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Pasos y tradición. - por Almudena

Era un Abril muy lluvioso, lo recuerdo vivídamente. Los goterones se resbalaban por los cristales de las ventanas de nuestra casa en la Calle Factor.
Quizás lo recuerdo porque era la primera vez que participaba como Dama en la procesión de la Hermandad de Jesús el Pobre y estaba entre nerviosa e ilusionada. Estrenaba vestido negro y por primera vez calzaba unos zapatos de tacón. Tenía 16 años.
Mi madre me estaba colocando minuciosamente la peineta, y mi cabeza estaba plagada de horquillas y agujas. Mientras, me iba advirtiendo de como tenía que ser mi comportamiento:
– Eva, hija, llevamos siendo Damas varias generaciones y debes de estar a la altura de las circunstacias. Piensa que vamos a enaltecer al Señor, así que nada de risitas, ni saludos a tus amigas. Es un momento solemne: comenzo tu abuela el primer año de la Hermandad en 1940, y esto es una tradición.- Eva conocía bien la historia: su abuela, una jovencita de provincias que llego a Madrid e hizó un buen matrimonio, al poco nació su madre que desde pequeña estuvo en los mejores ambientes y también consiguió un matrimonio muy favorable. Y parecía que le tocaba a ella esta vez, la procesión era una primera toma de contacto para que la conocieran en sociedad.
Su madre le clavo una aguja en la cabeza, queriendo claramente, para dar énfasis a sus palabras. Terminó poniéndole la mantilla y se miro al espejo: parecía una viuda en miniatura, pero entendía la tradición familiar y no puso pegas.
Bajaron a la calle, parecía que la tormenta amainaba y siguieron hasta la Calle Mayor, donde se notaba un ambiente festivo: la gente de Madrid completaba sus oraciones con entradas y salidas de un bar a otro.
Siguieron por la Calle de San Justo y bajaron hasta la calle Segovia, al rato estaban en la puerta de la iglesia de San Pedro el Viejo, armadas con sendos cirios.
Eva había visto 5 veces sacar la imagen, desde que tuvo edad para comportarse en esas celebraciones. Pero hoy era distinto, participaba en todo ello y estaba sobrecogida.
Vió la imagen portada por los costaleros dentro de la iglesia, saliendo habia la puerta.
Eva contuvo la respiracion, salir por ese dintel era sumamente complicado, había que hacerlo de rodillas, ya que el paso era demasiado grande para una puerta tan pequeña.
Se arrodillaron y Eva noto como resbalaba una lágrima por su mejilla por la emoción del momento.
Los tambores comenzaron a sonar.

Comentarios (4):

Javi

28/05/2015 a las 22:14

Excelente relato,me ha recordado quizás a un Madrid en desuso…

grace05

03/06/2015 a las 23:16

Hola Almudena:
Linda imagen de una fiesta patronal, tan común en España. Me gustó mucho,consigues mostrar “el cuadro” con tus buenas descripciones. el lector de siente inmerso en la procesión viendo a Eva en su primer día Dama, siguiendo la tradición familiar.
¡Muy buen trabajo!!!!!
Te invito a comentar 33

beba

07/06/2015 a las 23:43

Hola,Almudena:
ui uno de tus comentaristas anónimos.
Tu relato es agradable y pintoresco.
Aunque las descripciones son buenas, creo que el texto puede mejorarse con más acción; ya te sugerí algunos posibles “accidentes”; de todos modos, parece que tu única intencionalidad es comunicar las vivencias de la Fiesta; es respetable.
otro escritor que tocó un tema similar, me aclaró lo del Paso (grande – pequeña) que a mí me confundía en la 1° lectura.
El manejo del lenguaje es correcto.
Saludos.
Si quieres leerme, es el 135.

beba

07/06/2015 a las 23:45

Perdón por las pifias con el teclado: “Fui”, y “Uno”.
Saludos.

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