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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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El pasillo - por Daniel Villalobos

Mientras aseguraban sus muñecas y tobillos, Joaquín vio pasar su vida como una sucesión de imágenes que le envolvía, que le asfixiaba y le hería; desde la oscura infancia cuando corría por el andén, mientras la silueta borrosa de su madre se despedía a través de la ventana del tren que nunca más la traería de vuelta, hasta los múltiples crímenes que cometió a lo largo de una corta vida que según él, le quitó muchas cosas en lugar de dárselas.
A lo largo del pasillo, custodiado por cuatro oficiales armados, Joaquín vio la figura de su maestro de escuela diciéndole, tienes mucho potencial… mucho… pero debes trabajar duro para enderezar ese endemoniado carácter.
También vio a la abuela Dolores, que no era su abuela verdadera, mientras hacía una mueca de desaprobación, sosteniendo en sus manos aquella vieja alcancía de la cual él extrajo muchas veces los preciados tesoros guardados por aquella anciana, que esperaba para aquel muchacho una vida mejor.
En el pasillo estaba la señora Rivas, para quien trabajó como chofer, secando sus lágrimas mientras oprimía sobre su pecho aquel valioso collar de esmeraldas que le costó su vida a manos de un demonio poseído por la desesperación y la frustración.
Vio a “el brujo” que lo introdujo en el mundo de las drogas, con su piel arrugada y sus dientes amarillos, riendo y diciéndole: te lo dije, te lo dije.
También Marta estaba allí, casi al lado de la puerta, sosteniendo en brazos al único hijo del que Joaquín tuvo conocimiento; ella fue la única persona que le amó de verdad, que creyó en él incondicionalmente y la que fue abandonada en cuanto él supo de su embarazo.
El oficial corrió el cerrojo y la puerta abrió a un patio con paredes de ladrillos y piso de concreto. El pelotón estaba en posición; Joaquín fue colocado en medio del paredón. Antes de que le vendaran miró los rostros de aquellos extraños con quienes seguramente alguna vez se cruzó en la calle. No conocía a ninguno. Elevó su vista al cielo que desplegaba tonos rojos y naranjas… nunca le pareció un atardecer tan bello, quizás porque nunca deparó en él; sintió la brisa fresca sobre su rostro como un presagio de libertad. Una lágrima se deslizó por debajo de la venda.
Escuchó al oficial a cargo dar instrucciones; oyó como los presentes preparaban las armas. Entonces los tambores comenzaron a sonar.

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4 comentarios

  1. 1. elisi dice:

    Creo que pasas de puntillas sobre el tema. Esta bien el desfile de personajes que pasan por el pensamiento del protagonista antes de morir (si es que finalmente muere) pero echo en falta mas reflexion personal, mas dolor. pienso que es demasiado plano, que la angustia ante una muerte inminente no se refleja. A mi modo de ver, el relato pide mas extension para poder trabajar este tema.

    Escrito el 28 mayo 2015 a las 12:35
  2. 2. Tinta Negra dice:

    ¡Buenas Daniel! El último párrafo me pareció el mejor y la frase del reto encaja a la perfección. Anterior a éste, encuentro esta frase demasiado larga:”secando sus lágrimas mientras oprimía sobre su pecho aquel valioso collar de esmeraldas que le costó su vida a manos de un demonio poseído por la desesperación y la frustración.”Quizá con una coma después de “secando sus lágrimas” quede mejor a mi parecer. “Vio a “el brujo” no me suena bien, a lo mejor directamente y sin comillas”Vio al Brujo” o “Vio “al brujo”. Pero son pequeñas cosas, repito que el último párrafo me encantó, para mí resume la esencia de la historia “sintió la brisa fresca sobre su rostro como un presagio de libertad.”La muerte como liberación para un personaje que no supo valorar la vida, la creo una valiosa reflexión. Es corta pero en mi opinión no es un fallo, la encuentro bien resumida. ¡Un saludo compañero!

    Escrito el 2 junio 2015 a las 09:38
  3. 3. José Torma dice:

    Que tal Daniel?

    Creo que el comentario de elisi, que comparto hasta cierto punto, es adecuado. La historia no engaña y se desarrolla como la imagina uno, no hay sopresa.

    El modo formal es lo que requiere mas trabajo. Tienes frases muy largas que requieren las revises leyendolas en voz alta, para que veas donde una coma, un punto y coma y tal vez un punto y seguido, beneficiaria al lector mucho.

    Tu escribes:

    “Mientras aseguraban sus muñecas y tobillos, Joaquín vio pasar su vida como una sucesión de imágenes que le envolvía, que le asfixiaba y le hería; desde la oscura infancia cuando corría por el andén, mientras la silueta borrosa de su madre se despedía a través de la ventana del tren que nunca más la traería de vuelta, hasta los múltiples crímenes que cometió a lo largo de una corta vida que según él, le quitó muchas cosas en lugar de dárselas.”

    Me tome el atrevimiento de trabajarlo…

    “Mientras aseguraban sus muñecas y tobillos. Joaquín vio pasar su vida en una sucesión de imágenes que lo envolvía, asfixiaba y hería. Desde la infancia, recordaba correr por el andén, mientras su madre se despedía a través de la empañada ventana. Nunca lo volvió a ver. Recordó los múltiples crímenes que cometió a lo largo de una corta vida que según él, le quitó muchas cosas en lugar de dárselas.”

    Hay veces que tendemos a dar demasiada informacion que no aporta nada y que hace las oraciones pesadas. Si a esto le agregamos una pobre puntuacion, pues se hace dificil la lectura.

    Espero mis palabras te sirvan de aliciente a seguir escribiendo y esforzandote. Esto es un largo camino y todos vamos aprendiendo.

    Te recomiendo visites textos de los compañeros y los comentes con toda honestidad, de este modo empezaras a tener comentarios y podras aprovechar al 100 % el taller.

    Saludos y felicidades por atreverte.

    Escrito el 8 junio 2015 a las 19:37
  4. 4. beba dice:

    Hola, Daniel:
    Me gustó tu trabajo.Es lo que pasa por el alma de un condenado a muerte. Es más informativo que narrativo, pero lo has trabajado con mucha belleza, y en forma correcta.
    No es un relato convencional,dinámico y conflictivo;pero todo en la vida es dinámico, aunque transcurra en los recuerdos,en las sensaciones, en los sueños… Esa lágrima soluciona un conflicto que el lector vislumbra: hombre-sociedad.
    Adelante.
    El mío es el 135

    Escrito el 8 junio 2015 a las 20:08

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