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Quedarse sin razón - por Carolina Phillips

– Todo se fue al infierno cuando pararon.- Dijo Rebeca.
“Maldita sea”, pensó Sonia, había disfrutado una hora y media de silencio, pero la mujer enferma había empezado de nuevo y eso significaba toda una noche de escuchar sus delirios.
Rebeca se puso de pie súbitamente, con la cara en una una mueca de horror.
– Nunca debería haber pasado nada de esto, los muertos se levantan, las niñas se anochecen y yo, qué voy a hacer yo, Sonia, cuando te vayas. Me voy a morir, más que seguro.
“Por qué no te mueres de una vez, mejor”. Sonia había dejado de sentir vergüenza por pensar estas cosas, no podía dejar de sentir lo que sentía, pero nunca maltrató ni mostró antipatía a Rebeca, le parecía estúpido sentir odio por una persona que apenas podía articular pensamientos, pero no podía evitarlo.
– Todo se fue al infierno cuando pararon, ahí se puso fea la cosa, ahí todos se dieron cuenta, ahí empezó a cantar y empezaron a mirarla así, Sonia. Sonia. Soooonia.
Sonia se preguntaba si mantener silencio frente a todo lo que decía Rebeca no era una forma de maltrato, la pobre la llamaba y la llamaba, siempre era lo mismo, y terminaba frustrada y llorando, porque nadie estaba ahí nunca, nadie más que Sonia, y Sonia era una estatua que la alimentaba de comida pero no de contacto humano. Pero era inevitable, nunca le duraba mucho la piedad por la infeliz, la inocente que no tenía la culpa, no era más que la cadena que la ataba, no había intención buena ni mala, no había goce en su incapacidad, simplemente no podía comer sola y todo el mundo la había abandonado. Sonia no podía abandonarla y la detestaba por eso.
– Sonia, me encontré una vez un jirón de tela, no sabía lo que era al principio y después lo era todo para mí, cuando me trajeron acá se quedó en la casa, estuve triste tanto tiempo, pero ahora me alegro, Sonia, ¿sabes por qué?
“Déjame adivinar…”
– Porque todo se fue al infierno cuando dejaron de sonar, ¿quién los tocaba, Sonia? ¿sabían lo que iba a pasar cuando pararan? Brrrruuum, brrruuum. Me atormentaba el sonido, Sonia, quería comerme mi cabeza, ¿pero cómo iba a saber, cómo iba a saber lo que era, yo, que no sé nada?
“Siempre con lo mismo, esta mujer y sus turbulencias, esta mujer y su mente tumultuosa, tumefacta, temperamental”, Sonia sacudió su cabeza, se había quedado pegada en un sonido y no sabía si era el tedio o la convivencia con la locura.
– Sonia ¿por qué me fui al infierno cuando se hizo el silencio? ¿por qué se me desordenó todo? Quizá estaba condenada desde antes, quizá cuando pararon al fin pude escuchar mi mente revuelta, quizá estaba revuelta desde antes, Sonia, ¿Sonia?
Sonia nunca había escuchado a Rebeca hablar de su mal, admitió de mala gana que le conmovía la historia, la trayectoria de la mujer estropajo, el tiempo, las trampas de la propia mente, la t…, el t…, Sonia estaba concentrada en su incapacidad para salir de una letra, y entonces recordó cuando recién conoció a Rebeca, cómo las primeras palabras que le había dicho fueron candelabro, caracol y Carolina. Sonia de pronto entendía, Sonia miró a Rebeca con los ojos muy abiertos y la piel lívida.
– Rebeca, cuando todo se fue al infierno, ¿qué había parado?
Pero no escuchó la respuesta de la otra mujer enferma, porque fue entonces cuando los tambores comenzaron a sonar.

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7 comentarios

  1. El principio me pareció un poco confuso pero mantiene la intriga e inclusive va en crescendo siempre. Me dio lastima la forma en que Sonia trata a Rebeca pero ese giro del final me dejo con la boca abierta. Ahora pregunto: ?habrá continuación? ?Por que Rebeca dijo esas tres palabras?
    Felicitaciones por tan intrigante relato.
    Saludos.

