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Música - por @jaiarus

Web: http://ladronesdeltiempo.tk

Ya llevo una semana en este nuevo mundo, y desde luego no deja de sorprenderme.
Hasta ahora, me he limitado a escribir en este diario de manera que al regresar, sirviera de informe detallado de este nuevo lugar, pero ante la perspectiva de que regresar es más difícil cada día, he decidido cambiar de táctica. Este sitio es tan apasionante y desconcertante, que al escribir me cuesta dejar a un lado los sentimientos.
Lo primero que me llamó la atención, fue lo que “ellos” llaman sol, un gran círculo de luz que arroja rayos que calientan la piel cuando te alcanzan. Y lector, no me malinterpretes, no es que en mi mundo no haya luz o calor, que sí que los hay. ¡Pero por separado! En mi vida he visto que un mismo objeto alumbrara y calentara a la vez, ¡y a esa distancia!
En ese primer día, y después de ver el sol, pensé que ya lo había visto todo. Que equivocado estaba.
El segundo día aquí, me tope por primera vez con sus habitantes, al principio estaba algo asustado y nervioso por su reacción. Puede que “ellos” y yo tengamos cierto parecido, pero, y sobre todo en ese primer encuentro, nuestras pequeñas diferencias saltaban a la vista. Ellos vestían… bueno, lector, me imagino que sabes como vestían. En cambio yo iba con mi tradicional traje de viaje, entero rosa atravesado por líneas curvas naranjas. A día de hoy puedo decir que iba vestido raro de narices.
A pesar de mi temor y nerviosismo, la necesidad de ayuda pesó más. Me armé de valor, les salí al paso y les pregunté dónde podía encontrar comida y para mi sorpresa, no parecieron extrañados con mi vestimenta.

–Pues…-comenzó el más corpulento y sin un pelo en la cabeza, dirigiendo su mirada hacia su compañero, enjuto y barbudo.

–Lo cierto es que no somos de por aquí -prosiguió el barbudo- Estamos de paso, visitando la zona, pero si quieres puedes venirte con nosotros. ¡Donde caben dos, caben tres!

Acto seguido ambos hicieron un ruido realmente potente, mientras con los ojos cerrados se doblaban a la altura de la cintura y uno le daba fuertes palmadas en la espalda al otro. Volví a asustarme. Nunca había oído tal estruendo, y a pesar de las palabras amables, ese ruido gutural me acobardó. Ahora se que se trataba de risas. Reír, algo a lo que sois muy aficionados en este mundo, tanto con conocidos como con desconocidos.
Y es que en mi hogar no somos muy dados a la palabra, ni siquiera en familia, somos más bien silenciosos y sólo recurrimos a la comunicación cuando es estrictamente necesario. Ahora me doy cuenta de lo que supone la comunicación, sus cosas buenas y malas. Entre mis compatriotas, no se dan demasiados malentendidos, pero tampoco demasiadas palabras de ánimo o consuelo.
Pero aun me aguardaban más emociones ese día, iba a descubrir algo que me cambió profundamente y que realmente me hace replantearme la vuelta a mi hogar. De todas las cosas nuevas que he conocido, sin esta no podría vivir, y sería la más difícil de llevar conmigo.
Los dos viajeros y yo nos encaminamos hacia lo que parecía un núcleo poblado en aquella inmensa campiña. Me sorprendió el excesivo colorido y la ausencia de habitantes.

–Vaya, parece que llegamos en buen momento -comentó el barbudo.

Yo no sabía a que se refería, y debieron de notarlo.

–Vamos hombre, -dijo el corpulento dirigiéndose a mí -borra esa cara de amargado, que aquí están de fiestas.

Nunca he tenido grandes dotes de imitación, eso quedó claro.

–¡Déjalo anda! Ya le cambiará la cara cuando lleguemos a la plaza.

Y desde luego que me cambió, apenas dimos dos pasos cuando un enorme estruendo resonó en mis oídos y mi craneo, o lo que en un principio creí un estruendo. Me tapé los oídos con las manos y me hice un ovillo en el suelo.
Mis compañeros me alzaron entre risas, y yo intentaba que parasen, haciendo alarde de mis nulas habilidades de comunicación. Entonces el barbudo me agarró ambas manos y comenzamos a girar, lo que hizo que por primera vez escuchara…

No daba crédito a mis oídos, para nada era un estruendo, los sonidos iban enlazándose unos con otros, creando formaciones sólo comparables a escuchar la voz de la naturaleza, Música, el idioma de los dioses. De repente silencio. Se me encogió el corazón. Pero de nuevo, la alegría me invadió, los tambores comenzaron a sonar.

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5 comentarios

  1. 1. Tinta Negra dice:

    ¡Guau compañero! ¡Qué original! ¡Rozando el surrealismo por no decir abrazándolo! Bien escrito y tremendamente insólito. Me ha gustado mucho. ¡Felicidades!

    Escrito el 28 mayo 2015 a las 23:50
  2. 2. Jimmy Conway dice:

    Wow Jaiarus, me encantó el relato. Me ha parecido el más original, hasta el momento. A parte de que la temática y la historia que relatas me gustó mucho también tu forma de escribir.¡Gracias! Espero que haya más.

    Escrito el 29 mayo 2015 a las 17:09
  3. 3. Christian Joseph White dice:

    ¡WOW! Tu relato es extraordinario. Me atrapó desde el comienzo. Que manera más original de explotar el requisito de este mes. Y el modo con el que el visitante va describiendo sus reacciones, sus emociones, genial. Un gusto leerte! Saludos.

    Escrito el 31 mayo 2015 a las 04:22
  4. 4. KMarce dice:

    Saludos Jaiarus,

    Muy entretenido tu relato, lo veo muy bien condensado, has cuidado mucho la ortografía, pero se te escapó: cráneo.

    En cuanto al tema y la narrativa, has aplicado tus habilidades correctamente, es un relato ingenioso. No sé porque ese ser me parecia ser “femenino” en ocasiones, pero pensé en Spock, pero un poco más suelto que el susodicho 😛

    Te felicito, lo he disfrutado.

    ¡Nos leemos!

    Escrito el 2 junio 2015 a las 22:09
  5. 5. Janna30 dice:

    Hola Jaiarus 😀

    Yo fui una de las 3 personas que les tocó revisar tu relato!
    Y como te dije me encanto, muy bien creado el personaje y me divertí mucho leyendo!

    Te agradecería que pases por el mío Nro. 45 y me dejes tus impresiones!

    Un abrazo!

    Escrito el 3 junio 2015 a las 14:46

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