Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

LA MALDICIÓN - por Trescatorce

Web: http://www.trescatorcedreams.blogspot.com

Rebeca miró la fotografía, y la cogió del estante donde descansaba para verla más de cerca. Sonrió. Junto a ella, Sonia también sonreía. La foto las retrataba a ambas, cogidas por los hombros, algunos años atrás, cuando tan solo eran unas niñas.
Ahora eran adolescentes, aunque les gustaba jugar a ser mayores. Tenían la certeza que con su mayoría de edad recién estrenada, sabían más de la vida que los adultos, anquilosados en años de normas y rutinas. Vivían en un continuo sueño bohemio, leyendo libros de poetas malditos y viviendo apasionadamente. O eso les gustaba fingir.
Volvió a dejar la foto, le había puesto triste. Era la primera vez que se veían desde hacía un mes, y Rebeca empezaba a notar que su amistad de toda la vida se tambaleaba. Por culpa de un chico.
– ¿Y qué tal todo? ¿Bien? – se sentó en la cama, mirando cómo su amiga buscaba en la estantería.
– Bien – Sonia no se volvió- Ah, aquí está. – Sacó un libro y se lo entregó. – Tienes que leerlo, es la hostia. Tiene una profundidad que…
– Ah, gracias. – Miró el título – Héroes… Como los Héroes del Silencio.
– No tiene nada que ver. Es Ray Loriga, y escribe desde el corazón. Es muy intenso.
– ¿Y eso? – señaló el teléfono inhalámbrico que su amiga tenía en el regazo.
Sonia lo miró, y se encogió de hombros.
– Por si me llama…
Rebeca resopló. En ese momento, como conjurado por las chicas, sonó el teléfono. Sonia lo levantó, pero antes de cogerlo, le hizo un gesto de silencio a su amiga. Ésta puso los ojos en blanco, pero obedeció.
– ¿Diga? ¡Hola, cariño! Pues nada, aquí estudiando… ¿Con quién quieres que esté? Aquí, sola. Y yo a tí. – Tiró un beso al auricular y colgó.
– ¿Estás sola? ¿Quieres que me vaya?
– No… – Sonia se ruborizó- Es que no le gusta que me junte con nadie, como tengo que estudiar… Se preocupa por mi.
– Mucho, por lo que veo – señaló con la barbilla el teléfono, que seguía sujentado Sonia. – ¿No dejas el teléfono?
– No… Es que a lo mejor vuelve a llamar.
Rebeca abrió los ojos de par en par.
– No, pero es porque me echa de menos -.se justificó Sonia.
– Y ya de paso, te controla.
– No, no es para tanto.
– Mira, Sonia, tú no tienes un novio, tú tienes una maldición. Hace mil años que no nos veíamos y cuando por fin tienes un hueco para quedar resulta que tengo que fingir que no estoy aquí.
– No te pongas así, Rebe, que no es para tanto. – Sonia se puso en pie. – No es tan feo como lo pintas.
El teléfono volvió a sonar. Sonia se puso el dedo en los labios y lo cogió. Después de unos segundos de monosílabos, volvió a colgar.
– ¿Qué han pasado, cinco minutos?
– Se le había olvidado contarme una cosa.
– Claro.
– Bueno, pero cuéntame tú, ¿qué tal con el chico ese?
– Bah, no merece la pena. Se pasa la vida buscándome y luego no me hace ni caso. Le voy a mandar a la porra.
Pasó otra media hora en la que aparentemente todo volvía a ser lo mismo. Pero ninguna de las dos estaba del todo cómoda, con la presencia del teléfono entre ellas. Hablaron a trompicones de sus estudios, de su familia, de los lugares comunes, pero cuando sonó de nuevo el teléfono, y de nuevo Sonia se llevó el dedo a los labios, Rebeca decidió dejar de fingir.
Se levantó.
– Me voy, te veo ocupada.
– Pero, no, espera, si va a ser un segundo.
– Contesta tranquila, que ya sé dónde está la puerta.
– Espera. – Sonia la cogió del brazo, pero al ver la expresión de Rebeca, la soltó. – Toma, llévate el libro. Ya me lo devolverás.
Rebeca lo cogió sin decir nada, y sin más, se dio la vuelta y se marchó. Aún no había abierto la puerta de la casa cuando escuchó a Sonia contestar.
– No, cariño, estaba en el baño.
Rebeca contuvo las lágrimas. No solo le apenaba la amistad que ya daba por perdida, sino ver a su amiga prisionera en su propia casa. Apretó el libro en su regazo. Aún no lo sabía, pero nunca tendría ocasión de devolvérselo.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

