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Al final del túnel - por Alma Rural

Web: http://alma-rural.blogspot.com.es/

Muy pocas veces en mi vida he sentido una felicidad igual. Mira que han pasado años; treinta para ser exactos. Mira que me han pasado cosas en mi vida: mi boda con Luisa; el nacimiento de Vanesa; y, sin embargo, no he vuelto a sentir lo que sentí aquella tarde. Sería mi inocencia propia de un niño de cinco años; sería mi descubrimiento de un nuevo mundo lleno de magia, colores, música… no lo sé. Fuera lo que fuese, fue algo único.

Yo iba andando de la mano de mi madre cuando entramos en aquel túnel oscuro. Recuerdo que me puse muy nervioso. A mí no me gustaba nada la oscuridad cuando era pequeño. Incluso hoy en día siguen sin gustarme los sitios con poca luz. Luisa dice que soy un poco maniático. Yo creo que es que tengo un poco de claustrofobia.

Pero aquella tarde iba de la mano de mi madre y eso me daba la confianza suficiente como para enfrentarme a lo que fuera. Al final del túnel se podía ver una luz. Era amarillenta como si fuera un sol al atardecer. También se oía un griterío. Las voces de otros niños llegaban a mí con nitidez. Yo no me podía explicar qué estaría pasando allí para que hubiera tantas niñas y niños gritando.

A cada paso que daba por el túnel me entraba más miedo. Llegué a pensar que igual no había sido buena idea haberle hecho caso a mi madre. Ella me había prometido que aquello me iba a gustar, pero yo, en aquel momento, ya no estaba tan seguro.

Cinco pasos más y el túnel se habría acabado. En ese instante cerré los ojos y agarré con fuerza la mano de mi madre. Entonces mi madre se paró y yo me paré a su lado. Tardé unos segundos en tener el valor suficiente para abrir los ojos de nuevo y ver lo que allí había. Yo había sido muy valiente de pequeño. Todo el mundo en el colegio me lo decía. Siempre defendía a Raúl y a Luisa de cualquier problema que tuvieran. Raúl era mi mejor amigo; Luisa ya era mi novia.

Lo que ví cuando abrí los ojos fue espectacular. Parecía como si un arcoiris se hubiera metido en aquel enorme espacio. Rojos, amarillos, verdes, dorados… estaban por todas partes. Mi madre y yo buscamos nuestros asientos. Nos había tocado en una fila que era de color azul. Enfrente a nosotros había un gran círculo repleto de arena. Detrás de él había una gran cortina roja y dorada.

De repente todo se quedó a oscuras. Tan sólo un punto de luz iluminaba el centro de la gran cortina. Era como si una luna llena hubiera bajado del cielo para ponerse allí. Todas las niñas y niños nos habíamos quedado mudos a la espera de lo que pudiera suceder.

En aquel momento la roja cortina se abrió por la mitad y salió andando un hombre vestido con un traje azul y un sombrero muy alto. Fue andando hasta la mitad del círculo de arena donde nos hizo a todos una reverencia a modo de saludo:

“Buenas tardes a todas las niñas y niños, a todas las mamás y papás, a todas las abuelas y abuelos, que han venido esta tarde a ver el espectáculo del Circo Magic. Sean bienvenidos”.

Todos empezamos a aplaudir a rabiar, a sonreír. Yo me sentía plétorico, feliz. Estaba deseando ver a los payasos, a los equilibristas, a los leones… Y entonces fue cuando los tambores comenzaron a sonar.

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4 comentarios

  1. 1. Tavi Oyarce dice:

    Muy hermoso tu relato además de nostálgico. Se nota que tienes sensibilidad. Escribes muy sencillo no buscas palabras rimbombantes para lucir y eso se agradece.
    Me ha encantado
    Sigue así
    Te felicito

    Escrito el 29 mayo 2015 a las 20:22
  2. 2. Tinta Negra dice:

    ¡Hola alma rural! Qué hermosa historia, como te dijo Tavi oyarce es nostálgica, onírica, mágica, y el sencillo lenguaje le va como anillo al dedo, se lee muy bien, es agradable y enternecedora. “Era como si una luna llena hubiera bajado del cielo para ponerse allí.” es una frase preciosa que resumiría el dulce estilo de tu historia. Sólo te indicaré algunas cosas, que bajo mi punto de vista, mejorarían la redacción:
    Cuando escribes:”Mira que han pasado años; treinta para ser exactos. Mira que me han pasado cosas en mi vida…” repites el verbo “Mira” y suena algo redundante, podría decirse así para no repetir, por ejemplo:”Mira que han pasado años; treinta para ser exactos. Y cuántas cosas se sucedieron en mi vida…”
    También aquí noté repetición:”Yo no me podía explicar qué estaría pasando allí…” quitaría el “Yo” y no pondría nada:”No me podía explicar qué estaría…”
    Son pequeñas cosas, porque tu historia y tu estilo son bellos. ¡Felicidades y un amistoso saludo!

    Escrito el 30 mayo 2015 a las 08:13
  3. 3. Christian Joseph White dice:

    Tu relato es un fiel testimonio de que cuando somos niños todo parece estar impregnado de magia. Muy bien logrado, me encantó. Saludos!

    Escrito el 31 mayo 2015 a las 04:03
  4. 4. KMarce dice:

    Saludos Alma Rural.
    Que ternura de relato, y debo confesarte que una de las cosas que no me gustan son precisamente los circos, quizá solo Cirqué Du Soleir, porque no tienen animales, pero ese ya es otro tema. Asi que pese a esto, lo he disfrutado y he sentido con el pequeñito la ansiedad y la alegría.

    Te han destacado el uso de palabras repetidas, te aconsejo que siempre leas en voz alta tu relato o utilices un lector eléctronico, que no te hará trampa, créeme que si ayuda muchisímo a detectar esos impases que a simple vista no se ven.
    También te aconsejo que hagas uso de los diferentes adjetivos, la frase “ella se paró, yo me paré” suena un poco cacofónica, trata de evitarlos. Nuestro idioma es muy rico en sinónimos.
    En cuanto a como desarrollaste la trama, la historia en sí y lo que se puede esperar, te ha quedo muy lindo, muy dulce ver a través de los ojos inocentes de un niño.

    Te felicito por encontrar una historia tierna que regalarnos.

    Te invito a comentar, sino tienes tiempo de leerlos a todos, usa el metodo de “Beba”, estoy segura que diez o los que puedas, agradecerán tus palabras.

    ¡Nos leemos!

    Escrito el 1 junio 2015 a las 23:18

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