó.
En la cama, recordó que faltaban tan solo dos días para cumplir los cuarenta años y como tantas veces, sin celebraciones.
Decidida la ruta a seguir, la primera parada la haría en Pamplona para pasar a Francia y hacer noche en el Área 222 donde suelen pernoctar muchos camioneros.
Una vez gestionada la primera descarga en París, la segunda noche y camino de Bruselas, decidió hacer una parada más tranquila y darse un homenaje con una espléndida cena.
Feliz cuarenta abriles –se dijo- y en los alrededores de Roubaix encontró el lugar perfecto, hotel-restaurante, parking y hasta un club. Reservó habitación, se dio una ducha y con ropa limpia vaquera que resaltaba su figura, entró en el restaurante. Pidió entrantes deliciosos, pato y vino francés de calidad y en vez de tarta, tomaría una copa en el club ya que no pensaba conducir su “scania” hasta el día siguiente.
“Paraíso Club”, decía el cartel de la fachada iluminado con luces de vivos colores parpadeantes y adheridos al cristal de la puerta, multitud de logotipos de tarjetas de crédito.
-Cuarenta años, Dios mío – ¡Adelante!, se dijo-.
-Bonne nuit, dijeron nada más acercarse a la barra, donde varias señoritas ligeras de ropa se prestaban a atender a los clientes.
-¿Francés? -preguntó una rubia teñida con ojos negros que lucía una estrecha camiseta verde con generoso escote.
-No, soy español.
-¡Natalya! –gritó a continuación mirando al fondo del local donde una oscura neblina caliginosa con olor a tabaco envolvía el ambiente. -¡Un español!
Se acercó ella, como una bailarina de ballet, vestida de rosa pálido, altos tacones y con lentitud deliberada como deseando ser la atracción momentánea de las miradas de todos los presentes sorteando mesas y casi rozando los cuerpos de los pocos caballeros que bebían en la barra.
-Hola. ¿Como te llamas? -preguntó Natalya sonriente.
Una joven con bonitos ojos verdes y un personal flequillo rubio hablando en un español con un acento desconocido.
-Hola, soy Carlos.
-¿Qué quieres tomar?
-No se… ¿Un gin-tonic?
-Vale.
Natalya era de origen ucraniano que había vivido durante un tiempo en España y tenia formación como técnico industrial en el sector del hardware. Durante tres años había estudiado y conocido muchas cosas de la historia de España, de sus pueblos, de sus gentes. Durante aquél tiempo, se le despertó el deseo de crear una familia y quizá casarse con un español… tenía entonces veintinueve años, ahora, dos años más tarde en Francia se las arreglaba como podía.
Durante dos largas horas hablaron de muchas cosas. Carlos se sentía agasajado y feliz con Natalya, percibía confianza y pensamientos de vida en común. Ella al enterarse de su cumpleaños acentuó su cortesía y le besó en las mejillas mientras le cogía de las manos. Después…
-¿Dónde duermes? -preguntó ella.
-Tengo habitación en el hotel.
-Oye, no todas las chicas que trabajamos aquí, somos lo que parece, pero me gustaría estar más tiempo contigo. Estoy feliz.
-Yo también –contestó Carlos.
Un primer beso cálido en los labios y mirándose a los ojos, se despidieron de las chicas cogidos de la cintura.
Entraron en el hotel e hicieron el amor hasta el amanecer. Después Natalya le confesó su deseo de volver a España. En Francia no tenía ningún porvenir. (Estaba sin papeles).
En el momento de la partida, Carlos fue capaz de reflexionar sobre sus actos haciendo un serio balance de la noche, ideando en cuestión de minutos planes nuevos de futuro.
-El sábado termina mi viaje y vendré a recogerte. –dijo solemne.
-Si lo deseas, -continuó Carlos, te vienes a Madrid a vivir conmigo, sin otro compromiso que la libertad de nuestro afecto hasta que encuentres trabajo.
La alegría iluminó el bello rostro de ella dando a entender su conformidad.
-Te esperaré –dijo ella emocionada.
El sonido ronco del “scania” se alejaba.
El sábado, Carlos que no había pensado en otra cosa, llegó al “Paraíso”.
-Hola… ¿Esta Natalya?
Momentos de estupor en los ojos de las chicas.
-¿Eres Carlos? –preguntaron alarmadas.
-Sí.
-Ayer se la llevó la policía. No sabemos nada. Creemos que la han obligado a viajar a Ucrania.
-¡Maldición! –dice Carlos.
Y como un eco de Babel se oyen voces femeninas…
-¡Malditión!, ¡Fluch!, ¡Curse!, ¡Kletev!…

