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Momento Crítico - por Ome Técpatl
Por fin vacaciones.
Durante los próximos días podré olvidarme de la oficina, las campañas de los candidatos y la crisis financiera internacional. El despertador mecánico que adorna mi buró, mis implementos de ejercicio y la venerable de tan vieja rasuradora eléctrica, podrán tomar un merecido descanso que de seguro me van a agradecer. Ayer en el Súper me encontré una novelita tamaño ladrillo: poco más de quinientas hojas de un intrascendente best seller que relegará por unos días a mis lecturas habituales, pero me hará más llevaderas las largas horas de ocio que tengo por delante; y es que, por esta ocasión, esa fantástica playa que acostumbramos visitar en familia no se verá adornada con nuestra presencia.
Tumbado a media mañana en mi sillón favorito, absorto en un trivial partido de fútbol de mediodía que se trasmite por televisión, siento más que veo la presencia de mi hija la más pequeña, de poco más de dos años de edad, que me observa con atención, seguramente extrañada por mi inusual presencia a esas horas en casa. Incorporándome a medias, volteo para ver qué necesita y ella, muy solemne, me pregunta:
-Papi, ¿qué no vas a ir a trabajar?
Con una sonrisa, me dispongo a explicarle el porqué de mi súbita irresponsabilidad; pero tan pronto digo “No”, ella parece perder el interés y se va corriendo a su recámara.
Con las palabras atoradas en la boca, sintiendo en carne viva su aparente desdén, no tengo más remedio que volver a hundirme en el sillón, sumido en tristes pensamientos. Desde que nació, la pequeña ha estado muy pegada a las faldas de su mamá, y desde mi punto de vista eso la ha convertido en una niña berrinchuda y caprichosa, muy difícil de tratar. Reconozco que no le he dedicado el tiempo que debiera, y me atormenta pensar que yo no soy para ella otra cosa que aquél que nada más le habla para regañarla.
Una polémica jugada en ese partido fútil me hace poner atención nuevamente en la pantalla, analizando mentalmente el absurdo comentario del narrador; y es justamente en el momento culminante de la repetición, en que la desmañada figura de la nena, cargada de peluches y dirigiéndome su más radiante sonrisa, se atraviesa en mi campo de visión.
Mi automático grito de protesta la congela y cambia de inmediato su expresión, con las lágrimas a punto de saltar…
Pero afortunadamente doy vuelta a mi actitud y extendiendo los brazos para recibirla.
Temprano en la mañana. Las vacaciones han terminado, y debo reanudar la rutina diaria. Ya en el carro, a punto de arrancar, alcanzo a ver que se abre precipitadamente la puerta de la casa. Y ahí está ella, mi pequeña niña, descalza y adormilada, que se levantó corriendo para poder decirme adiós. Aquella novelota está todavía en mi buró sin abrir, porque tuve que arrullar peluches, preparar biberones y visitar el kinder. Pero, tal como en su momento pasó con mis hijos mayores, una puerta se abrió entre nosotros; y lo que ambos encontramos fue maravilloso. El beso que me lanza está impregnado de nostalgia, pero el día laboral tendrá que llegar a su fin, y el beso que le regreso encierra mil promesas.
No cabe la menor duda. Fue la voz de mi conciencia. Estuve a punto de cometer un error monumental. Pero, afortunadamente, en mi cabeza los tambores comenzaron a sonar…
Ome, puede ser increíble, pero una decisión tomada a tiempo puede cambiar la vida de un ser humano. En los actos más simples de nuestras vidas puede existir una carga de responsabilidad que afecta a los que nos rodean y que muchas veces pasan desapercibidas para nosotros. Me parece muy bien planteado el relato y sus consecuencias.
El detalle de los tambores no habla sino de la experiencia que ya tienes para escribir y que te permite usarlo de la manera más inteligente.
Nos leemos.
Antes que nada, quiero agradecer las opiniones de mis comentaristas, que ahora fueron solamente dos, ni modo. Respondiendo a la pregunta de uno de ellos, el final del relato es una reiteración, porque ya se había dejado entrever antes, de la importancia de las alertas que muy frecuentemente nos da nuestra conciencia cuando estamos a punto de meter la pata.También quiero mencionar que lo narrado fue realidad en su momento, y desde entonces he tenido una maravillosa relación con mi niña, que ahora ya cuenta veinte años. Gracias de antemano a mis lectores por el tiempo que se tomen en pasar por aquí. Saludos!
Es hermoso el relato que escribiste, los sentimientos volcados entre el amor de padre, que bien supo diferenciar entre sus prioridades, pues ese momento nunca volverá y la novela puede esperar. Hay que saber aprovechar los momentos bellos de la vida. Muy buen trabajo. Nos leemos.
Me encanto tu relato, creo que eres un escritor profesional, o esa es mi impresión ya que lo haces a la perfección. Me gustó el tema que trataste muy bonito.
Gracias por comentar mi texto! Nos seguimos leyendo!!!
