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«La Batalla de Kurukshetra» - por Alonso García-Risso

Web: http://garcia-risso.blogspot.com

«La Batalla de Kurukshetra»

En los albores de la humanidad —aún es oscuridad, espacio difuso para la Historia—, nos llegan los ecos de La Madre de las Batallas. AL norte de los extensos bosques Khandava (del que se desconoce la ubicación; podría ser la región de Nueva Delhi y Mewat en la India); en el siglo III a.C., se enfrentan en batalla ineludible por la sucesión, los clanes de los Kaudavas y Pándavas —primos entre sí—, les siguen sus adeptos todos familiares y amigos. La fecha y el lugar en rigor, puede que no se ajusten en verdad a los hechos narrados. Pero lo trascendido —el mito de Kurukshetra—, nos lega un sinnúmero de datos que nos da a conocer una historia que aún está por desentrañarse.
Nuestra fuente primordial es el texto antiguo conocido como El Mahábharata. Trata la historia de siglos involucrando a varias generaciones de familias guerreras. Nos cuenta que la batalla de Kurukshetra duró dieciocho días y podemos deducir la importancia de ésta por su extensión que ocupa la mitad del texto. También se nos dice que grandes ejércitos procedentes de toda la India lucharon en ambos lados.

Esta narración cuenta con una introducción que nos sitúa en el tiempo y espacio y además nos muestra que se trata de un relato que tiene por característica “intextualidad”. Personajes, lugares, época, conforman la trama y contenido de la narración dando lugar a “paráfrasis” —en muchos casos—, de la legenda épica de Kurukshetra.

El comienzo del relato quiero situarlo en el momento en que se toman las decisiones importantes, adoptadas por los caudillos de los clanes en conflicto: Príncipe Árjuna por el Clan Pándava y su primo Duriodhana por los Kaudava: “Krisná, encarnación del Dios Visnú, decide no intervenir en la batalla; pero ante la solicitud de ambos por su ayuda, les plantea una elección a la cual responderán los príncipes de acuerdo a su formación y valores. Krisná ofrece su ejército y sabio consejo. A Árjuna le corresponde elegir primero y toma el sabio consejo de Krisná. Luego escoge Duriodhana —regocijado pues considera que su primo ha escogido mal—, el ejército de Kriná, con los cual sus tropas asciende a 2.500.000 hombres y le da ventaja sobre los 1.500.000 hombres de su rival.
Krisná se convierte en auriga y consejero de Árjuna. Éste ha basado su elección en la siguiente premisa: sopesando el hecho de que su primo Krisná es la encarnación del Dios Visnú; por lo tanto, si tiene de su lado al creador y administrador de todas las cosas, entonces también lo es de su ejército que ha pasado a manos de Duriodhana y de todos los ejércitos.
Estando así planteadas las cosas, los combatientes frente a frente; se da un alto en que Árjuna se dirige a Krisná y le plantea su reticencia a luchar contra miembros de su propia familia. Previamente le ha pedido:
—“Por favor, coloca mi cuadriga entre las dos formaciones de batalla de modo que pueda ver a los que están sedientos de guerra”. —Luego abrumado, le hace ver a su consejero que no peleará. Este comportamiento de Árjuna, le ha valido en análisis posteriores, la calificación injusta de ‘pusilánime’ que afrenta su trayectoria de honor y valor conseguida en sus muchos actos heroicos como guerrero.
Krisná conoce a Árjuna y lo conmina a luchar como su deber, basándose en lo imperecedero del alma que, da lugar a la reencarnación o transmigración de las almas. Krisná dice:

—“No temas dar muerte a otros, ni ser matado” —luego agregó:
—“Sacrifica tu aliento por Mí. Póstrate ante Mí. Sólo en Mí refúgiate… no te aflijas”. —«Árjuna se inclinó respetuosamente y dijo:
—“Krishna, Tú eres mi Señor. Tú eres mi Todo”». —Luego retomó a su lugar al frente de su ejército, levantó su brazo derecho y lo bajó con energía, dando inicio a La Batalla de Kurukshetra…

¡Ratatatán! ¿Ratatataaaá! ¡Tatán! ¡Tataaaán!!!
«Los tambores comenzaron a sonar»

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