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La maldición - por Dan D'Ors

La niebla envuelve unas figuras embozadas que se esconden a la sombra de la iglesia. Ni siquiera un edificio prerrománico como ese, en un valle alejado de cualquier lugar civilizado, ayuda a disimular la sensación de irrealidad de dicha escena. Los densos jirones de nubes parecen querer agarrarles y derribarles.
Un espejismo de reposo rodea a ambos, que desaparece al reparar en que, en verdad, ambas figuras se desplazan muy despacio. Siguen una coreografía de una época ya pasada, dejando siempre diez pasos de separación.
El sonido de unas alas rompe el incómodo silencio, alejándose. Después se oye una voz, ronca y cascada, que procede de la figura más pequeña:
-Disculpe señora, no he podido comprenderla. ¿Me buscaba a mí? ¿Por qué? –dice a la par que se aleja unos pasos.
-Claro, querido. He venido a comprobar algo que leí en un pergamino –responde una voz chillona, de esas que provocan dolor en el oído.
-¿Un pergamino? ¿Y eso en qué me concierne? –vuelve a inquirir la figura achaparrada.
-Bueno, eso es más complicado… Sería necesario que permaneciéramos aquí dos horas y ninguno disponemos de ese margen –responde una voz que ahora suena más juvenil.
-¿Podríamos resumirlo? – al volver a desplazarse, la figura choca con el muro que rodea la zona ajardinada.
Parece que su camino acaba ahí. No hay ningún lugar al que ir, ha quedado arrinconado sin remedio. Mira hacia su perseguidora y logra ver algo en el fondo de la capucha. Son los rasgos de una niña, pero eso no concuerda con la despiadada sonrisa que parece esconder un saber arcano.
-Bueno, podría narrar la versión breve –dice la joven, riéndose al ver que su presa no va a escapar-. Yo era una persona educada, mucho mayor de lo que ahora parezco –dice bajando la capucha, descubriendo sus facciones.
Sin dejar de mirar al hombre, prosigue con la narración.
-Mi marido sufrió una maldición de una vieja romaní que fue salpicada por su calesa un día de lluvia. Al principio nos reímos, pero poco a poco los cambios comenzaron a hacerse visibles. Bajó de peso y su piel perdió las arrugas. Desaparecieron las canas de su barba y se redujo su volumen. Un año después del malhadado día, acabó siendo un bebé en mis brazos… -la niña hizo como si acunase a alguien, con la mirada perdida en la densa niebla.
-Señora, discúlpeme la osadía, pero…
-¿No querías saber por qué he venido? Paciencia… ¡Has de aprender lo que es la paciencia, es la única forma de no perder la cabeza! –exclama y golpea el suelo con rabia. Un segundo después parece calmarse-. Como iba diciendo, a lo largo de ese año leímos cualquier libro, pergamino o papiro que pudiese revelarnos cómo solucionar el problema de Joseph, mi marido. Probamos mil y un remedios y ninguno funcionó. Vinieron curanderos renombrados. Fracasaron, sin excepción. Al acercarse ya el final, Joseph quiso suicidarse, pero la maldición se lo impedía, debía sufrirla de cabo a rabo. Yo, viendo su desesperación, al final no pude sino ayudarle a descansar en paz…
Su mirada se pierde de nuevo, con lágrimas surcándole las mejillas. Sin embargo, su voz no desfallece, sino que parece recuperar fuerza y prosigue:
-Uno de los pergaminos decía la verdad. Las maldiciones deben cumplirse, así que adivina quién heredó su maldición…
-Bueno, supongo…
-No he acabado –dice la joven-. Fallecido mi esposo sólo me quedó una opción, no perder la esperanza que me quedaba. Debía localizar a alguien cuya maldición anulase la mía –hace una pausa-.
-¿Cómo sabéis que yo envejezco más rápido de lo normal?
-He de decir que has sido difícil de localizar. Esquivo, no has dejado ni un nombre en el recuerdo. Ahora, por fin, ha llegado la hora –se agranda su cruel sonrisa angelical y saca un cuchillo.
El hombre alza las manos, desvalido. La joven se acerca amenazadora, blandiendo el cuchillo hacia el corazón del hombre. En escasos segundos, las manos del hombre se disparan hacia el cuello de ella, que muere con una mirada de sorpresa en sus ojos.
-Qué pena que nunca vaya a poder agradacerle la información, ni la nueva vida que me ha dado. No envejecer, no rejuvenecer, no morir nunca. Será mejor que vuelva a casa y salde las deudas que me quedan. Empecemos por la bruja que me hechizó. Quizá la empale…

Vlad se fundió en las sombras, dando comienzo a la leyenda.