Hola Ome Técpatl, encuentro en tu escritura una narración que no es predecible, logrando con ello mantener el interés del lector en la historia. Cuando leí que la niña pareció perder el interés y se fue corriendo a la recamara, supuse que la historia tomaría otro rumbo y que no volvería a saber de la pequeña, pero cuan equivocado estaba al descubrir finalmente que ella hacía parte del protagonismo del relato. Me parece que en ello hay un manejo de la escritura muy acertado, pues conduces al lector con sigilo hacia el objetivo que quieres mostrar. Me ha resultado muy interesante leer tus textos.
Un saludo.
Hola Ome, gracias por pasarte por mi relato. En el tuyo destaco la sinceridad con la que escribes. No se por qué, tal vez me equivoque, me parece que es autobiográfico. De cualquier forma escribes con el corazón y felicito a ese padre por haber reaccionado a tiempo. En cuanto a la forma es una historia sencilla y clara como corresponde a un relato de una escena cotidiana. Siempre descubro y me enriquezco con palabras que utilizáis los hispanohablantes¡Enhorabuena Ome!
Hola Ome. Muchas gracias por tus comentarios en mi relato.
El tuyo es hermoso, lleno de ternura cuando de hijos se trata. Bienvenida la conciencia de ese padre que descubrió a tiempo que los hijos necesitan atención y mucho amor. Yo siempre dije que es más importante “la calidad y no la cantidad” .
Todas mis ¡Felicitaciones!!!!!!
Ome,
Que enternecedora historia, leída con la ignorancia que trataba de una experiencia de tu vida. Así que dejame felicitarte doble. En primer lugar por la conciencia que permitiste escuchar y por la que dejaste que pudiera contarlo con letras.
Al igual que Marazul, disfrute esas palabras que utilizamos con tanta familiaridad los latinoamericanos. El ritmo me pareció el propicio para este tipo de relato y el cierre de la frase obligada, deslizado sobre seda. Felicidades.
Te agradesco tu 😀 comentario en el mío. Lo recibo con modestia sincera.
¡Nos leemos!
Es la primera historia de un padre y su hija en mucho tiempo que tiene un final feliz y abierto ;-;
Es extremadamente lindo tu trabajo aqui, no tuve problemas al leerlo excepto unas cuantas cosas que ya olvide por seguir leyendo, lo siento ._.
Si lo que comentas es cierto, te felicito por no mandar a la porra la infancia de tu hija, así que dale cuerda que tienes que cuidar de la ternura de tus palabras con el mismo cuidado que lo haces con tu hija.
Hola Ome 😀
Muy emotivo tu relato. Me lleno de ternura! Aunque no tengo hijos me recordo mi relacion con mi padre 🙂 de verdad pone a pensar respecto a las desiciones que tomamos en la vida, y de lo necesario que es que los padres estrechen la relacion con sus hijos y que no se pierdan las etapas de ellos ya que son tiempos irrecuperables y a veces una relacion rota es irreparable.
Precioso tu relato!
Felicidades!!
Hermosa forma de narrar, para mi gusto le quitaría varias frases que no aportan nada al relato y solo lo alargan. Felicitaciones por la ternura.
SALUDOS
Menos mal que no sacrificaste el corazón de tu niña, con ese pedernal.
Hermosos tambores.
Me ha encantado ese giro que da el papá a sus vacaciones y como consigue descubrir el encanto de estar con su hija berrinchuda. No había oído nunca esta palabra, aunque imagino su significado y me ha gustado mucho.
En pocas letras haces fácil una historia de sentimientos.
Felicidades, un gusto leerla.
Saludos
¡Qué hermoso!
Muy bien armado y narrado, además.
Como ya dijiste que es autobiográfico, te felicito por lo que esta instancia significó para tu vida y la de tu hija.
En cuanto a la “ayuda mutua” que pide Literautas creo que la encararía por lo importante que es saber transmitir emociones con todo el calor de las mismas y sin ponerse loco por una coma más o menos.
Felicitaciones.
Si tienes tiempo, el mío es el 135.
Ome Técpatl, gracias por haber pasado a comentar mi historia. He tomado nota de las observaciones que me hiciste con el fin de corregir o mejorar mis futuros escritos. Estoy muy agradecido, valoro muchísimo esas apreciaciones. Estaré atento a leer tu micro en la participación de este mes.
¡Saludos!
Hola. Durante el mes de Julio estuve buscando tu participación con el micro, pero no aparece publicado. Seguiré atento a tus atrayentes historias. Gracias por leer y dejar tu nota con respecto a mi escrito.
Saludos.
Hola Leonardo.
Muchas gracias por tu comentario. En efecto, esta vez no alcancé a participar, espero reanudar en la próxima.
Pero seguramente seguiré, en la medida de lo posible, atento a tus participaciones y la de otr@s amig@s del taller, que mucho me ayudan a superarme y crecer en este maravilloso mundo de la escritura.
Un abrazo