Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

MALDICION - por Matilde

MALDICION
La casa en las afueras de la ciudad, sobre la colina escarpada, permanecía a oscuras. A lomos de mi caballo me escondía, sin necesidad, bajo un copioso árbol. Esperaba y vigilaba. El aire soplando, en vendaval, ardía como las llamas voraces del incendio del que huía.

En una claraboya del segundo piso se encendió una luz y alumbró como un foco la oscuridad de la noche.

El recuerdo me desgarraba. Cinco hijos, mi mujer había parido. Crecían hermosos y con fuerza, pero morían. Uno cayó al pozo. A uno más, la soga del columpio, con rabia, al cuello se le enredó. La niña, la alegría de la casa, muchos cumpleaños celebró, pero el día que empezó a ser mujer, se refrescaba en el agua del río y de rojo la coloreó. La pequeña, de largos rizos rubios, con juegos de inocencia al sol encandiló; y con los ojos secos y la piel arrugada la hallamos.

Mi desesperación, a los pies de la cuna del bebé con cara de sonrisa, me hizo alzar la voz: “¡Ya no más! ¡Solo uno! ¡No, él no!”. Nadie me escuchó. Una mañana, en silencio, se fue.

Amarga vida he vivido sin querer saber el porqué. Una pequeña sospecha empezó a fraguar y la acallé. Sin embargo, hoy en la noche, con la casa cerrada al calor y aprovechando el frescor de las anchas paredes, mi mujer dormía y el rayo cayó -ni más acá ni más allá- en el espacio que ella ocupaba y la abrió en dos.

Las llamas abrazaban mi hogar, el que creía un refugio seguro.

Con la luz del incendio comprendí, que haría bien en saber qué más quería. Con el fuego alcanzando mi espalda, cogí el caballo y cabalgué.

Era la señal. Bajé del caballo y caminé por el pedregoso sendero. Franqueé el hueco principal de acceso a la casa. En el fondo del largo pasillo se veía la luz y hacia allí me dirigí.

Acomodada, a lo largo de un sofá viejo y descolorido, ella sobresalía. Las ropas de color negro empalidecían su piel. Su cuerpo había engordado, pero la cara seguía siendo flaca y alargada. La nariz, aún más afilada que cuando la conocí. La mirada felina de sus ojos hería mi cuerpo como dardos. De su boca salió una voz cavernosa, que usaba después de muchos años sin hacerlo.

—Ya no posees nada, ¿verdad? ¿Por eso has venido?
—Sí. Lo sabes bien, nada me queda. Siempre he recordado las palabras finales que salieron de esa boca: “mi maldición irá donde vayas”. Lo has conseguido. La maldición siempre me ha acompañado. Y ahora, ¿qué más quieres de mí?
—Anda, ven. Abre el arcón y mira.

Mis manos, con el vaivén del miedo, se movían con rapidez. Mi corazón quería salir y golpeaba el pecho con fuerza. Esperaba hallar solución y paz a mi vida.

Abrí el arcón y el olor nauseabundo subió a mi cara dejándome sin respiración. Al roce de mis manos, crujió lo guardado.

Como en la lejanía, volví a oír su voz: “la sábana envuelve promesas incumplidas, amores al oscuro que, con miedo, engendran hijos no queridos”.

Cerré los ojos. Los cubrí con mis manos: no quería ver la escena macabra que es capaz de realizar el rencor despechado.

Ella, despacio y con gran esfuerzo, bajó del sofá, se irguió y caminó. Al llegar a mi lado, acarició mi pelambrera quemada, cogió mi mano en la suya y los dos nos apoyamos: mi cabeza en la suya, la suya en la mía.

Empezaba a amanecer. Los rayos del sol avanzaban, balanceándose, por medio de los árboles; chocaban en el hueco de la pared y se colaban iluminando la sala.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

2 comentarios

  1. 1. Aner dice:

    Buena forma y estructura general, aunque algunas expresiones me suenan un tanto extrañas (“Cinco hijos, mi mujer había parido”), y tampoco me convence la colocación de verbos al final, tal y como haces, por ejemplo, varias veces en el tercer párrafo (aunque tal vez sea una cuestión de estilo).

    Pulcro texto cumpliendo el reto opcional. Considero que hay calidad narrativa y buen lenguaje expresivo. Temo no haberlo comprendido del todo. Me gusta mucho que la última frase sea una descripción circunstancial, que parezca ajena al texto y, a su vez, lo embellezca y dramatice.

    Escrito el 29 abril 2015 a las 12:51
  2. 2. beba dice:

    Hola, Matilde:
    Tu cuento es muy bueno y original. El desenlace me pareció fantástico.
    Manejas muy bien el vocabulario y la gramática. Mantienes un ritmo estable y apropiado al relato.
    Sólo te sugiero revisar y reorganizar el tercer párrafo, el de los niños muertos;creo que resulta forzada la sintaxis, al cerrar cada oración con los verbos, precedidos de sus complementos.
    Por lo demás, excelente.
    Felicidades.

    Escrito el 30 abril 2015 a las 20:31

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.