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¿Qué pasó? - por panda azul

Desde tiempos inmemoriales el ser humano busca en mares de arena el oasis llamado “amor”.

A los diecisiete años yo fui arrastrado, como todos, a las puertas de ese inmenso y abrazador desierto llamado “la búsqueda”. Yo me fui internando en esos laberintos donde pude ver algunos oasis esperando por mí, pero éstos, ante mis ojos me parecían incompletos. Todos conocemos la ley de causa y efecto, es aquí cuando nos preguntamos: ¿Qué hice para merecer esto?, pues por pasar de largo esos oasis listos para mí…

La época de la información digital fue el medio que me permitió conocerla. Durante un par de meses el mundo virtual era nuestro puente, la webcam nuestra cita favorita. Verle sonreír era el mayor de mis placeres, recordar esos momentos me dibuja una sonrisa. Inmersos en horas de pláticas y guerras escritas nos enajenábamos de la realidad. Las letras y el sonido de nuestras voces ya no eran suficientes para sostener aquella amistad tan ideal.
— ¿Dónde vives? Llevamos meses y recién se me ocurrió preguntar—leí su mensaje en mi celular.
—Vivo en el distrito quince, ¿y tú?
— ¿En verdad?—me envió una serie de caritas con expresión de sorpresa.
—Sí—no dije más, estaba nervioso e intuía lo que estaba por venir—. ¿Por qué te sorprende?—con trabajos pude escribir, me temblaba todo.
—Yo también vivo en ese distrito, soy del sector cuatro. ¡No me digas que tú también!
—Yo soy del sector seis—mis respuestas tan concretas y secas todo porque el nervio se comía mi genialidad.
— ¿Y porque no te he visto pasear en el sector uno?—el sector uno es el centro del distrito donde se encuentran parques, cines, almacenes, tiendas departamentales, etc.
—Sí voy por allá, pero como sabes tengo clases por las tardes, así que al terminar el día me voy directo a casa a en rollarme en mi mundo de tareas, y pues por disponibilidad de tiempo voy en las mañanas.
— ¡Oye! Mi mamá quiere que le ayude a preparar la comida, te escribo al rato.
Mi amiga se volvió un problema para mí, me estaba enamorado de ella, pero no era soltera, tenía novio. Me encontraba dando mi servicio social cuando recibo un mensaje de ella «estoy a fuera, ven». Robé de una oficina una rosa blanca y fui lo más rápido que pude a la puerta. El corazón comenzó a latir aceleradamente, cuando estuve frente a ella, me abrazó con tal ternura que hizo vibrar todo mi ser y cuando le entregué la rosa mi mano temblaba, se sonrojó, vi un brillo en sus ojos y un sonreír plagado de ternura que aún no olvido.

La llevé a la que era mi oficina y le expliqué lo que hacía, para mi suerte ese día no tenía trabajo, así que me dedique plenamente a ella. Se quedó conmigo hasta la hora de mi salida, lamentablemente no pude acompañarle a su casa, pues tenía que ir al instituto. Al despedirme de ella y en un acto de valentía me atreví a besar el inicio de la comisura de sus labios, psicológicamente me preparé para recibir una bofetada, pero me sorprendió el ver que no paso. Todo cambió en el peor momento de mi vida.

— ¡Oye! Me siento mal, fíjate que discutí con mi novio.
—Seguro es por mi culpa, te dije que pasaras menos tiempo conmigo.
—Pero él debe entender que tú eres mi amigo y que no puede decirme que puedo o no hacer.
—En eso tienes razón, pero… ¿te gustaría que él pasarás más tiempo con alguna de sus amigas?
— ¿Por qué lo defiendes?
— No es que lo defienda, si no que te conozco demasiado, disculpa que lo diga, pero sueles hacer drama de cualquier cosa.
— ¡Ay!… ¡aja!
—La verdad no mata pero incomoda, ¿verdad? Mira si yo soy parte del problema entenderé que me dejes de hablar.
— ¡Estás loco!—me miró con enojo—. Aunque él me lo pidiera no lo haría, y no me preguntes porque.
— Ya sabes que preguntaré, así que de una suéltalo.
—Me gustas un montón—suspiró—. En ti encuentro amor, comprensión, ternura, confianza y siempre te la pasas mimándome. Si mi novio no hubiera aparecido estaría apegada a ti.

Años de espera por oír un me gustas de su parte y que terminara su frase con un “si no hubiera” hizo rodar por mi mejilla la gota de sal más amarga, en mi corazón, en redobles fúnebres, los tambores comenzaron a sonar.

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2 comentarios

  1. 1. mondregas dice:

    Una historia muy bonita y bien contada, pero no entiendo el final. Por si quieres leer mi relato, está en el nº 56

    Escrito el 29 mayo 2015 a las 12:43
  2. 2. Leonardo Ossa dice:

    Hola Panda Azul. He leído tu narración, la que encuentro juvenil, seguramente reflejando la edad por la que cruzas. Con ella nos haces regresar un poco en el tiempo a quienes ya hemos pasado por esos diecisiete años que mencionas en tu relato.
    Hay algunos compañeros de Literautas que son excelentes comentaristas, esperemos que puedan hacerte observaciones constructivas al respecto. Mientras llegan, te indicaré algunos puntos que pueden mejorar tu escritura.
    Donde dices: “A los diecisiete años yo fui arrastrado,” quedaría mejor si omites la palabra “yo”.
    En la siguiente línea escribes: “Yo me fui internando en esos laberintos” también sobra “yo”.
    Después dices: “ ante mis ojos me parecían “ sobra “me”.
    En la frase: “me voy directo a casa a en rollarme en mi mundo de tareas” va pegado “enrollarme”.
    Aca: “me estaba enamorado de ella, pero no era soltera, tenía novio.” Debiste escribir “enamorando” y la palabra “soltera” no es la más adecuada, pues indica que es una persona que no ha celebrado una ceremonia matrimonial, independiente de que tenga o no tenga novio.
    Escribes esto: “en mi corazón, en redobles fúnebres, los tambores comenzaron a sonar.” Al principio están muy próximas dos palabras “en” es posible cambiar la segunda para escuchar mejor. Así: “en mi corazón, con redobles fúnebres, los tambores comenzaron a sonar.”
    Hasta pronto Panda.
    ¡Un saludo!

    Escrito el 31 mayo 2015 a las 05:30

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