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El secreto de Brenda - por A.E. Pole
De nuevo el bullicio de sirenas. Entre policías y personal sanitario, me acompañan al coche policial dirección a comisaría, donde esperaba Lisa, mi agente del Tutelar de Menores.
–¿Qué ha pasado esta vez, Brenda?
–Nada, yo no he hecho nada.
–Claro, tú nunca haces nada. Te recuerdo que es la tercera familia en lo que va de año.
–No tengo la culpa de que me metáis en familias raras. Esta tía quería obligarme a vender cocaína en el instituto!
–¡Basta! Ya no sabes qué inventar! Ésta de camello, la anterior de prostituta y la primera, ¿qué excusa tienes para la familia Smith?
–A ellos no los metas en esto, fue un accidente, ellos sí me querían! Y yo a ellos.
Tocaron a la puerta.
–Adelante! –gritó Lisa.
–Buenas noches soy John Timer, tu abogado.
Lisa se levantó y salió de la sala de interrogatorios.
–¿Para qué necesito un abogado?
–En muy poquito cumples los dieciocho y si no quieres acabar en la cárcel, me necesitas.
–¿Estoy detenida?
–Si. Pero no es lo que debe preocuparte. Te acusan de intento de homicidio, con tus antecedentes pueden caerte quince años.
Esas palabras cayeron sobre mí como puñales.
Volvieron a golpear la puerta.
Entraron dos policías y, con John siguiéndonos los pasos, me llevaron hasta los calabozos.
–Mañana a primera hora vendré.
Me quedé sola, no comprendía cómo había acabado así, pudiendo haber sido una chica, a pesar de todo, normal.
Por la mañana una agente abrió la puerta, con un ligero movimiento de cabeza me indicó que la siguiera.
–Aséate un poco –dijo al llegar al baño entregándome una toalla–. Tienes quince minutos.
Me acompañó a una sala donde ya estaba John.
–Hola Brenda, siéntate.
Sin mirarme, se dispuso a tomar notas en su cuaderno.
–Cuéntame.
–¿Que te cuente? ¿Qué quieres que te cuente?
–Todo, y quiero la verdad. Estoy aquí para ayudarte.
En mi cabeza no había más que ideas confusas, hechos que ni yo misma sabía si eran reales o formaban parte de mis invenciones, no sabía por dónde empezar.
Le conté lo que fue surgiendo por mi cabeza, mi verdad supongo.
–¿Me estás queriendo decir que en ningún momento premeditaste ninguno de tus actos?
–Verás, desde el incendio en casa de los Smith, que me quedé atrapada en el sótano, oigo voces y golpes que aporrean mi cabeza.
–¡Ésta sí que es buena! –me interrumpió carcajeándose.
–Va en serio, esas voces me advierten del peligro, y los golpes hacen que no sea dueña de mis actos, no soy yo misma. Debe ser esquizofrenia a algo así.
–Bueno, no esperaba que esta fuera tu explicación, pero me acabas de dar una idea. En dos días será tu juicio, nos vemos allí.
Nada más salir él, entró Lisa.
Un coche nos recogió y se dirigió al Centro Tutelar. Entregó unos papeles al recepcionista y sin detenernos nos dirigimos a las habitaciones.
–En el armario tienes ropa para ir al juzgado. El jueves a las 9 en punto pasaré a recogerte y, por favor, no te metas en líos.
Sentada en la sala de juicios, esperando que fuera mi turno, observaba cómo el juez miraba repetidamente su reloj, parecía tener prisa.
–Caso contra Brenda Expósito.
–Señoría, mi defendida es una chica a la que el sistema le ha fallado. Ha ido de familia en familia cuando en realidad tendría que haber recibido tratamiento médico. Debido a un episodio vivido muy traumático, la señorita Expósito, siente martillazos dentro de su cabeza que le llevan a realizar actos ajenos a su voluntad. Solicito que ingrese en un sanatorio juvenil y allí sea evaluada.
–Concedido –y golpeó con su maza.
Ahí pasé los días que faltaban para mi mayoría de edad, entre locos y depresivos, tomando pastillas que me hacían dormir y alelaban. El día que cumplí los dieciocho, y tras recibir el alta médica, vino Lisa.
–Puedes irte, la justicia es así. Esta es tu documentación y las cuentas donde se te han ido ingresando las pagas pertinentes. Ahora tendrás que buscar un lugar donde vivir, trabajar y ser una mujer de provecho. Mucha suerte Brenda. Me dio un abrazo y se alejó.
Por fin era libre. Caminé calle abajo sin rumbo fijo, pero mis pasos me llevaron frente a la casa de los Smith, parecía que todavía pudiera oír sus voces. Alguien salía por la puerta, era Jack, el menor de los Smith, mi cuerpo se estremeció y en mi cabeza los tambores comenzaron a sonar.
Comentarios (4):
beba
28/05/2015 a las 20:01
Hola:
Tu cuento contiene elementos positivos en lo formal: puntuación, ortografía, sintaxis; en estos rubros. en general, correcto.
El argumento, en cambio, me resultó desorganizado, como si le faltara elaboración y tensión. Tal vez si centraras el relato en “los Smith” y lo que se relaciona con ellos, lograrías más unidad y no te despergarías en vueltas de personajes e instancias judiciales que no son muy interesantes.
Saludos, adelante.
Osvaldo Mario Vela Sáenz
29/05/2015 a las 22:15
A. E. Pole. Una gran historia. Me tocó ser tu tallerista y me llamó la atención por lo bien fraguada a través de un personaje en primera persona; excelente. pero estoy de acuerdo con beba el no conocer
la Historia de los Smith deja un hueco sin llenar. Por lo demas muy bien.
Dan
01/06/2015 a las 00:39
Buenas,
en cuanto a la forma, al principio no he podido evitar ver varias oraciones exclamativas sin el signo “¡” de apertura. Por lo demás ha estado bien, sin ningún error más que yo haya podido ver.
En cuanto al contenido y cómo lo narras, la primera persona ha hecho que me sintiera desvalido. No sé si era tu intención, pero por la forma de relacionarse de todos los personajes que presentas en la historia con Brenda, no he podido evitar sentir que todos toman decisiones por ella, sin consultarla ni tenerla en cuenta. Se plasma en los diálogos donde sólo le hacen preguntas que parecen mero trámite (porque ya parecen haber decidido lo que es la realidad) y también en el juicio, con las actitudes del abogado y el juez, que poco más y le adjudican un número porque no parecen verla como persona.
En cuanto al final, comparto parte de lo que te han dicho anteriormente. Me quedo con la sensación de que no sé todo lo que debiera para entender qué puede pasar a continuación. ¿Va a besarle? ¿A atacarle? ¿A gritarle en algún idioma desconocido? O.O
Con el relato como me lo has contado has conseguido ponerme completamente en la piel de Brenda, pero creo que te ha faltado algo de espacio para entender un poco mejor su historia. Malditas 750 palabras que a veces nos dejan queriendo más 😉
Buen relato, bastante entretenido.
¡Nos leemos!
Un saludo.
Carolnefer
02/06/2015 a las 22:52
Hola
Me ha parecido un relato entretenido, pero al igual que a mis compañeros me falta algo de información sobre la familia Smith para entender un poco más a Brenda. Por lo demás muy bien.