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La maldición - por Ace

¡Mi momento es ahora! Tantos meses practicando se reducen tan sólo a este instante, mi corazón palpita tan aceleradamente como la de un chico que esta a punto de confesarse a la chica de la cual lleva años enamorado, mientras hecho un vistazo a aquel gran auditorio —¿Cuantas personas habrán?— tal vez cientas o miles, en estos momentos, mi vista está tan nublada que, sin exagerar, podría decir que no distingo entre hombres y mujeres.

Veo de repente pasar a una persona frente a mi, se detiene, me ve y pone su mano en mi hombro mientras me dice con su suave voz "tranquilo, todo saldrá bien, confía en ti", esas palabras "confía en ti", "tienes el talento para brillar en el escenario", palabras que decía mí maestro y las cuales pretendían tranquilizarme; pero en estos momentos, esas palabras solo son ecos en mi cabeza que me torturan recordando que debo presentarme, y esa voz, esa suave voz de hace unos momentos, sonaba como las campanadas que escuchan las almas malditas a la hora de entrar al infierno.

Repentinamente se escucha una ronda de aplausos que de inmediato se transforma en un enorme silencio, el momento que más temía había llegado. El maestro anuncia que mi presentación es la próxima, otra vez los aplausos y el silencio, recojo un poco de valor y me levanto de mi asiento, me dirijo hacía el escenario y veo en el centro a mí maestro con mí violín y una mirada que reflejaba confianza ¡Tu puedes! Pude leer en sus labios mientras sonreía, intente dar un paso adelante, pero no podía, mi maldición, el pánico escénico, no me dejaba ir para allá.

Ya resignado, doy la vuelta y decido irme, con un gran sentimiento de dolor, mis ojos se llenan de lágrimas. Todas esas horas de práctica, todo el sueño que perdí por estudiar de noche ya que usaba las tardes para tocar, dicho sentimiento se volvió en una rabia hacia mi mismo, ¡No, no puedo! Empecé a repetir en mi mente, todo ese esfuerzo y sacrificio, no lo puedo simplemente desperdiciar, al menos no de nuevo, tome aire y repitiendo las palabras ¡Mí momento es ahora!, me arme de valor, di la vuelta y me fui directo al escenario, me dirigí hacia el centro, tome mi violín y empecé a tocar. Mientras la melodía salía del instrumento, todo el ambiente cambió, toda esa tensión que sentía al principio desapareció, ni siquiera me percataba de que habían personas observandome, para mí, solo existimos mí instrumento y yo, era nuestro momento, el momento por el cual habíamos trabajado tanto.

Terminado de tocar —Fue corto— pensé, los espectadores se levantaron de sus asientos y empezaron a aplaudir, mi vista se empezó a aclarar y podía verlos a todos ellos, incluso algunos lloraban, salí del escenario cuando aún aplaudían respirando un aire de victoria, no dejaba de repetirme ¡Lo logre! Al fin he podido vencerte, logre destruir esa maldición, logre superar mi pánico escénico.

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2 comentarios

  1. 1. Fabián dice:

    Un relato bien estructurado, que peca de ser algo previsible pero sin dejar de ser ameno e interesante.

    •Forma

    Hay algunas frases desordenadas y otras un pelin largas que necesitan una coma.

    Como por ejemplo nada mas empezar, la frase con la metáfora del chico enamorado, que se te extendió demasiado para tratarse de una metáfora (para mi gusto), y te ha quedado una frase que deja sin aire. Intenta poner una coma para eliminar esa sensación.

    Algunas frases desordenadas:

    “Veo de repente pasar a una persona frente a mi,” → “De repente veo pasar a una persona frente a mi” Suena mas natural, ¿no?

    “no lo puedo simplemente desperdiciar” → “simplemente no lo puedo desperdiciar”

    Intenta que no se te junte dos o mas veces la misma palabra:
    “a mí maestro con mí violín”
    En este caso “maestro”(podrías decir “mentor”) y “mi”.

    Entiendo que el tiempo de la narración está ubicado en el presente, o sea que las palabras que le dice la persona que pasa por delante de él deberían de iniciar en su propio párrafo y con un guion de diálogo — (ALT+0151), ya que es ese mismo personaje el que le está hablando al protagonista, y no se trata de una cita o un recuerdo. En esos dos últimos casos si que deberían de ir las comillas o «» que no se como se les llama (ALT+0171, ALT+0187.)

    Casos como:«¡Tu puedes!» que el protagonista lo “oye” en su mente (o con comillas)

    «¡No, no puedo!»

    “tomé aire y repitiendo las palabras «¡Mí momento es ahora!»”

    Otra observación:
    “incluso algunos lloraban”
    Ummm llorar llorar lo que es llorar como cuando Michael Jackson asomaba la cabeza en un escenario y las groupies se desmallaban, umm no, yo pondría que el algunos estaban emocionados, o que tenían rastros de lagrimas en los ojos, los ojos humedecidos, lágrimas al borde del párpado, etc. Es que “llorar” me suena muy extremo.

    •Contenido

    Pues una historia algo cliché que siempre funciona y que nunca defrauda. El momento en que el protagonista supera su mayor miedo o sus traumas, que puede trasmitirle ánimos y buen rollo al lector.

    Escrito el 2 mayo 2015 a las 13:57
  2. 2. Ace dice:

    Muchas gracias por las recomendaciones Fabián, las tomare muy en cuenta para mis próximos relatos, aun soy muy nuevo en esto del mundo de la escritura (este es mi segundo mini cuento), por lo que sé que debo mejorar mucho y echarle ganas para ser un buen escritor ^^

    Escrito el 3 mayo 2015 a las 01:10

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