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Truco o trato - por Conxita Casamitjana
Web: http://enrededandoconlasletras.blogspot.com.es/
La música ensordecedora sonaba a todo trapo en su estudio, manos y piernas la acompañaban sin dejar de prestar atención a la pantalla. A ratos el tecleo parecía participar. Le chiflaba el ruido, provocarlo y no pasar desapercibido.
De él decían que era un friki, al menos siempre lo llamaban así. Gafas gruesas, pelo negro, delgado, extremadamente flaco y de un blanco casi translúcido. Su pobre madre le echaba la culpa a la maldita consola y a las muchas horas pegado al ordenador, claro que para ella siempre eran los culpables de todo. A lo largo de años, había recibido pullas, bromitas estúpidas y toda clase de rechazos que había ignorado, pero que se habían quedado grabados como con fuego.
Los primeros ordenadores que pirateó fueron los de aquellos que tanto se reían. ¡Eso sí había sido una buena fiesta!
Antes le dolía, ahora se burlaba desdeñoso.
Convirtió su pasión en su profesión. Curiosear en archivos ajenos, copiar datos y contraseñas, venderlos, infectar redes, destrozar años de trabajo, provocar daño y dolor. Todo lo prohibido le encantaba, ninguna norma, solo las reglas que él se imponía y esas, eran casi ninguna.
Era difícil explicar el subidón de adrenalina cuando estaba dentro de cualquier red. Esos primeros tanteos investigando el cómo entrar, ser mucho más hábil y astuto y una vez dentro, ver a sus gusanos engullendo datos, degenerando archivos, volviendo loco a las máquinas. Entonces él era feliz. Sembrar el caos y sentirse superior a todos aquellos paletos estirados que se creían a salvo con estúpidos cortafuegos y antivirus desfasados. Y darse cuenta de que aún no habían aprendido nada, copias de seguridad inexistentes o incluso en el mismo ordenador, desfasadas, seguridad nula…
Todo lo infectaba y después con una cerveza en la mano, esperaba las llamadas de auxilio. Era un buen negocio, pero más que el dinero lo más excitante era destruir por el gusto de hacerlo, tener ese inmenso poder de arrasar o conservar.
¡Jamás era benévolo!
Sus hazañas empezaban a ser una leyenda y él disfrutaba con ese éxito en la red. Todo lo que la vida no le había dado, se lo daba internet. Eso, en lugar de calmar su ansiedad, despertaba su ego. ¡Quería brillar!
Y esa vez, iba a dejar huella. Habría un antes y un después de sus “secuestros exprés”. Su última chaladura. Se pirraba por ponerlo en marcha.
La música continuaba tronando mientras él seguía el ritmo con todo su cuerpo.
—“Éxtasis”— eso sentía al imaginar.
Su virus mutante, empezaría de forma muy suave, igual que la música que lo acompañaba, “gentileza de la casa”, lo justo para alertar de una presencia extraña en el ordenador. Bloqueos, datos incompletos, mensajes extraños y un funcionamiento irregular y a continuación su mensaje, claro y fácil:
— “Pagas o te jodo”.
Soltó una carcajada al tiempo que engullía un trago.
— “Era genial. Pedir un rescate a cambió de no destruir”.— Dinero fácil. Esta vez no iría por los más grandes, se conformaba con peces más chiquitos, más fáciles y desprotegidos: despachos profesionales de economistas, analistas, pequeñas empresas, consultorios médicos…
—¡Subidón!— Bailaba mientras reía.
Observar las caras de esos capullos engreídos, eso era mucho mejor que cualquier escena de sexo, no lo necesitaba. Le ponía tanto ver el miedo en sus rostros, como corrían a comprobar las copias de seguridad y el pánico al verlo todo infectado. Sus insultos y palabrotas, las llamadas asustadas a los informáticos, el sudor frío viendo desaparecer el trabajo de años, las absurdas amenazas. ¡Pobres idiotas, lo hacían reír!
