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Tambores de una vida - por MARA

Al levantarse aquel día estaba dispuesta a sacar las fuerzas necesarias para enfrentarse de nuevo al mundo. Recogió los pocos enseres personales que había acumulado durante años. Guardó con sumo cuidado aquella erosionada lupa que atesoraba como recuerdo de su padre. Por un momento quedó sentada en el suelo, recordando cómo llegó hasta ese lugar olvidado.

Ivonne se había creado una reputada trayectoria en el mundo de la Antropología, era considerada una investigadora tenaz y seria, que se dirigió hasta allí impulsada por su curiosidad y se quedó Llevaba años viviendo con la tribu de los Iroqueses, había permanecido con ese peculiar pueblo estimulada por la fuerza más antigua y que mueve el mundo, el amor. Llevaba casi treinta años con Mumo, el hombre de su vida.

Esa mañana, había decidido dejar el poblado donde se había sentido en familia durante mucho tiempo, ese entorno donde había vivido feliz.

Muy temprano emprendió la marcha por el bosque, sabía que tardaría un par de horas en llegar a la orilla del caudaloso río, no habría lugar para despedidas.
– ¿Te vas?-, dijo Dowa en voz baja.
Ivonne se volvió sabiendo que le estaba pidiendo explicaciones y además se las debía de dar. La había seguido en su huida.
– Sí Dowa, mi querida amiga, me marcho, no puedo soportar el dolor de estar aquí-
– Pero yo creía que tú entendías la muerte como parte de la vida, y ahora nos abandonas, todos estos años de charla, ¿no han servido de nada?- Dowa cruzó los brazos con un gesto contundente, apretó mucho los labios hasta que se les pusieron blanquecinos y miró fijamente a Ivonne, – quizás nunca debiste venir-
– Pero Dowa, tú sabes que me importas y que me has ayudado muchísimo en todos estos años, sin embargo, este lugar solo me trae recuerdos tristes-
– ¡¡ No lo entiendo ¡¡, siempre dijiste que éramos tu familia y yo tu hermana- Dowa se dio la vuelta enseñándole la espalda. Ivonne se acercó hasta ella para consolarla.
– ¡Déjame, no quiero saber nada de ti, puedes marcharte¡- dijo Dowa.

Ivonne se fijó que llevaba la pulsera de conchas que le entregó su marido, cerró la mano tan fuerte que los caparazones le hicieron daño y apretó aún más, quería de algún modo sentir dolor para ver si de esa manera se mitigaba el sufrimiento, si por un momento dejaba de sentir esa pena tan grande que la embargaba, y no le daba otra opción que huir de ese lugar.

– Aquí he vivido momentos muy felices, pero también algunos muy tristes Dowa, y tú has participado de todos ellos, los hemos compartido junto a nuestras familias, pero sabes que no superé la pérdida de mi hija. Y ahora…, ya no puedo más.
– Vete entonces, veo que éste no es tu lugar, quizás nunca estuviste vinculada a nuestro pueblo, vuelve al tuyo Ivonne. Siempre te guardaré en mi memoria.
Dowa era una mujer fuerte y valiente, poco dada a expresar emociones, sentía un gran cariño por Ivonne pero no facilitó que la despedida fuera más cercana.

Ivonne partió, no deseó mirar atrás. Poco a poco se adentró en la frondosidad. Después de una larga caminata, el discurrir del agua, le hizo alzar la mirada, dos lágrimas recorrían sus mejillas, se las limpió con algo de rabia y miró al frente.

En la orilla del río le esperaba la embarcación que la devolvería a la “civilización”, esa sociedad de la que había huido y a la que ahora deseaba volver como el lugar donde terminar sus días. Con casi sesenta años, estaba desgastada, no pretendía mucho de la vida, quizás terminar ese libro de rituales de los Iroqueses, echarse una siesta y dejar que el dulce devenir de las horas y de los días la condujera hasta el recuerdo de su amado Mumo.

El sonido de la percusión salvaje y natural se diluía con la lejanía, durante tres días no dejarían que se enmudeciera pues el jefe de la tribu había muerto, su amado Mumo había abandonado éste mundo, entonces, mientras ella se alejaba, cada vez más fuerte, los tambores comenzaron a sonar.

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5 comentarios

  1. 1. mondregas dice:

    Hola Mara, me gusta tu relato. Cuando afloran los sentimientos el relato coge fuerza. El final no me termina de convencer. A mí me gustan los finales inesperados y este no lo es. Bueno cada uno tiene una forma de ver las cosas.

    Escrito el 29 mayo 2015 a las 08:22
  2. 2. Mara dice:

    Gracias Mondregas

    Escrito el 1 junio 2015 a las 07:29
  3. 3. Tinta Negra dice:

    ¡Hola Mara! Bonita y triste historia, muy emotiva. Destaco el personaje de Dowa, muy bien perfilado, la imaginé hasta físicamente. También me gustó que el final guardara una pequeña sorpresa( que su marido fuese el jefe de la tribu) que además le da coherencia al texto pues refleja lo implicada que llegó a estar la protagonista del relato. En cuanto a la forma no encontré nada que me entorpeciera en la lectura, buena redacción. Ha sido un placer leerte. ¡Un saludo afectuoso!

    Escrito el 2 junio 2015 a las 12:17
  4. 4. Mara dice:

    Gracias por los comentarios Tinta Negra, siempre son bien recibidos y mucho más cuando son tan positivos. Un saludo.

    Escrito el 5 junio 2015 a las 07:49
  5. 5. José Torma dice:

    Que tal Mara, paso por aqui ya que eres el primer relato despues del mio.

    tu relato tiene mucho rescatable, pero tambien requiere trabajo de puntuacion,tu uso de los guiones de dialogo debes de revisarlos para que cumplan las reglas de puntuacion.

    http://www.ciudadseva.com/textos/teoria/tecni/guiones_de_dialogos.htm

    Eso en cuanto a lo tecnico. En la forma, creo que es un relato que avanza muy lentamente, pero no aburre. Creo que es una historia muy triste, pero desafortunadamente no sabemos casi nada de la prota, opuesta a Dowa, que en pocas lineas queda perfecto delineada. El final tiene un minigiro que los mas mal pensados ya habiamos previsto.

    En si tu relato es interesante si no sorprendente.

    Felicidades por exponerte en este foro.

    Saludos.

    Escrito el 5 junio 2015 a las 19:28

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