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La partida - por Julieta Ortiz

Web: http://plumadelmonoalado.blogspot.mx

Sentía unas tremendas ganas de llorar, la mano que le había tocado era pésima y llevaba apostada la mitad de la quincena. Se llevó los dedos a la boca mientras murmuraba para sus adentros —ese cinco, ese maldito cinco… ¡Demonios!— ya había contado mentalmente cuantas cartas de cada palo salieron, de reojo miró a sus adversarios intentando adivinar que juego traían. Revisó la mesa, estaba tendido su dinero, un reloj y dos cajetillas de cigarros. Se imaginó la regañiza de Laura —¡Otra vez!, pero que tú no piensas… tienes una hija y eso de andarte jugando la paga… No tienes remedio, ¡imbécil!— seguido de una lluvia de manasos, tal que le dolieron.
—Arriesgo— se dijo—y si alguien se va, me lleva la chingada y pierdo la otra mitad, no hay mas. Al momento de que alguno de sus contrincantes tomaba su turno, los ojos se le turbaban y su corazón parecía explotar. La tensión podía sentirse en el aire, respiraba hondo en ese ambiente inundado de tabaco sin dificultad, incluso lo sentía como aire fresco, aunque la tos no dejaba de aquejarlo —es de los nervios— insistía para sí mismo. Tomaría la decisión en el siguiente turno, era ahora o nunca. Podía ver las frentes sudorosas de sus contrincantes y los dedos moverse ansiosamente sobre el borde de las cartas, un golpeteo, las miradas… Un vuelco del corazón y sonoros latidos, como profusos tambores retumbando fuerte, la sangre irrigando a toda velocidad. Podía sentirlo, le iba a explotar el cerebro, imposible pensar. Divagaba en la suma de los puntos, la cuenta del dinero sobre la mesa verde convirtiéndose en una espesa masa de nauseas. De pronto le llamaron —¡Anda José! Es tu turno— Intentó tranquilizarse, respiró profundo y se concentró, tenía la solución en la nariz, secretamente su mente urdía un plan, que se conjugó con una actitud firme, estaba seguro, por primera vez en esa mesa se sintió alguién. Pretendía engañarse sientiendo la suerte a su lado. Por fin obligó aquel hormigueo que le invadía la cabeza a recorrese hasta el brazo derecho, que llevó el impulso hasta la mano e hizo a los dedos índice y pulgar tomar la primera carta del mazo y !zaz! un tremendo Joker frente a sus ojos. No se lo creía, parpadeó un par de veces y entonces lo vio convertido en el cinco que le hacia falta, ese cinco tan ansiado. Lo tiró con un dejo de supremacía sobre la manteleta y pudo deshacerse del maldito lastre que tuvo toda la noche encima. Proponía a levantarse glorioso cuando el de la izquierda tomó su turno y groseramente le mentó dos pares de reyes sobre sus cincos. El jugador de la derecha no encontró más remedio que lanzar sus cartas a la mesa y chasquear la boca con un incomodo —ñam— mientras prendía un cigarrillo.

—Más suerte para la próxima amigo mío, ahora a tomar lo que me toca— José no se lo podía permitir, le retumbó en la cabeza la voz de Laura y sin pensarlo dos veces se abalanzó sobre la mesa arrebatando los billetes y volcando los tragos echó a correr por el pasillo, que parecía más un callejón largo y oscuro. Tropezó, tras un pequeño esfuerzo logró ponerse en pie, pues la cabeza le retumbaba como si los tambores tocaran a ritmo con los latidos dentro de su cabeza. Sentía el corazón agitado, a cada respiro le crecía un nudo en la garganta y sus pensamientos perdían claridad. Continuó corriendo apretujando los billetes contra su pecho, volteaba de cuando en cuando hacia atrás para asegurarse de que no lo seguían. Hasta que llegó a una esquina cercana a la puerta del edificio y al abrirla: ¡oh sorpresa! otro callejón. Se preguntó porqué ese saloncito tendría que estar escondido en lo más recóndito de la bodega, sería más sencillo salir directo a la calle y huir hasta su cacharro, arrancarlo y desaparecer. Pero no, aquel callejón estaba atiburrado de bultos de basura, cajas aplastadas y despojos de la fabrica (José trabajaba en una planta de inyección de plásticos) de pronto escuchó pasos apresurados azotándose enérgicamente contra el suelo y deslizándose suavemente fue a ocultarse detrás de unos contenedores. Oyó cómo los pasos se acercaban, se miró los zapatos casi podía sentir ese arrastrar de suelas, le murmuraban en los oídos ardiendo como brazas en altos decibeles, de repente se detuvieron bruscamente y entonces tronó el corte de un cartucho de revolver, de nuevo los tambores comenzaron a sonar.

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11 comentarios

  1. 1. Arameo dice:

    Hola Julieta,

    Gracias por tus comentarios. He de confesar que recién se publicaron los relatos, tuve que leer el tuyo inmediatamente.

    Cierto es que no me arrepiento, en absoluto. Me ha encantado. Es una narrativa directa y áspera. Saludos!

    Escrito el 29 mayo 2015 a las 23:27
  2. 2. Leonardo Ossa dice:

    Julieta ¡qué imaginación! escribir sobre un ludopata, describiendo su angustia, su desespero, su huida y su desenlace fatal es toda una obra. Me trajo a la memoria el cuento “El jugador” de Dostoievski.
    No se me había ocurrido crear un texto en donde sonaran los tambores, a partir de un juego de naipes. Resalto la creatividad y la descripción que haces del juego con la tensión del azar.
    Me agrada haberte leído. Un abrazo.

    Escrito el 30 mayo 2015 a las 03:54
  3. 3. El nido del cuco dice:

    Hola Julieta, me ha encantado tu relato. Argumento original, mucho ritmo… y un estilo súper elegante, me lo he pasado genial leyendo. Bueno, mientras lo leía me he tomado una Coronita, pero esto no influye en mi valoración. Sobre todo me ha gustado el diálogo interior del protagonista. Creo que me iré para atrás en los relatos del taller a ver si pillo algo más tuyo.

    Un beso y enhorabuena.

    Escrito el 30 mayo 2015 a las 17:53
  4. 4. Juana Medina dice:

    Excelente descripción- y de hecho comprensión- de las tribulaciones anímicas de un jugador en el momento crucial del ” todo o nada”.
    Muy bien relatado y aunque uno sospecha que no va a salir triunfante, lo acompaña en su ansiedad y en su deseo durante todo el relato.
    Mis cálidas felicitaciones.

    Escrito el 30 mayo 2015 a las 18:48
  5. 5. KMarce dice:

    Saludos Julieta,

    Coincido con mis compañeros, ha sido un relato en donde se aprecia las penurias y esos sobresaltos que sufren los adictos al juego. Y sobre todo felicitarte por crear bajo esta historia un final acertado con los tambores.
    Creo que has hecho una historia contundente aquí, con mucha dosis de emotividad y frustración.

    Sin embargo, por el enorme respeto que tengo a la creatividad, debo decirte que me fue díficil leerlo, debido a la continuidad de la escritura, no haciendo las separaciones de los pensamientos y los diálogos, con la escritura. Me pareció un hermoso cuadro, pero enmarcado con uno no acorde a la originalidad de la pintura.

    Por ello me atrevo a decirte, que debes tener cuidado en esto, para que no canses la vista del lector, con una escena tan buena que me sentí como bajando corriendo una cuesta, si frenaba me caía, y no aprecie a detalle muchas cosas, tuve que retomar la lectura.

    Déjame ilustrarte, para no describir demasiado, pienso a mi criterio que este párrafo, podría tener esta estructura:

    Sentía unas tremendas ganas de llorar, la mano que le había tocado era pésima y llevaba apostada la mitad de la quincena. Se llevó los dedos a la boca mientras murmuraba para sus adentros:
    “Ese cinco, ese maldito cinco… ¡Demonios!”
    Ya había contado mentalmente cuantas cartas de cada palo salieron, de reojo miró a sus adversarios intentando adivinar que juego traían. Revisó la mesa, estaba tendido su dinero, un reloj y dos cajetillas de cigarros. Se imaginó a la regañona de Laura: “¡Otra vez!, ¿pero que tú no piensas…? tienes una hija y eso de andarte jugando la paga… No tienes remedio, ¡imbécil!”; seguido de una lluvia de manotadas, tal que le dolieron.
    “Arriesgo”, se dijo, “Y si alguien se va, me lleva la chingada y pierdo la otra mitad, no hay mas”.
    Al momento de que alguno de sus contrincantes tomaba su turno, los ojos se le turbaban y su corazón parecía explotar. La tensión podía sentirse en el aire, respiraba hondo en ese ambiente inundado de tabaco sin dificultad, incluso lo sentía como aire fresco, aunque la tos no dejaba de aquejarlo —es de los nervios— insistía para sí mismo.