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

5 comentarios

  1. 1. Antonio Carro dice:

    Bonita historia. Me ha gustado mucho el tema. Una historia de amor con trágico final por culpa de un problema actual y lastimoso: la inmigración. Me ha gustado también el toque humorístico del relato.Una prosa clara con un contenido ágil y fácil de leer.
    Mi enhorabuena, y espero seguir leyendo más relatos suyos.
    Saludos.

    Escrito el 29 abril 2015 a las 08:24
  2. 2. Fabián dice:

    Un relato bien escrito, aunque peca de un ritmo algo lento.

    •Forma

    ¿Por qué no has utilizado la palabra “camión”?, se me hace raro que todas las menciones al camión sean “scavia”, tuve que buscarlo en google para saber qué era, y eso para mi es algo que va en tu contra, ya que te interesa atrapar y mantener al lector mas tiempo en tu relato y menos haciendo otras cosas.

    Normalmente en las novelas que he leído se hace distinción entre un diálogo y un pensamiento, si el diálogo se inicia con el guión largo, el pensamiento se encierra en “« »” (ALT+0171 ALT+0187)

    Quitando alguna coma de mas, está muy bien escrito con un tono muy maduro y descripciones que dejan imágenes claras.

    •Contenido

    Como decía, le cuesta un poco arrancar y llegar a lo interesante, no se si era tu intención el llevar un ritmo lento, como una especie de guiño al tipo de vida que tiene un camionero, o si simplemente se te ocurrió plantearlo así.

    La descripción de Natalya me gustó mucho, no fuiste a lo fácil describiendo sus medidas, eso lo dejaste a la imaginación del lector, y te centraste en describir sus movimientos, muy bien hecho eso.

    El final lo encontré algo precipitado. ¿Por que deportaron a la ucraniana y no se llevaron a la alemana también? Intuyo por la última frase que hay una alemana entre ellas.

    El tema del mes de la maldición esta pillado por los pelos ¿eh? : P

    Escrito el 29 abril 2015 a las 14:28
  3. 3. beba dice:

    Hola:
    Es una historia simple y actual. Lástima que no me resultó atrapante.El ritmo se vuelve muy lento por la presencia permanente del narrador (poco diálogo, demasiados detalles). También lo enlentecen las fallas de puntuación, que complican la comprensión de los diálogos. La extensión inicial perjudica el desenlace que es muy brusco.
    Algunas sugerencias:la policía hubiera ayudado si caía ahí nomás, antes de que Carlos se fuera y volviera.
    Me hubiera gustado más que hubiera una maldición con todas las de la ley:suspenso, miedo, agresión; creo que hubiera tenido buena cabida en este escenario del camionero solitario y en largo viaje;podría ser identificar a la situación de los inmigrantes como una maldición; y que Natalya se muestre más llorosa y preocupada por ello.
    Adelante con las mejoras.

    Escrito el 29 abril 2015 a las 20:09
  4. 4. Pikadili dice:

    Me faltó algo de gancho, pero está muy bien escrita. Estoy de acuerdo con las observaciones de mis compañeros Fabián y beba. Pero es un buen trabajo, sigue así.
    Saludos!

    Escrito el 30 abril 2015 a las 12:39
  5. 5. Quique Crespo dice:

    Has mejorado muchísimo con respecto a tu relato anterior, del cual fui uno de los comentaristas. Veo que sigues con las historias de amor.
    Esta historia está bien contada. Solo le falta tener un poquito más de complejidad o desarrollo en el desenlace.
    En cuanto a la forma, revisá el uso de algunas comas.
    Hiciste buenas descripciones. Incluiste bastante diálogo como para que el relato adquiera agilidad después del comienzo.
    Aunque con cosas por mejorar, buen trabajo.

    Escrito el 1 mayo 2015 a las 21:39

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.