6 comentarios

  1. 1. Carla dice:

    Hola,
    acabo de leer tu relato y me ha dejado una sensación de tristeza. Pero también me ha dejado pensando en las razones por las que no volverán a verse, y que pueden ser muchas, no necesariamente las más obvias. En cualquier caso, aunque dramático, me ha gustado y me ha dejado con ganas de continuar leyendo.
    Un saludo
    Carla

    Escrito el 29 abril 2015 a las 17:35
  2. 2. Troya dice:

    Triste situación, no he estado en ella, pero tengo una conocida que, prácticamente, le pasó lo mismo. Afortunadamente, cambió y ahora está muy bien.
    Me gusta que lo hayas hecho con diálogo, me encantan los relatos así, se leen muy bien. Y en cuanto al final, como dice Carla, pueden ser muchas razones.

    Saludos.

    Escrito el 30 abril 2015 a las 11:42
  3. 3. ILLARGUIA dice:

    Muy buen relato 3k, y muy buena referencia literaria, da la sensación de ser autobiográfico, lo digo por la frase final tan definitiva, y por eso la tristeza, no?
    Un abrazo.

    Escrito el 1 mayo 2015 a las 17:35
  4. 4. grace05 dice:

    Me encantó tu relato. Bien narrada. Vocabulario y lenguaje claro, se lee con fluidez. Mantiene la tensión, la misma que se siente entre las amigas. Una historia común entre amigas adolescente, con la diferencia que esta termina muy triste. El giro de la última frase deja al lector pensando.
    Muy buen trabajo ¡ Te felicito!!!!
    Te invito a comentar 106

    Escrito el 2 mayo 2015 a las 18:46
  5. 5. Zelfus dice:

    En verdad me intrigó el relato. Quise ubicarlo en el tiempo pero no me fue posible. Yo diría que sucede en los 90’s. Le criticaría un poco la velocidad de los acontecimientos porque lo hace repetitivo, pero es altamente comprensible por el desarrollo. El final queda abierto, tal como lo señalan en el primer comentario, pero me gustaría una pista (o una respuesta) de lo que tú crees que pasa.

    Estoy comentando los 10 siguientes a mi relato. Este es el número 10.

    Escrito el 4 mayo 2015 a las 05:34
  6. 6. KMarce dice:

    Saludos, interesante el uso extenso de diálogo. Me gusta mucho porque no debes explicar mucho en la narrativa, el lector irá conociendo al personaje por su forma de actuar.
    Solo que al usar los diálogos, usa la extructura correcta, es decir, lo haces bien, pero en redacción debería usarse, con guiones largos todo los inciales (alt0151), separar los guiones narrativos, algo así:

    —¿Diga? ¡Hola, cariño! Pues nada, aquí estudiando… ¿Con quién quieres que esté? Aquí, sola. Y yo a tí. —Tiró un beso al auricular y colgó.
    —¿Estás sola? ¿Quieres que me vaya?
    —No… —Sonia se ruborizó— Es que no le gusta que me junte con nadie, como tengo que estudiar… Se preocupa por mi.

    Se nota que cuidas tu ortografía. ¡Bien por ti!

    También por le final abierto, muchas cosas pudieron ocurrir después de esa despedida, los enamoramientos posesivos no son buenos para nadie.

    Nos leemos.

    Escrito el 14 mayo 2015 a las 21:00

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.