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La isla de mil pesares - por Andrea

Hoy, en esta isla, ha ocurrido un milagro. Algo que yo creía imposible.
Mi mejor amigo Alex y yo teníamos muchas cosas en común y sobre todo el amar a una misma mujer. Johana desde el principio siempre me rechazo, pero se enamoró de Alex y con el tiempo se casaron, yo seguí amando a Johana tan apasionadamente como en un principio mientras ellos tenían peleas de pareja casi a diario y parecía que su amor decaía.
Johana falleció trágicamente por un accidente de tránsito y odie a Alex por hacer de sus últimos días de vida un infierno, después de su funeral no volví a hablar con él.
Cuando mis compañeros de universidad me invitaron de viaje a una isla lo único que se me ocurrió preguntar fue: ¿Alex también ira?, seguro me negaría si él iba pero escuche que no lo habían invitado y acepte ir, me entusiasmaba recordar viejos tiempos con mis antiguos compañeros de universidad.
Al llegar a la isla vi a Alex en medio del grupo, era parte de la trampilla de mis compañeros que deseaban nuestra reconciliación, intente evitar a Alex lo mejor que pude durante el viaje y estaba a punto de conseguirlo, pero el último día del viaje al anochecer, yacía tranquilamente sentado frente una fogata con vista al mar disfrutando del ambiente, el de repente se sentó junto a mi lado y me pregunto como estaba, yo respondí, pensaba que conversar un poco con la no cambiaría nuestra situación, o eso creía.
-¿Cuántos años han pasado Alex?
-Cuatro años Fred, cuatro largos años y aun sigo sufriendo -en sus brillantes ojos se reflejaba el feroz fuego.
-No has cambiado nada, aun conservas esa larga barba -comente con la intención de cambiar de tema, no quería recordar a Johana, evocarla me haría daño.
– He cambiado aunque no de físico, se me es imposible ser feliz sin ella -exclamo con melancolía –su perfume, su sonrisa, sus caricias, todo está impregnado en mi mente como un recuerdo constante, sufro sin ella Fred –sollozo–, no puedo soportar mi vida sin Johana, todo es un infierno.
-Yo también la amaba Alex, aun más que tu soy el que más ha sufrido por ella, pero he intentado buscar la felicidad. ¡Tú no sabes cuánto la ame mientras tú la desestimaste hasta el…! -me detuve al darme cuenta que mis emociones me habían llevado a gritar, agache la cabeza avergonzado y aguarde en silencio.
La triste mirada de Alex estaba perdida en el flamante fuego. Aquella imagen de él, melancólico y dolido me recordaba a la última vez que lo había visto en el funeral de Johana.
-Quizá tú la hubieras hecho más feliz, abrías apreciado cada momento con ella como yo nunca lo hice.
-Ya se ha ido Alex, pensar en eso no cambiaran las cosas, ella no volverá.
-Lo se…
Me levante para retirarme a mi alcoba, quería terminar de una vez para siempre con el tema de Johana, mi corazón dolía.
-Me voy a mi habitación Alex.
-No te vayas, espera –voceo.
-Porque debería de quedarme -lo mire de reojo con desdén.
Alex vaciló, pero me miro a los ojos con sinceridad, su mirada era firme y mansa.
-Sé que la amaste más que yo, y nunca me perdonaras por robarte a Johana, pero no desaparezcas otra vez de mi vida, amigo mío, quédate.
Hubo un corto silencio donde Alex esperaba una respuesta y yo pensaba en una decisión, nuestras miradas entrecruzadas dejaban al descubierto nuestra alma y no había más sonido que las olas al deslizarse por la orilla y la madera quebrarse al contacto con el fuego, mi cuerpo respondió por sí solo y me senté de nuevo junto al fuego, junto a mi amigo Alex.
Charlamos hasta el amanecer y la noche paso serena y acogedora, tanto él como yo revelamos lo que nuestros sentimientos y pensamientos habían arrastrado por años, nos liberamos en parte del sufrimiento que teníamos, las angustias y pesares. Solo así el dolor pareció aligerarse y la felicidad brotar desde lo más profundo, tenía mi viejo amigo devuelto, algo que había pensado imposible, algo que era imposible.
La furia de un corazón cayó rendido ante el recuerdo y la tristeza. Mi corazón se marchitó y volvió a nacer como una flor en las mañanas. Latía más fuerte que nuca como un tambor en mi pecho Como un tambor de alegría y ciertamente.
Los tambores comenzaron a sonar.

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4 comentarios

  1. 1. beba dice:

    Hola, Andrea:
    Buena historia. Hacerse cargo de las realidades de la vida no es fácil; pero la amistad no debe sucumbir al enojo; si se la cuida renace de la ceniza.
    Tienes buena pasta de narradora. El ritmo es adecuado, reflejas bien la tensión entre los amigos. Creas buenos personajes y entornos.
    Me permito algunas sugerencias respecto de la forma:
    1- Párrafos como el que sigue necesitan fragmentarse con pausas más marcadas; si no, son largos y confunden:”Hubo un corto silencio…fuego, junto a mi amigo Alex”.Puedes usar punto y coma o punto y seguido (en este caso, mejor 😉
    2- Revisa prolijamente los acentos (perdonaré, levanté).
    Saludos.
    Saludos.

    Escrito el 31 mayo 2015 a las 17:33
  2. 2. beba dice:

    Eh.¿De dónde salió el emoticón? Yo quería poner que era preferible el punto y coma.
    Otra vez, saludos.

    Escrito el 31 mayo 2015 a las 17:36
  3. 3. Carolnefer dice:

    Hola Andrea,

    Bonita historia sobre la amistad con un final feliz a pesar de la muerte de la mujer amada. He visto alguna falta de ortografía, pero en general muy bien

    Enhorabuena!

    Escrito el 2 junio 2015 a las 19:10
  4. 4. Janna30 dice:

    Hola Andrea!

    Cuando vi el título de tu relato me animé a leerlo porque trata acerca de una isla, al igual que el mío (el nro. 45) y después que empecé a leer vi que la chica se llama igual que mi nombre real jejeje!

    En cuanto la forma, hay algunos detalles de ortografía, sin ambargo no hizo perder el sentido de tu historia, pero debes corregirlos. Los párrafos están bien equilibrados y coherentes!

    En cuanto al contenido se siente un todo de nostalgia, tristeza y desesperanza de los personajes, lo cual es perfecto para el tema que tocas en el relato.!

    Perdonar siempre es liberador y refrescante, muy bien por
    Alex y su amigo que lograron perdonarse y recuperar la amistad.

    Te felicito 😀

    Escrito el 3 junio 2015 a las 14:33

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