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LA MALDICIÓN - por conchi

El auricular no se despegaba de la oreja de Luis, hablaba sin descanso, plácido y relajado en la silla, pegado a la mesa del despacho, su bolígrafo bien agarrado, dibujaba emborronando el sobre usado. El reloj pegado en la pared, cuadrado como una losa, enmarcado de madera oscura, marcaba las once, el sol dejaba caer sus rayos sobre las hojas de Cala en el umbral, recogiendo a su paso migajas de polvo que aprisionadas se movían haciendo cabriolas.
Nervioso, el profesional de farmacia, hombre de edad avanzada y asiduo beneficiario de los servicios, que hacía años, le brindaba Luis, en el riego de su finca, con la energía del alumbrado, dando claridad a la zona oscura, y fuerza, con la que proveía agua a sus ganados de ovejas y caballos. Apareció en el umbral de la oficina, enfadado, alzando la voz, reclamaba a Luis los servicios que demoraba a pesar de las copiosas llamadas de auxilio por la ausencia de agua, debido a una avería en la columna, donde se apreciaban fusibles fundidos, impidiendo el servicio del agua a sus animales, causando pérdida de algunos de ellos.
Luis, al escuchar la voz desencajada del hombre, pulsó el auricular con fuerza, y con fiero provocador se dirigió al umbral, y en su presencia, con rudas facciones, señaló con su dedo índice la salida, ordenando al hombre que se marchara.
Sin comprender su reacción, el hombre, bajando la voz se esforzó, por guardar su mesura, pero sin abandonar la decisión de hacerle responsable de la ausencia de agua en su finca, y la pérdida de alguna de sus ovejas por no haber acudido a sus constantes llamadas. Con apresurada energía, Luis, dirigiéndose a él, con exagerado violencia, le señaló de nuevo la salida. El hombre, llevó su mano derecha a su pecho, a la vez que, un poco encorvado quiso agarrar una silla, su corazón parecía reclamar un orden de sosiego. Luis, al ver que echaba mano de la silla, con fuerza dio con su pie sobre ella enviándola lejos ocupando él mismo su lugar. El hombre, confundido, salió agarrándose a la pared, pronunciando palabras duras sin vigor, sonando a maldición.
Cerrando con fuerza la salida a su paso, Luis volvió a su mesa, con apariencia sosegada, como si nada hubiera ocurrido, complacido, ocupo su sillón donde de nuevo puso en marcha su auricular pegando su oreja en él, sonriendo y conversando relajado, su expresión ufana despedía la seguridad de la gloría, la ausencia de preocupación por la salud de un asiduo parroquiano, o su pérdida de animales, marcaba sus facciones, despreciando la pequeñez de unos servicios de bajos beneficios económicos, aspirando a grandes esquemas de obras, con renombre, se enmarcaba con los gloriosos.

Sudoroso, apoyado en la pared, su mano incapaz de llegar al bolsillo de su camisa, moviéndose de forma prolongada, por fin, pudo agarrar la pequeña píldora y llevarla a su boca, sus piernas no sobrellevaban el peso de su cuerpo, dejándose caer en el bordillo de la acera.
Ignorando el rápido andar de las manecillas de su reloj, permaneció en el bordillo de la acera, dejando espacio para la recuperación de su corazón.
La casualidad hizo posible que su propio hijo lo descubriera.
––¡Papa!
––No pasa nada,…. Escúchame, seguro que yo no lo veré, pero mi deseo, mi final deseo, es que veas lo que yo no podré ver. El responsable de la perdida de mis animales, su propio y próspero negocio, debe quemarse con fuego.
––Pero Papa, ¿Cómo pones sobre mí, esa losa?
––No, no debes hacer nada, solo observa, la maldición le llegará, él ha sembrado fuego sobre lo mío, y sobre mí mismo, y fuego será lo que recoja.
––Papa, ¿qué ha pasado?… Vamos, agarra mi brazo, vamos a casa
––Si, vamos, es urgente buscar a un chispa sosegado y rápido
––Ya lo hice yo, la avería quedó reparada
––No lo olvides, es posible que pasen años, la maldición llegará, debes observar, cuando llegue yo descansaré, no deseo el mal, solo es necesario la recompensa de la jurisprudencia, la carencia de ella es más doloroso que el hecho que la causo.

