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La maldición - por Jesus Bravo

Web: http://www.jbravo.es

Siempre supe que había sido un hijo muy querido y ansiado cuando mis padres decidieron tenerme. No había un solo día en que nadie dejara de recordármelo, llegando incluso en alguna ocasión a hacerme sentir mal por ello, por el dolor que les había causado todo el tiempo de mi existencia. A todo esto le seguía una faz, la mía, que no sabía disimular su malestar ante aquello, y entonces surgían las palabras de misericordia hacia mi persona, lo cual agradecía y detestaba a partes iguales.
Tampoco me había hecho falta ser el mejor actor del mundo, pues mi carga era bien visible y demasiado pesada para cualquiera. Desde mi nacimiento algo me acompañaba allá donde fuese. Pero he aquí que no era una persona, o al menos no logró serlo en ningún momento para los demás, pero sí para mí. Detrás de mi cabeza otro rostro había surgido de la nada, consiguiendo que mi vida dejara de serlo desde el primer instante.
Cuando alcancé el sentido común imploré que me la arrancaran por cualquier medio, pero nadie se atrevió. Tuve la firme impresión de que ningún ser humano habría tenido suficientes agallas para ello. Si hubiese tenido los conocimientos necesarios lo habría hecho con mis propias manos.
Ese rostro no comía, pero reía cada vez que yo penaba. No hablaba, pero me susurraba una serie de mensajes indescifrables por mi mente atormentada, ya que desconocía el lenguaje en el que lo expresaba todo. Esos sonidos con la pretensión de formar palabras parecían surgir del mismo infierno. Le escuchaba incluso hablarme por la noche, cuando apoyaba la cabeza sobre la almohada. Pensé en que si pasaba toda la noche mirando hacia el techo de la habitación acabaría por asfixiarse o lo que fuese que pudiera ocurrirle para dejarme en paz definitivamente, pero nunca ocurrió.

Una noche en una reunión en casa, arropado por varios familiares y amigos, decidí ir a tomar aire al balcón de mi habitación. A la sombra de mi sombra me seguía un buen amigo de la facultad, a la que había decidido ir años atrás, pero que finalmente tuve que abandonar.

– No soporto que me mire esa cosa -me decía siempre.
– Deberías ir siempre delante -le aclaré.

Nos apoyamos en la barandilla esperando una pizca de brisa veraniega. Al momento, abrió su chaqueta y sacó un frasco de cristal. A continuación atravesó la oscuridad de la sala y lo depositó sobre el escritorio. Me acerqué hasta él y le abracé.

– Esperaré en el pasillo unos minutos -me susurró.

Se marchó de la habitación sin mirar atrás.
Caminé unos pasos hasta la mesa, cogí el bote y lo destapé.

– A tu salud, semblante del demonio -dije antes de beber de un trago todo el brebaje.

Pensando que el efecto tardaría más en aparecer tuve que inclinarme por el dolor, apoyándome en una silla. El estómago me ardía y me entraban ganas de gritar hasta perder por completo la voz, pero no podía dar opción a mi salvación. Había aguantado demasiado a lo largo de mi vida y creo que merecía un descanso, el más largo de todos.
Mis últimas voluntades reposaban sobre la cama, en un sobre. Y mis últimos instantes me sostenían a duras penas, dejándome caer sobre el firme de la habitación. Al menos no había caído sobre el frío suelo, si no encima de una alfombra suave y confortable. Me lo había ganado.
En los últimos pestañeos dejé de distinguir formas y empecé a ver únicamente sombras. Sin embargo, contra todo pronóstico el oído se había afinado, haciendo que distinguiera las únicas palabras de la voz que me había seguido durante toda mi vida, desde el primer momento hasta estos fatídicos pero liberadores segundos.

– Te he acompañado en vida, ¿qué te ha hecho pensar que no te seguiré más allá?

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7 comentarios

  1. 1. Mariajo dice:

    Estupendo relato, original y sin fisuras. El final resulta espeluznante y da escalofríos, pero es de una lógica aplastante. Tiene la extensión justa, cuidado con la ortografía, (sino).Enhorabuena.

    Escrito el 29 abril 2015 a las 02:57
  2. 2. Jesús Bravo dice:

    Hola Mariajo:
    Me alegra que te haya gustado. Mi intención era dar un final oscuro y que dejara un poco de mal cuerpo.

