Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

Diecisiete libros - por El nido del cuco

Coloqué los diecisiete libros de autoayuda en la estantería y di por finalizada la mudanza. Tuve cuidado de no hacer ruido. Era casi la una de la madrugada y no quería problemas con mi nueva vecina. La única, por cierto, ya que la finca sólo tenía dos apartamentos. Yo iba a ocupar el de abajo, Emy, la vecina, vivía sola en el de arriba.

En calzoncillos y con una camiseta rasgada y sucia de pintura examinaba mi nueva guarida. La camiseta la había rasgado yo mismo, para darme un aire más desenfado, estilo surfero (consejo recogido en el libro de autoayuda número tres sobre cómo motivarse con la indumentaria). El sofá, la cama y todo el resto del mobiliario estaba colocado en perfecta armonía según las leyes del Feng shui (libro autoayuda número cinco). Sí, me había leído los diecisiete libros -dos veces- y estaba listo para mi nueva vida. Lo que todavía no sabía era que Emy no se había leído ninguno.

Fue a la una en punto cuando decidí acostarme y cuando también escuché aquel sonido por primera vez. Provenía del piso de arriba. Al principio sólo fue un golpe, seco. Después otro… y otro. ¿Tambores? Sí, estaba escuchando tambores… una sinfonía de tambores. Me quedé paralizado. ¿La vecina de arriba tenía tambores?

El sonido fue in crescendo, los cristales empezaron a temblar, y yo empecé a notar cómo estaba perdiendo audición por cada segundo que pasaba, hasta que, a la una y cuarto, el sonido cesó. De repente.

Para tranquilizarme realicé una sesión de media hora de meditación (libro autoayuda número once) y después de barajar mis posibilidades (quejarme, hacer dos horas más de meditación, tomar un ansiolítico, matarla…) opté por no hacer nada. Tal vez sólo lo había soñado.

El día siguiente transcurrió sin problemas. Yo lo pasé reflexionando sobre lo que tenía que pensar para vivir feliz (Qué manera de perder el tiempo…). Y mi vecina estuvo quietecilla. Hasta la una de la madrugada, claro. Cuando se repitió lo de los tambores. Decidí entonces que eso merecía una queja. Muy firme.

A la mañana siguiente subí al piso de Emy. Por si acaso, aparte de la firmeza, llevaba una tarta de almendras. No se me da bien quejarme. Toqué al timbre y esperé un ratito (cuarenta y cinco minutos). No abrió. Dejé la tarta frente a su puerta y regresé a mi apartamento algo descorazonado. No es fácil demostrar firmeza si no te abren.

A las seis de la tarde encontré un post-it pegado en mi puerta. Ponía: “Gracias por la tarta, Emy”. Y su número de teléfono.

Decidí enviarle un wasap. Tardé cinco horas en decidir qué escribirle. Al final opté por un “hola”.

YO: ¡Hola!
EMY: Estaba buenísima la tarta.
YO: ¿Por qué no me has abierto esta mañana?
EMY: Porque venías para quejarte. Y yo necesito mis tambores.

La respuesta me desconcertó.

A la una de la madrugada volvieron los tambores. Esta vez decidí actuar enseguida, así que, nada más terminar el ruido, subí al rellano de arriba. Con mucha más firmeza. Tampoco abrió. Dejé frente a su puerta una barrita de chocolate. Al volver a mi apartamento recibí un wasap.

EMY: ¿Cómo sabes que después de los tambores me gusta comer chocolate?

Desde ese momento empezamos a intercambiar mensajes sin parar. Estar comunicados casi se había vuelto, de repente, una necesidad. Sin embargo, todavía, no había conseguido que me abriera la puerta, ni averiguar qué demonios significaban para Emy esos tambores.

El cuarto día, sobre la una, me tumbé en el sofá, esperando que empezara la sinfonía. Ya no me molestaba. Sin embargo no ocurrió nada. