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Las campanas de vicente - por K.M.Blanquicet

—¡Padre, padre, tiene que ver esto! —anunció Manuel, su secretario, un poco alterado mientras sostenía un papel en sus manos—. Es el fallo del juez.
—¿Que dice?
—Ha fallado en su contra— expresó Manuel con pesar después de leerlo.
—¡Ave Maria Purísima! ¡Condenada vieja logró salirse con la suya! —comentó el padre Vicente indignado.
—Que clase de juez aprobaría silenciar las campanas ¿He?. Que no se da cuenta de lo importante que son para la vida de este pueblo ¿Qué pasará cuando alguien fallezca si no hay campanas que lo anuncien? —vociferaba Vicente caminando de un lado a otro de la estancia— ahora nadie se enterara si hay una boda o un bautizo, peor aún no vendrá nadie a la misa matutina y es posible que todos dejen de levantarse a tiempo para sus labores por que las campanas le sirven de alarma —expresó Vicente derrotado.
Y es que desde la llegada de Vicente al pueblo las campanas repicaban para todo acontecimiento que él considerará importante. Si los habitantes no acudían a los servicios mandaba hacerlas sonar de nuevo pues de pronto la primera vez no se escucharon, así que la gente de inmediato acudia no sea que fueran a enloquecer de tanto ding-dong.
—Calmese padre, estoy seguro que podemos apelar, habrá algún juez que levante la prohibición de tocar las campanas, sobre todo si comienza a tocarlas con moderación y es que Doña Eva es muy mayor y el ruido no la deja dormir.
—Conozco a Eva desde hace años Manuel— le aseguró— y dormir es lo que menos le importa, no es más que una vieja chismosa sin nada más que hacer.
A veces el padre Vicente era tan intransigente y terco como Doña Eva, lo cual era la causa de esa pequeña guerra que se había desatado entre los dos.
No importa que cosa fuera, pero lo que el uno decía el otro lo contrariaba, siempre estaban discutiendo y fastidiandose el uno al otro.
Días después que llegara la notificación del juez que por cierto fue ignorada, algo insólito ocurrió, el padre Vicente que se encontraba rezando sus oraciones matutinas fue interrumpido por un agitado Sacristán quien le contó que cuando fue a dar las campanadas de la misa de seis no encontró nada en el campanario : las campanas desaparecieron.
La respectiva investigación se llevó a cabo, sin embargo, no se hallaron pruebas en contra de nadie, ni testigos y puesto que había una prohibición de sonar las campanas el caso quedó archivado. ¡Era indignante, lo rápido que la policía cerró el caso! —pensó Vicente.
Seguro que Doña Eva ahora era feliz, por fin podía dormir tranquila hasta muy entrada la mañana y lo mejor de todo ahora era libre de pegar la oreja en cualquier puerta sin el repiqueteo constante de las campanas en sus sensibles oídos como ella misma solía decir.
Muy por el contrario el padre Vicente pasaba refunfuñando, la asistencia a la misa matutina disminuyó considerablemente, y con ello también el dinero de las limosnas, también le molestaba que las personas seguían levantándose temprano para sus labores sin necesidad de las campanas, pero su enojo era mayor por el hecho de que su vecina le habia ganado la partida.
—Escucha Manuel, esa vieja bruja tuvo que ver en todo este asunto, sin duda alguna fue ella quien lo hizo, ella lo planeo todo —. Aseveraba una y otra vez Vicente totalmente encolerizado golpeando con su mano el escritorio de su despacho y por más que su secretario le decía que Doña Eva por ser mayor nunca podria haber llevado a cabo semejante hazaña este no entendía de razones.
—¡Pero esto no se queda así!— sentenció el padre mientras en sus ojos aparecía un brillo travieso. El podía ser muy persistente, ademas nunca le habia gustado sentirse derrotado.
Esa mañana, todavía medio oscuro y mientras todos los habitantes del pueblo dormían plácidamente, en la calle tanto Vicente como otros más que contrató para ejecutar el plan que se le ocurrió,se desperdigaba por cada rincón del pueblo. Si todo salía bien no solo lograría que el dinero de ofrenda volviera a crecer sino que se anotaría un tanto en contra de su vecina; podía escuchar el sonido de la victoria justo en el momento cuanto el reloj marcó las seis en punto y los tambores comenzaron a sonar.

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5 comentarios

  1. 1. kmblanquicet dice:

    Hola a todos.
    Este es mi primer relato en este taller. Agradezco de antemano sus comentarios.

    Escrito el 29 mayo 2015 a las 00:51
  2. 2. Aner dice:

    Es increíble, pero juraría que en todos los pueblos de todo el mundo hay alguna Doña Eva luchando contra alguna actividad cotidiana con el fin de otorgarse un quehacer o dar sentido a su vida, jajaja. Me ha gustado el relato, me parece una forma original de guiar al lector hacia los tambores finales. El padre Vicente es de lo más cómico; genial eso de que “…le molestaba que las personas seguían levantándose temprano para sus labores sin necesidad de las campanas…”. Quizá el final de la historia sea algo precipitado; creo que mejoraría con una explicación más amplia y organizada. También opino que el juez bien podría haber dictado la eliminación del mecanismo que activa las campanas, lo cual sintetizaría el relato y lo guiaría directamente al plan de Vicente.

    Escrito el 30 mayo 2015 a las 16:21
  3. 3. Zelfus dice:

    Hola. Tal como lo planteó una compañera hace un par de meses, la idea es comentar al menos los siguientes diez relatos al tuyo. El mío es el #61. Es una pena para mí conocer la frase final de estos relatos, en particular de este que seguramente sería escrito de otra forma si no la conocieras. Me gusta la tensión que se va construyendo aunque yo pondría a la señora a Eva como protagonista, y escucharía su voz porque debe tener mucho que entregarle al cuento.

    Escrito el 31 mayo 2015 a las 02:45
  4. 4. Silvyt dice:

    ¡Hola!
    Soy uno de tus comentaristas. Espero no haber resultado demasiado, desconocía (obviamente), que esta era tu primera vez aquí.
    Insisto en que no termino de entender que pintan los tambores, pero no te preocupes, seguro que la próxima premisa la encajas mejor.

    Creo que te felicité por la forma en la que nos trasladas al pueblito con Doña Eva y el Párroco, pero por si acaso lo vuelvo a hacer: Enhorabuena 😉
    Un saludo, nos leemos.

    Escrito el 31 mayo 2015 a las 19:34
  5. 5. ILLARGUIA dice:

    Tambores de misa, en sustitución de las campanas que desaparecieron tan misteriosamente como si fuera el oro de Moscú. Tienes que corregir algunos pequeños defectos de construcción en las frases, un ¿He? (verbo) por un ¡Eh! exclamativo, y mejorar en los acentos. Ya tienes tarea para este verano literauta.
    Un abrazo y perdona por la ligereza.

    Escrito el 6 junio 2015 a las 19:12

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