Tenían poco tiempo para decidir. Con cada duda, subiría su precio y en la pantalla a modo de burla, aparecería el famoso “truco o trato” y un reloj marcando los segundos junto a un contador de euros. Sabrían exactamente cuánto costaban sus vacilaciones.
Si pagaban rápido…igual no lo destruía, pero eso…no lo sabrían.
La música iba en aumento, acelerando y acercando el desenlace, mientras veía los sudores de sus víctimas. Cada intento fallido de solución, lo hacía sentir más grande, era único, el mejor. Informáticos y expertos, impotentes, ninguna solución parecía aceptable.
La música estridente a niveles casi dolorosos, destrozando aún más los nervios agotados de sus víctimas.
—¡Uau! —sonrío, esa red había sido un filón, había miles de datos… ¡Y ya no había trato!
Y… los tambores comenzaron a sonar.
Comentarios (15):
mondregas
29/05/2015 a las 11:36
Hola Conxita Casamitjana:
Solo puedo decir que me parece perfecto. Podría decirte un montón de alabanzas, pero con decir simplemente perfecto creo que lo demás sobra.
He visitado tu blog y me ha gustado mucho, de forma que te he añadido en G+ con mi nombre
ome tecpatl
29/05/2015 a las 20:28
Hola Conxita. Interesante relato, pero me deja con una sensación de falta. Siento un tanto pobre el desenlace.
En lo personal, cambiaría algunas comas de lugar, pero eso es cuestión de estilo.
Trataré de encontrar tiempo de visitar tu Blog. Saludos!
beba
30/05/2015 a las 03:00
Hola, Conxita:
Un relato muy original; un personaje logrado y coherente; buen ritmo; correción gramatical.
Excelente.
Saludos.
José M Quintero
30/05/2015 a las 17:36
Hola Conxita.
Primero que todo gracias por comentar mi historia.
Sobre tu relato me gustó, has creado un personaje muy bien definido, muy coherente, felicitaciones por eso.
Buen trabajo 🙂
Saludos
Janna30
03/06/2015 a las 01:22
Hola Conxita 😀
Me gusto mucho el personaje de tu relato, lo caracterizaste muy bien, perfectamente cabal. Yo soy graduada en informática y te felicito porque el lenguaje está bien usado y las metáforas geniales.
Lo que me pareció mal usado fue el guión largo (—) pero todo los demás, perfecto!
Felicidades!!
Leonardo Ossa
04/06/2015 a las 02:24
Hola Conxita, me resulta divertida la expresión “La música ensordecedora sonaba a todo trapo en su estudio” jajajaja por acá decimos de otra manera, pero esto es lo interesante de leer los escritos de personas ubicadas geográficamente distantes.
Tienes un relato entretenido con un acento español encantador.
Esperaré tu microrrelato. (Mientras tanto estaré escuchando la música a todo trapo).
¡Saludos!
Luis Ponce
09/06/2015 a las 00:18
Magnífico relato, con terminología muy apropiada y un ritmo que marca el misterio de la trama.
Solo recalcar los guiones largos. Solo en la apertura del monólogo.
Los tambores me parecieron traídos de los pelos.
Saludos.
Christian Joseph White
09/06/2015 a las 01:38
Interesante relato, muy bien logrado aun por tratarse sobre hacking. Muy bien ambientado. Un gusto leerte, saludos!
Conxita Casamitjana
10/06/2015 a las 21:42
Muchas gracias a tod@s por vuestros comentarios.
Me apunto lo de los guiones largos, los acabo de descubrir hace muy poco y no sabía que solo se ponen en las entradas. Lo apunto.
Tenéis razón que los tambores no acaban de quedar como hubiera querido, están forzados y parecen no enganchar, le doy un repaso a la historia.
Leonardo, por curiosidad ¿cómo lo dirías tu desde tu tierra? ¿qué significado tiene?
