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LA TRIBU - por GAIA

LA TRIBU

Tener a los nietos en casa siempre me causa sentimientos encontrados. Por un lado, la alegría de verlos una vez al mes y por el otro lado, el temor y la incertidumbre de qué pasará, qué romperán o a quién le pegarán? Tampoco me gusta que crean que soy un ogro y es por eso que dejo que le den chupetas y galletas al perro que ya no tiene dientes y persigan al pobre gato que les tiene pavor.

Todo sea porque mi hija y su marido tengan sus días de asueto. Son cuatro mis nietos: Juan de once, Eduardo de seis y las gemelas Isabel e Isaura de cuatro abriles. El listo de mi marido se va con su madre a la playa. O sea, que me quedo con las fierecillas o con “la tribu” como les llama mi suegra.

Para mi sorpresa ese fin de semana lo puedo catalogar como inmemorable y extraño, los niños llegaron calladitos y muy cariñosos. Que si abuela te quiero tanto, que si abuela cómo quieres que te ayude, que si no te preocupes por nada abue me dijo el mayor. -Me regalaron un “kindle” y no pienso dejar de leer. Edu hizo voto de silencio por su primera comunión que es el fin de semana que viene y las gemelas trajeron lienzos y brochas prometiendo que se dedicarán a pintar el retrato de nuestra familia.

Pasamos unos días inolvidables llenos de mucho amor, silencio razonable, nada de rabietas y peleas y hasta dejaron tranquilas a nuestras mascotas.

El domingo cuando sus padres los vinieron a buscar se me salieron las lágrimas y me sentí algo culpable por pensar mal de ellos al creer que son gritones, respondones y alborotosos. Mi marido no lo podía creer cuando le conté sobre la paz y la armonía que se respiró en nuestro hogar y prometió no irse tan a menudo para poder compartir con los niños. -Debe ser que su madre les está dedicando más tiempo o que el papá los disciplina como debe ser me dijo Abelardo, ha sido un cambio para lo mejor, pero; Socorro no cantes victoria, esperemos a ver qué pasa.
Pasó el tiempo y mis nietos se convirtieron en un dechado de virtudes. Juan se dedicó a escribir cuentos, Edu jugaba pelota con los vecinos y las nenas cambiaron la pintura por mi máquina de coser para hacerle vestiditos a sus muñecas.
Ya no peleaban entre sí ni perseguían a Miñu y a Rocky. Felicidad total, nietos modelos, la alegría de la casa hasta que Juan se enamoró de la nieta de Rosario, mi vecina del frente.
Catalina vivía con su abuela. Era una niña hermosa y algo presumida. Coqueteaba con todos los mocitos del barrio y a Juan lo tenía a sus pies dándole falsas ilusiones. Edu y las gemelas ya no peleaban, más bien se dedicaban a estar pendiente de todos los pasos que daba su hermano detrás de la Catabella como la llamaba su abuela. La nena era “cheerleader” en su colegio y se pasaba practicando en el patio de la casa donde invitaba a Juan y a la tribu para que la aplaudieran y la endiosaran.
Mi misión como abuela ya no era la misma, ya no tenía de qué quejarme pues los niños ya no alborotaban ni se peleaban ni hacían maldades. Catalina los había hipnotizado a todos con su belleza y sus saltos y brincos como porrista.

Mi vida se convirtió en un aburrimiento, ni tan siquiera les tenía que preparar la merienda. Rosario les daba refrigerios y galletitas con tal de que le vitorearan a la nieta. Sentí rabia y celos hasta que se me ocurrió ser parte del grupete de la vecina. Me ofrecí llevar el bizcocho y pagar la música para el cumpleaños de Catalina. Pensé que sería parte del éxito de la fiesta al cooperar con ellas.

Catabella saltaba casi por los cielos cuando a Juan se le ocurrió plantarle un beso en la boca causando que la niña le diera tremenda bofetada. Edu se enfureció, tomó la torta y se la plantó en la cara a las gemelas que a su vez pincharon todos los globos. El perro al escuchar el ruido se escapó de mi casa, saltó la verja y mordió a Rosario. El gato lo siguió y lamió la torta desperdigada por el patio. Los niños gritaban, corrían, brincaban y se pegaban entre sí hasta que llegó la música.
“Los tambores comenzaron a sonar”.

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3 comentarios

  1. 1. mondregas dice:

    Hola Gaia:
    Una bonita historia hogareña y bien narrada, pero el final me decepciona un poco, probablemente sería una buena escena, para una función de circo o de teatro
    Por si quieres leer mi relato, está en el nº 56

    Escrito el 29 mayo 2015 a las 10:52
  2. 2. GAIA dice:

    Gracias por tu comentario, tengo varias obras de teatro inconlusas. Seguiré tu consejo. Gracias!

    Escrito el 29 mayo 2015 a las 14:10
  3. 3. Leonardo Ossa dice:

    Hola GAIA,
    La suegra de la protagonista tenía razón en llamarlos “La tribu”, lo que indica el acierto del titulo con el desenlace de la historia que nos presentas.
    Al final de la narración hay un cambio de velocidad en el desarrollo de la misma, sugeriría compensar la historia con un ritmo más parejo.
    En todo caso es una escena divertida.
    ¡Saludos!

    Escrito el 4 junio 2015 a las 03:38

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