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5 comentarios

  1. 1. Troya dice:

    La historia me ha interesado. La situación es injusta, que pongas todo tu empeño en tu negocio, en tu vida y que pagues unos servicios y pasen de ti. Sin importarles nada porque no les merece la pena.

    En cuanto a la forma del texto, creo que deberías de revisarlo y reescribirlo para una mayor comprensión de la historia:
    – Hay frases muy largas (yo también peco de eso), con descripción que hacen que pierdas el hilo. Añade más signos de puntuación y quita alguna descripción innecesaria.
    – Muchas repeticiones de explicaciones, es todo muy reiterativo.
    – Y por último, vigilaría algunas tildes.

    ¡Saludos y sigue escribiendo!

    Escrito el 29 abril 2015 a las 12:38
  2. 2. Kenoa Gessle dice:

    La historia es interesante, me gustaría saber si años mas tarde realmente se cumplió la maldición. Obviamente la extensión limitada del taller no nos permite extendernos mas. la palabra Sosiego repiten mucho, quizás buscaría algún sinónimo que nos aliviane el oído. saluods

    Escrito el 29 abril 2015 a las 16:59
  3. 3. grace05 dice:

    Adhiero a los compañeros, tu historia es interesante, pero debes pulirla. La oraciones tan largas, con muchas explicaciones hacen que pierdas la coherencia y el texto se vea confuso. Puedes releerla en voz alta, esto te ayudará a ver qué debes mejorar. Piensa en más diálogos, esto le da fluidez y acción a la historia.
    ¡Sigue trabajando! ¡Adelante!!!!
    Te invito a comentar 106

    Escrito el 2 mayo 2015 a las 19:34
  4. 4. Zelfus dice:

    La situación está clara para todos y sin duda hemos tenido ese incómodo momento en el que, por la premura de nuestros intereses, intentamos apresurar a un empleado que no conoce el significado de la palabra empatía. Todo eso me parece bien logrado. Ahora, el dialogo con el hijo y, todo el cierre en sí, me parece un intento por hacer que la situación se revirtiera y fuera más justa, pero no siento que esté justificado en nada más. Yo le daría un vuelco o, lo mínimo, mostraría qué pasa al final en vez de insinuar que puede pasar.

    Estoy comentando los 10 siguientes a mi relato. Este es el número 7.

    Escrito el 4 mayo 2015 a las 02:47
  5. 5. KMarce dice:

    Saludos, te comento que yo he trabaje por muchos años como Gestor de Servicio al Cliente, en donde se recibe toda clase de quejas, con los clientes mas comprensibles, hasta aquellos que te maldicen hasta la quinta generación… No creo que me caiga ninguna maldición, teniamos una empresa que realmente queria ayudar a sus clientes.

    Pasado a esto, te han mencionado algunas mejoras. Creo que debes observarlas, algunas cosillas que se pueden aplicar.
    Tienes una gran narrativa, pude ver esas motas de polvo a través de la luz, lo cual me ha gustado mucho y te felicito por ello.
    Sin embargo la primera parte y la segunda parecen ser escritas en dos momentos díferentes, la primera demasiado pausada, con lujo de detalles y la segunda como un torrente de emociones y un final subjetivo.
    Me hubiera gustado ver diálogos entre el agente y el cliente, mostrar más y detallar menos. No temas usar un recurso que creo que has sabido sobrellevar más en la segunda parte.

    Nos leemos.

    Escrito el 14 mayo 2015 a las 22:02

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