Saludos
grace05
13/06/2015 a las 21:44
Muy buen relato. Con ritmo y ágil lectura. El contenido me hizo correr un frío por la espalda…”El placer en la destrucción”, fuerte. Visualicé el personaje y sentí su adrenalina gracias a las buenas descripciónes de ambiente y sentimientos. Recordé un personaje muy similar de la serie House of Cards.
¡Muy buen trabajo!!! ¡Te felicito!!!
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Wolfdux
14/06/2015 a las 19:48
Hola Conxita,
un relato muy trabajado, creo que no había tenido ocasión de leerte y ha sido toda una sorpresa el hacerlo. Ahora mismo me paso por tu blog y leeré algo más por allí.
Referente al relato, una historia que atrapada desde el principio, y que dibuja un personaje muy real. No me ha parecido ver ningún error ortográfico pero si me ha llamado la atención la frase:
“—“Éxtasis”— eso sentía al imaginar.”
Yo la hubiera escrito de la siguiente manera:
“Éxtasis. Eso sentía al imaginar.”
Ya que ligaría muy bien con el ritmo del relato. Pero solo es una opinión, así que espero no te moleste. Por lo demás, felicitarte por el relato y ese final. Un saludo.
¡Nos leemos!
Roger/NHICAP
15/06/2015 a las 08:37
Hola Conxita
Un buen relato. Logras trasmitir al lector una sensación de cierto agobio con la reiterada insistencia en la locura placentera del hacker-chantajista. Un texto que excitó mi ansia por llegar al final.Muy buen trabajo, la idea y la forma de desarrollarla. Una pega, introduces la frase final “a martillazos”.
un abrazo y hasta la próxima.
Conxita Casamitjana
17/06/2015 a las 19:14
Gracias por vuestras aportaciones a Grace05, Wolfdux i Roger/NHICAP.
Grace esa es la sensación y lo que busca el protagonista del relato, el placer de destruir. Me paso a leerte.
Tenéis razón que la frase final no he conseguido trabajarla bien y encima creo que no se entiende, quería hacer que la música evolucionara y justo los tambores eran el inicio de la destrucción del virus pero no he sido capaz de expresarlo bien.
Wolfdux muchas gracias por pasarte por mi blog y hacerte seguidor. Verás que no me molestan nada las sugerencias y comentarios que me hacen, quiero aprender y creo que así es como se hace. Muchas gracias por ser tan generosos con vuestras aportaciones.
Un saludo.
Leonardo Ossa
25/06/2015 a las 05:42
Hola Conxita, me estaba demorando un poco en responder tu pregunta. Te cuento que con tu expresión “a todo trapo” entendí de inmediato que la música sonaba a todo volúmen. Por acá en Medellín Colombia hay varias expresiones que se usan para indicar lo mismo. Por ejemplo cuando dicen “a todo timbal”, “al techo”, “al piso”, “a la lata” se quiere decir que hay intensidad. “al techo” porque la intensidad sube, “al piso” hace referencia al pedal del acelerador en un auto, en donde el acelerador toca el piso para dar la máxima intensidad. “a la lata” también se explica con el hecho de sacar la máxima potencia de un motor y seguir incluso sacando un poco más desde las mismas latas del coche, lo que claramente es una exageración.
Conxita, gracias por haber pasado a comentar mi historia. Estaré atento a leer tu micro en la participación de este mes.
¡Saludos!
Conxita Casamitjana
25/06/2015 a las 18:28
Gracias Leonardo por tu explicación, qué interesante el uso que hacemos en distintos países. Me ha encantado tu explicación y me ha parecido francamente súper curioso, “a la lata”,”a todo timbal”, “al piso” para decir acelerar a tope. Muy interesante, gracias.
Respecto al micro, no sé qué decirte, es mi primera vez y no sé cómo habrá salido. Me pasaré a leer el tuyo.
Un saludito