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Festejo - por federica

Festejo

La idea de festejar un cumpleaños diferente había surgido en medio de una tarde aburrida en casa de mamá. Mi melliza y yo estábamos por cumplir treinta años y necesitábamos un cambio, algo distinto para salir de la rutina y de nuestras vidas que se presentaban muy negativas: yo arrastraba un fracaso matrimonial e importantes deudas y mi hermana estaba más sola que nunca, con muchísimo trabajo y una depresión que le golpeaba la puerta.
Pensamos y pensamos, pero ninguna idea nos convencía. Queríamos algo novedoso para las dos y bien diferente a la nefasta fiesta de quince años que sólo sirvió para darle el gusto a mi papá y alcohol a nuestros compañeros de colegio. Mi mamá, que nos escuchaba, intentó darnos algunas ideas también, pero las fuimos descartando por aburridas y convencionales.
Sin nada definido pero con la idea de seguir buscando, nos despedimos ese domingo.
En la semana me olvidé por completo del tema y pareció que mi hermana también porque cuando nos volvimos a ver el domingo siguiente en la casa de mi mamá, nada al respecto mencionamos. Pero la idea llegó de mi abuela, que parecía siempre ausente por su sordera pero que estaba más atenta que cualquiera de nosotras.
Mientras mi mamá estaba en la cocina preparando el almuerzo, nos llamó desde su cuarto, cerró la puerta y nos dijo lo que había pensado. Ella había nacido y vivido hasta sus veinte años en la provincia del Chaco, cuando se vino con mi abuelo a Buenos Aires. Nos contó que cerca de su pueblo vivían unos indios de una tribu poco conocida, que tenían un ritual fantástico para festejar los cumpleaños de sus mujeres y que, en aquellas épocas, también accedían a festejar a las mujeres del pueblo.
Nos confesó que junto a la tía Nechi, su hermana melliza, desde los quince y hasta los veinte años festejaron su cumpleaños con esta tribu. ¿Era mi abuela, mi abuelita, la que nos estaba haciendo semejante confesión? ¿De qué tipo de festejo estaba hablando? ¿Ella y la tía Nechi …?
La conversación fue interrumpida por los gritos de mi mamá que anunciaba que la mesa estaba servida y hacia allá nos dirigimos, sabiendo que no le gustaba esperar con la comida lista.
Lamentablemente no tuvimos otra oportunidad de seguir nuestra conversación secreta con mi abuela, ni ese domingo ni nunca más. Porque un mes más tarde, con sus ochenta y tres años a cuesta, dejó de estar entre nosotros.
Faltando entonces menos de un mes para nuestro cumpleaños, decidimos con mi hermana que la reciente muerte de nuestra abuela nos había dejado desprovistas de cualquier intención de festejar pero que, en su honor, íbamos a viajar a Chaco para buscar la misteriosa tribu.
No nos resultó nada fácil encontrarla. Los años habían pasado y estos pocos indios aún estaban luchando por defender sus derechos y conservar sus tierras. Sin embargo, después de mucho preguntar y andar, el mismo día de nuestro cumpleaños, los encontramos.
Al principio fueron muy reacios, nos hablaban en su lengua y nos iban cerrando sistemáticamente la puerta de sus casas. Hasta que llegamos a una muy pequeña en la que ya estaban a punto de dejarnos afuera, cuando desde adentro se escuchó una voz que dijo “déjenlas pasar”. Y pasamos, y nos encontramos frente a un anciano idéntico a nuestros tíos Antonio y Pedro, los hijos mayores de nuestra abuela y de la tía Nechi.
Nos pidió que tomáramos asiento y que esperáramos. Nosotras no salíamos de nuestro asombro ante una situación de lo más extraña. En el interín, un grupo de mujeres se acercaron y nos llevaron hasta una habitación en la que nos ayudaron a vestirnos, a maquillarnos y a prepararnos. No había un solo espejo, pero imaginé que estaba tan bella como la veía a mi hermana. Finalmente, nos perfumaron y nos dieron unos vasitos con una bebida que resultó ser muy fuerte, pero exquisita. Nosotras hicimos todo lo que nos dijeron, dejándonos llevar por la situación especial que el entorno y la bebida habían provocado.
Luego, nos hicieron tomar de la mano y nos condujeron a otra habitación. Estaba casi a oscuras y sólo iluminada por algunas velas, pero alcanzamos a ver muchas flores, telas y almohadones de hermosos colores y también a un hombre. Era joven, bello y estaba vestido como nosotras. Lentamente apagó una a una las velas, pero no recuerdo que más pasó, solo un sonido.
Los tambores comenzaron a sonar.

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3 comentarios

  1. 1. Tinta Negra dice:

    Buenas Federica, me gustó la intriga que plasmas en tu relato, ese misterioso cumpleaños celebrado en una desconocida tribu, conseguiste crearme muchas expectativas por ver que sucedería en una celebración semejante, pero el final me resultó precipitado. Me hubiese encantado que hubieras podido continuar, lástima el restringido espacio que no te dio para más. De todos modos te felicito porque reflejas una gran imaginación y fue divertido leerte. ¡Hasta la próxima compañera!

    Escrito el 30 mayo 2015 a las 18:38
  2. 2. Fabián dice:

    Coincido en que el final te ha quedado precipitado. Veo introducción y nudo, pero no veo un desenlace como tal.

    •Forma

    Muy bien estructurado dosificando la información poco a poco. La puntuación la encontré bastante correcta.

    Solo tengo algunas observaciones, la primera es la reiteración de “mi mamá”, podrías poner “mi madre” de vez en cuando para evitar esa repetición.

    Esta frase me suena desordenada:
    “…nada al respecto mencionamos.” → “…no mencionamos nada al respecto.” → “…no se mencionó nada al respecto.”

    “…la puerta de sus casas” → “…las puertas de sus casas”

    Como ves son cosillas que se pueden corregir en menos de 5 minutos, nada demasiado grave que necesite volver a redactar.

    •Contenido

    Creo que deberías intentar dar alguna pista sobre ese ritual que hacen en la tribu, para no dejar esa sensación de final abrupto.
    Yo, que soy una persona que mal piensa siempre, se me empiezan a ocurrir “celebraciones” un poco subidas de tono, viendo que solo lo hacen con mujeres y que la abuela repitió durante tantos años : D
    También parece que vayan a morir ahí mismo.
    Una cosa es dejar un final abierto a la imaginación del lector, y otra es dejarlo a medias con dudas.
    Creo que solo le falta eso, alguna pista sutil por aquí y por allá para no darlo todo mascado.

    Por lo demás muy bien, buen trabajo.

    Escrito el 1 junio 2015 a las 11:33
  3. 3. Christian Joseph White dice:

    Interesante relato, con un final intrigante. ¿Que habrá de pasar? 😛 Saludos!

    Escrito el 2 junio 2015 a las 01:33

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