    Ese “si no” es un error que se me ha escurrido entre los dedos, y te agradezco mucho la corrección. Espero que no se me escape nunca más.

    Un saludo y gracias por leerlo y comentarlo 🙂

    Escrito el 30 abril 2015 a las 14:28
  3. 3. grace05 dice:

    Muy buena historia. Mantiene la tensión y el suspenso y el giro final deja sin aliento.
    Si bien esta bien estructurada hay algunas pequeñas cosas que quisiera señalarte, con todo respeto.
    El inicio: El primer párrafo se presenta un poco confuso, tal vez menos explicaciones y la palabra “faz” saca de contexto. No se que quisiste expresar con “… arropado por varios familiares…” , me desorienta la palabra arropado ya que en mi país significa. T”tapado, cubierto,envuelto”, luego escribís “…brisa veraniega…”. La información de la facultad , tampoco es necesaria ya que luego no tiene ninguna trascendencia.”…A la sombra de mi sombra me seguía un buen amigo..”solo con esta oración hubiera quedado claro.
    Con una vuelta quedará una historia apasionante. Trabajas bien
    ¡Adelante!!! Estamos para aprender
    Te invito a comentar 106

    Escrito el 2 mayo 2015 a las 21:21
  4. 4. Jesús Bravo dice:

    Hola grace05:
    Me alegra que te gustara el relato y te agradezco que lo comentes.

    Voy comentando primero sobre lo que has expuesto en tu post:
    – Tenía la sensación de estar repitiendo constantemente la palabra “rostro”, entonces para que no sonara muy pesado traté de añadir un sinónimo. También tratando de hacer una diferencia entre la “faz” (que sería la cara del personaje principal) y el “rostro” (que es lo que tenía detrás de su propia cabeza el protagonista). Quizá no lo conseguí, pero esa era mi intención en un primer momento.

    – La frase “sentirse arropado” tiene un significado concreto aquí, y es que una persona se siente rodeada y apoyada por varias personas (familiares, amigos, etc.) en momentos complicados.

    – Por último, la frase “esperando una pizca de brisa veraniega” trataba de hacerle llegar al protagonista una última oportunidad de disfrutar de algo tan nimio pero tan reconfortante para él como podría ser esa pizca de brisa veraniega. Y mucho más teniendo en cuenta lo que vendría después.
    Pensó que después de todo merecía ese último regalo, supongo.

    Hay algo que no me gustó dejar plasmado en el relato y es la época en la que se encuentra el argumento. Espero que no me vuelva a pasar, porque me parece sumamente importante.

    Te agradezco mucho el tiempo que has empleado para leer y para comentar el relato. Todos los consejos y correcciones que me dais las guardo en mi cabeza para tratar de no meter la pata más adelante.

    Gracias y un saludo.

    Escrito el 3 mayo 2015 a las 00:17
  5. 5. Leonardo Ossa dice:

    Hola Jesús, con tu historia me haces pensar en que finalmente nos estaremos yendo de este mundo (algún día, ojalá lejano) con manías, vicios o temperamentos que quisiéramos exterminar radicalmente. Tu narración tiene esa proyección psicológica que en algún momento todos hemos considerado.
    Me ha gustado leerte.
    Saludos.

    Escrito el 9 mayo 2015 a las 05:07
  6. 6. Tinta Negra dice:

    Me cautiva el estilo, es elegante. La historia consigue transmitir el terror con desasosiego, que no es nada fácil. Seguiré leyéndote. ¡Muchas felicidades!

    Escrito el 23 mayo 2015 a las 21:56
  7. 7. Jesús Bravo dice:

    Hola Leonardo Ossa:
    Tengo la impresión de que al cruzar al otro lado dejamos aquí todo. Si finaliza la vida en este lado, se queda todo (bueno y malo), por lo que en el otro habrá cosas nuevas por conseguir y descubrir. Supongo que será así. Eso espero…
    Gracias por leer el relato 🙂

    Hola Tinta Negra:
    Me alegra que te gustase. Si conseguí dejarte algo de mal cuerpo al finalizarlo entonces conseguí el objetivo.
    Gracias 🙂

    Escrito el 23 mayo 2015 a las 22:07

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