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7 comentarios

  1. 1. Leonardo Ossa dice:

    Hola Dan, gracias por llevarme de paseo con tu texto a Transilvania. Has recreado un ambiente que se apega a mi imaginario.
    Ahora ya de regreso, encuentro que no utilizaste la letra “Te” y cumpliste la totalidad del reto propuesto para este mes.
    ¡Felicitaciones! espero que otros compañeros de Literautas tengan la oportunidad de leerte y comentar acá.
    Saludos.

    Escrito el 29 abril 2015 a las 16:49
  2. 2. Wolfdux dice:

    Hola Dan,

    una historia muy bien escrita y en la que uno se mete desde la primera frase. No me había percatado, ha sido gracias a Leonardo, de que en tu texto no hay T’s, felicidades por ello. Incluso ahora me gusta incluso más, ya que no he visto nada forzado durante la narración. Un abrazo.

    Escrito el 30 abril 2015 a las 16:35
  3. 3. ome tecpatl dice:

    Muy buen texto Dan. Curiosamente, me detuve aquí porque vi tu comentario a Leonardo. Es injusto que no te lean, o cuando menos que no tengas comentarios, quizá una maldición de mala suerte. Pero la calidad de tu escritura habrá finalmente de revertir la maldición, porque al leerte no sólo se disfruta, también se aprende. Felicidades!

    Escrito el 30 abril 2015 a las 19:58
  4. 4. KMarce dice:

    Saludos Dan, gracias por pasar por mi relato y tus comentarios. He contestado en él, no sé si pasarás por allá, así que te escribo aquí.
    El relato se basa en una pelí que tampoco he visto, pensé que si yo ignoraba tanto, aquellos que no la vieron entenderían al mismo nivel mío, Errata solo mía. En esta historia, “La Muerte” asume un nombre inventado en el cuerpo de un joven que ha sido arrollado. El se encarga de llevar a otros a su destino final la muerte. Tuve que leer parte del guión (leo mas rápido que ver una pelí completa) y entendí que la muerte se enamora de una mortal, Susan, pero deberá abandonar ese cuerpo prestado, perdiendo la oportunidad: Esa es su maldición, ser inmortal, no poder amar y que el amor se le niegue por su naturaleza. Y la otra “maldición” es que los humanos somos mortales.
    A tu relato!!! Me ha encantado que el mismo actor que me inspirara a mí, y me trajera a memoria una pelí de vampiros, mi favorita: Entrevista con un vampiro. En este caso, será el famoso Conde, pero los vampiros me atraían muchisímo (ahora menos gracias a la saga del crepusculo :S)
    Pero me ha gustado el giro, una maldición que quiere ser cortada y al final la victima sería el victimario, que carga su propia cruz (no literal porque se fulmina solo):P
    Me parece un relato interesante, bien montado y con esas dosis de intriga.
    Coincido con Ome, pero creo que el tener todos un mismo “título” ha cobrdo su cuota. Creo que debemos respetarnos y dar nuestro aprecio por quienes nos comentan devolviendoles el favor. Has recibido buenas reseñas, seguro otros vendrán a comentarte.
    Nos leemos 😀

    Escrito el 30 abril 2015 a las 23:16
  5. 5. Fabián dice:

    Me gusta mucho la idea de las dos maldiciones contrarias.

    •Forma

    No he notado ni la ausencia de T’s ni tropezones por el camino. O sea que la puntuación y la sintaxis están de P… madre.

    •Contenido

    Me encanta ver que los personajes gesticulan y se mueven mientras hablan, ese tipo de acotaciones creo que enriquecen mucho a los diálogos y a los personajes. Gestos como el golpe que da en el suelo cuando se enfada, o el de acunar con los brazos, etc, genial.

    Como decía al principio, muy buena la idea de dos maldiciones contrarias y que pueden anularse entre sí.
    Y muy bien llevado hasta el final el misterio de la identidad del conde.

    Buen trabajo.

    Escrito el 1 mayo 2015 a las 11:48
  6. 6. Leonardo Ossa dice:

    Dan, te visito nuevamente para agradecer los comentario hechos sobre mi relato “La maldición” He tomado nota de las observaciones que me hicieron para tratar de superarlas en futuras narraciones.
    Ratifico lo comentado más arriba sobre tu texto. Me alegra haberte leído.
    Saludos.
    leonardo_ossa@hotmail.com

    Escrito el 7 mayo 2015 a las 05:02
  7. 7. beba dice:

    Un relato excelente. Todos los comentarios precedentes se justifican.Buen argumento, buen ritmo; buen vocabulario; corrección gramatical.
    Te felicito.
    Te sugiero pedir concretamente que te comenten. Usa el espacio para mensajes que aparece al final de la convocatoria para el nuevo cuento con tambores. No es gracioso pero hay que tomar la vida como viene.

    Escrito el 8 mayo 2015 a las 03:10

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