    Creo que mi confusión es cuando habla y cuando piensa; recuerda que los pensamientos deben hacer notar con comillas, con flechas o con cursivas. Y todos los diálogos necesitan iniciar a la izquierda en una línea nueva. Separa la narrativa si no es parte de la acción de ese diálogo en particular.
    Te he cambiado las palabras :regañiza y manasos porque no existen como tal, sino que deben ser: regañona y manotazos.

    No he visto más que esto, creo que romperá ese esquema de un solo “bloque” que se percibe. Te recomiendo que cuando escribas te alejes de la pantalla y mira como si ve tu escrito, esos bloques tipo columna periodística no son propios para literatura.

    De nuevo felicidades, un tema delicado que afecta a otros se quiera a o no. Una idea original de verdad, ante el final obligado.

    Gracias por comentar mi relato.
    ¡Nos leemos!

    Escrito el 30 mayo 2015 a las 21:46
  6. 6. Ome Técpatl dice:

    Hola Julieta. Un relato muy a la mexicana, el tuyo. Como dice Km arce, yo también encontré un poco cansado el texto por los largos párrafos. Pero al contrario que ella, no creo que sea un error sino un estilo. He leído textos de Gabo o de Vargas Llosa que tienen párrafos de varias hojas y son consideradas grandes obras literarias. Tampoco creo que deban cambiarse palabras sólo porque en algún país no se usan así: en un taller multinacional como éste los modismos desconocidos abundan. Total, que tu relato me parece un ejercicio interesante y de mucho mérito. Felicidades!

    Escrito el 31 mayo 2015 a las 05:30
  7. 7. grace05 dice:

    Hola Julieta: Muchas gracias por tus comentarios en mi relato.
    Tu relato me hizo sentir toda la tensión del personaje, su desesperación ante la pérdida y la huida. Muy bien descriptas las sensaciones y el ambiente. Un muy buen relato
    ¡Felicitaciones!!!!!

    Escrito el 1 junio 2015 a las 21:21
  8. 8. Julieta Ortiz dice:

    Hola, gracias por sus comentarios, en verdad es enriquecedor leerlos. Complementan mi desarrollo y mejora del escrito. Estoy de acuerdo en que los parrafos son un poco largos, pero la narración lo amerita y concuerdo con Ome Técpatl sobre lo de los modismos. En fin gracias por su aportación compañeros, nos leemos. Saludos.

    Escrito el 5 junio 2015 a las 17:14
  9. 9. José Torma dice:

    Julieta, que gusto descubrir otra paisana por este blog. tu texto me hizo pensarlo y visitando tu blog lo confirme.

    A mi me gusto el tema. Voy con KMarce un poco en la forma, pero es tan trepidante la trama que tal vez se justifique, no lo se.

    Como lector te digo que me gusto mucho.

    Felicidades.

    Escrito el 9 junio 2015 a las 19:49
  10. 10. beba dice:

    Hola, Julieta:
    Un excelente relato; muy buena selección de imágenes; excelente ritmo.
    Me parecen correctos los localismos, tratándose de una escena popular.
    Pero concuerdo con KMarce acerca del marco:creo que debes revisar la puntuación; una cosa es un párrafo largo,pero de contenido coherente; y otra, apilar oraciones con comas sin tener en cuenta la relación que las une.Todavía me animo a sugerirte más que lo deKMarce:”Sentía unas tremendas ganas de llorar: la mano que le…” Las ganas de llorar son por la mala mano; por eso puedes marcar ahí con dos puntos.
    De todos modos muy , muy bueno.
    Si quieres leer el mío, es el 135.

    Escrito el 12 junio 2015 a las 00:02
  11. 11. Leonardo Ossa dice:

    Julieta, gracias por haber pasado a comentar mi historia. Estaré atento a leer tu micro en la participación de este mes.
    ¡Saludos!

    Escrito el 25 junio 2015 a las 04:22

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