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La maldición - por Rayen

La Maldición
Aquella mañana de invierno llovía torrencialmente y el despertador había sonado veinte minutos más tarde de lo programado, unos ojos dormidos trataban de leer la hora sin poder creer que ya estaba atrasada lo tiró lejos contra la muralla, el día prometía ser uno de esos … Rebeca salió corriendo sin desayunar a tomar el metro, sabiendo que llegaría a todas partes veinte minutos tarde y con hambre . –Bueno se dijo “Ya recuperaré el tiempo durante el día”.
Rebeca es una secretaria ejecutiva en una sucursal de un banco, siempre debía llegar unos quince minutos antes de la hora para poder disfrazarse de señorita, con mayor razón durante el invierno.
Cuando llegó frente a la estación del metro se dio cuenta que atravesar la calle era como tomar un barco y sin pensarlo dos veces se subió a un triciclo que por una monedas atravesaba a los transeúntes sanos y secos a la vereda contraria, pero la maldición del reloj parecía perseguirla, un bus del transantiago pasó a gran velocidad levantando el agua que la mojó de pie a cabeza sin misericordia, llegó a la estación del metro y a duras penas logró subir al vagón, apretujada entre la multitud no lograba subir un brazo para arreglar y poner todo el pelo dentro del gorro y dejara de escurrir por el cuello hacia el pecho, cuando se bajó en el centro de Santiago su estado era calamitoso. El reloj de la estación le mostraba lo tarde que era, pero su ánimo aún no decaía, subió corriendo, rechazando la escala mecánica para ganar tiempo, en la calle continuo corriendo, mientras desde las vitrinas muchos relojes de distintos tamaños y formas parecían reírse cuando marcaban los minutos.
Ya en la oficina frente al casillero. _Hola Rosita
_ ¡Huy! señorita Rebeca, como está de mojada, por Dios.
_Un idiota en La Gran Avenida, me mojó, ayúdame por favor, mira que estoy atrasada.
_ Lo peor es que el jefe ya preguntó por usted, y tuve que decirle que no había llegado, ¡apúrese!
Rebeca ya posicionada de su papel de secretaria, sobria, sencilla, discreta, cortés y correctamente vestida se sentó en su escritorio. Encendió el computador, no sin antes mirar de reojo el reloj control del pasillo que la miraba sínicamente, cuando sonó el teléfono y ella atendió;
_ “Sucursal del Banco de Chile, buenos días” _ ¿En qué lo puedo atender?, mientras leía los mails de la oficina,
_ Ha sí, con ella, ¿Dígame?. Su rostro se desfiguró y mientras escuchaba sus ojos se clavaron nuevamente en el reloj del pasillo, que ahora parecía reír con desparpajo, mientras ella titubeante preguntaba _ “¿Es…Está seguro?

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4 comentarios

  1. 1. María Gabriela Sánchez dice:

    Sentí una gran emoción cuando me llegaron los comentarios y los agradecí,era mi primer trabajo, nadie me ha leído mis cuentos,pero me gustó mucho la forma minuciosa de la corrección algo que me faltó a mi pero aprendí. Muchas gracias

    Escrito el 29 abril 2015 a las 21:08
  2. 2. grace05 dice:

    Me gustó tu historia. Tiene ritmo. Me sentí tan mojada, apurada y turbada como Rebeca. Si bien tiene algunos errores de puntuación, inclusive ortográficos como el “Ha”, que se escribe ¡Ah¡ , porque es una exclamación, aquí deberías haber obviado la A , solo la respuesta hubiera sido.”….-Si, con ella…” Aquí “…_ ¿En qué lo puedo atender?,no va guión de diálogo ya que lo habías comenzado anteriormente, un punto seguido. “…, mientras leía los mails…” esta oración va entre guiones ya que es una aclaración.
    Seguramente el compañero que te comento te habrá indicado otra pequeñas cosas. Esta historia necesita un poco de pulido y estará muy buena.
    ¡Adelante!!!! Estamos para aprender.
    Te invito a comentar 106

    Escrito el 3 mayo 2015 a las 23:01
  3. 3. Fabián dice:

    El relato empieza muy bien, una escena costumbrista en la que vemos como se las ingenia la protagonista para llegar al trabajo, pero acaba de una manera que parece propia de otro relato.

    •Forma

    Hay que darle una revisión a la puntuación, y a algunas frases desordenadas.

    “Rebeca salió corriendo sin desayunar a tomar el metro” → “Rebeca salió corriendo a tomar el metro, sin desayunar” o “Sin haber desayunado, Rebeca salió corriendo a tomar el metro” Suenan mas naturales.

    Aquí creo que te liaste un poquito con el diálogo del personaje y la acotación del narrador.
    “–Bueno se dijo “Ya recuperaré el tiempo durante el día”
    La forma correcta sería así:
    —Bueno —se dijo—, ya recuperaré el tiempo durante el día.

    Todo lo que sean acotaciones del narrador deben diferenciarse de las palabras del personaje, ya que no son parte de su discurso. Y los diálogos siempre empiezan en un párrafo nuevo.
    (El guión largo “—“ se pone con ALT+0151)

    Cuando hay una transición de tiempo, en el que éste se adelanta a varios minutos/horas o más, es mejor punto y aparte que una coma.
    “….de pie a cabeza sin misericordia, llegó a la estación del metro“ → “….de pies a cabeza sin misericordia.
    Llegó a la estación del metro….”

    Otro ejemplo:
    “….dejara de escurrir por el cuello hacia el pecho, cuando se bajó en el centro de Santiago” → “….dejara de escurrir por el cuello hacia el pecho.
    Cuando se bajó en el centro de Santiago….”

    Ojo con las comas que cortan frases.
    “Un idiota en La Gran Avenida, me mojó, ayúdame por favor, mira que estoy atrasada.”
    “Un idiota en la gran avenida me mojó. (punto y seguido, por que ya dio la explicación y comienza otro enunciado) Ayúdame por favor, mira que estoy atrasada”

    Son cosillas que con la práctica las iras viendo y sabrás evitarlas

    •Contenido

    Se me hizo un poco raro que tirase el despertador “contra la muralla”, ¿Qué muralla?, ¿No queda mas natural decir “pared”?

    Ahora lo que decía al principio. El final me pareció destinado para otra historia, ya que durante todo el relato se mantiene un tono mas cotidiano, costumbrista, “still life”, pero acaba de una manera que choca con todo eso, y no es un choque que sorprenda por el giro argumental, es mas bien un choque en plan: “¿qué me he perdido, a que venia esto?”, como fuera de lugar.
    Por eso no acabé de entenderlo, por que no veo pistas para que, yo como tu lector, pueda deducir quién la esta llamando, y qué le está diciendo para que ella “desfigure su rostro”. Parece algo grave.

    Pero esto tiene fácil solución. Utilizaste 400 palabras del limite de 750, podrías desarrollar un poco mas ese final, que sinceramente, es lo que realmente me interesa como lector, mas que ver como llega a su trabajo con todo lujo de detalles.

    Tu papel como autor@ es atrapar al lector, retener toda su atención en tu historia, y mediante escenas y sucesos decirle “¡No, no!, tu no te vas a ningún lado. No miraras el móvil, ni miraras el facebook, ni miraras por la ventana hasta que yo lo diga”. Y ésto se logra yendo directamente a la parte interesante de la historia, atrapando al lector desde el principio.

    Escrito el 5 mayo 2015 a las 10:05
  4. 4. KMarce dice:

    Saludos Rayen,
    Recibe la bienvenida a este espacio, tengo la seguridad que encontrarás un buen espacio en donde expresarte y adquirirás muchos buenos consejos. Te recomiendo que veas las entradas de meses anteriores en cuanto a los diálogos, que hay un poco de material para trabajar ahí.

    Al igual que Fabián me quedé con una sensación de haber entrado a una dimensión desconocida, porque no comprendí ni el diálogo, ni el asombro, ni el final abrupto de la historia.
    A veces pecamos, me incluyo, de pensar que las personas perciben lo mismo que yo, tal como dijo Fabián, podrías volver a retarte y extenderte hasta las setecientas cincuentas palabras, para que rodondees tu historia.
    También sus consejos gramaticales. Yo añadiría que debes leer en “bloques” alejarte un poco de tu computador y ver como se aprecia el texto, leer en voz alta (un lector electrónico no te hará trampa), Hay un enorme párrafo que no tiene más signos de puntuación que comas, cuando podrías aplicado otros, por ejemplo:
    “Cuando llegó frente a la estación del metro se dio cuenta que atravesar la calle, era como tomar un barco y sin pensarlo dos veces, se subió a un triciclo que por una monedas atravesaba a los transeúntes sanos y secos a la vereda contraria. Pero la maldición del reloj parecía perseguirla; un bus del transantiago pasó a gran velocidad levantando el agua que la mojó de pie a cabeza sin misericordia.
    Llegó a la estación del metro y a duras penas logró subir al vagón, apretujada entre la multitud, no lograba subir un brazo para arreglar y poner todo el pelo dentro del gorro y que dejara de escurrir por el cuello hacia el pecho.
    Cuando se bajó en el centro de Santiago su estado era calamitoso”.

    Hacer esas pausas, no solo le da un respiro al lector. Te ayuda “visualmente” a imaginarte la escena sin sentir que vas dentro de un tren que corre en veloz carrera y no te deja ver el paisaje.

    Espero que participes para el reto de los tambores, y que los consejos que hayas recibido de tus comentaristas anónimos te ayuden. Siempre lo digo, si amas escribir, nunca dejes de hacerlo.

    ¡Nos leemos!

    Escrito el 26 mayo 2015 a las 03:59

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