    Escrito el 28 mayo 2015 a las 19:58
  2. 2. Tinta Negra dice:

    Buenas Carolina, qué texto tan envolvente y misterioso, triste y extraño, me ha gustado mucho porque desde luego no te deja igual, es tan sugerente y con un suspense tan peculiar que me has dejado boquiabierta. Te felicito por zarandearme por unos minutos y sorprenderme sin lugar a dudas. Como Ryan Infield Ranlkins te dijo, no podré pegar ojo hasta no saber qué significan las palabras de Rebeca. Tú tendrás la culpa de mi insomnio entonces, estás avisada. ¡Un saludo afectuoso!

    Escrito el 30 mayo 2015 a las 15:45
  3. 3. Fabián dice:

    Lo he leído unas cuantas veces y no estoy seguro de si lo entendí bien o no, ya me lo dirás tu.

    •Forma

    Me gusta mucho el tono de la narración y su ritmo. Lo único que veo mejorable es el intentar usar sujetos tácitos para no repetir tanto los nombres; tratándose de solo dos personajes esto es muy sencillo.

    Solo el nombre de Sonia se repite 21 veces, y entiendo que Rebeca repita su nombre todo el rato, es parte del personaje y de esa sensación cansina que agota a la protagonista, pero cuando cuando se trata del narrador si que podría referirse a ella de otras maneras mas indirectas. Por ejemplo, ¿la protagonista es enfermera/cuidadora de Rebeca?, podrías utilizar eso por ejemplo aquí: “La enfermera nunca había escuchado a Rebeca hablar de su mal…“
    O tirar de otro tipo de detalles, ¿es joven? ¿Gorda o flaca? ¿Rubia o morena? ¿Alta o baja?, podrías referirte a ella como “La joven blablabla”, “La muchacha blablabla”, y así matas dos pájaros de un tiro, al lector le estas dando detalles visuales que pueden servir para describir a los personajes (sin ser una descripción), y no repites tanto los nombres.

    Lo mismo se le puede aplicar a Rebeca, sabemos que está enferma, que es una paciente,etc.

    •Contenido

    A ver si lo entendí bien, Sonia al final se da cuenta que eso de quedarse estancada en un sonido se lo había visto a Rebeca cuando la conoció, por lo tanto entiendo que ella se da cuenta de que podría tratarse de un síntoma que indicase que va a sufrir la misma enfermedad que ella, ¿voy bien o me monté mi propia peli?

    Escrito el 31 mayo 2015 a las 11:19
  4. 4. Christian Joseph White dice:

    Un relato de lo más sugerente, y por supuesto, atrapante. Pero deja la desazón de no saber que habrá pasado 😛 Un gusto leerte, saludos!

    Escrito el 1 junio 2015 a las 22:19
  5. 5. Carolina Phillips dice:

    Gracias a todos por sus comentarios, a mí este texto no me había gustado mucho, pero ahora le he agarrado cariño.
    Fabián ha acertado en la relevancia de las palabras, la repetición de sonidos suele presentarse como síntoma de diversos trastornos psiquiátricos y cognitivos y ese es el papel que cumplen aquí, me alegra que si bien no se entiende a la primera, al menos no es completamente oscuro.
    Lo de los nombres me complicó mientras escribía, porque quería dejar claro lo menos posible sobre la relación entre las dos mujeres y sobre las características de una y otra, por eso caí en la repetición de los nombres, que llenan el espacio sonoro del texto y que nublan a los personajes que nombran.

    Me suelo demorar, pero pasaré por sus relatos tarde o temprano y les sorprenderé con un comentario. Gracias otra vez!

    Escrito el 4 junio 2015 a las 14:56
  6. 6. Vespasiano dice:

    Describes una angustiante situción de perdida de la cordura que llega a conmover al lector. Una situación irreversible que no alcanzamos a entender porque le pueda suceder a un ser humano. He participado en terapias junto a enfermos mentales que te rompen el corazón al escuchar sus historias. Situaciones a veces provocadas por acoso entre escolares.
    No me queda claro la relación entre ambas mujeres pero si entiendo la desesperación de la que la cuida deeándole la muerte para verse liberada ambas de ese tormento.
    El rayo de esperanza final es gratificante.

    Escrito el 6 junio 2015 a las 17:07
  7. 7. Carolina Phillips dice:

    Vespasiano, cuál es el rayo de esperanza?

    Escrito el 8 junio 2015 a las 17:21

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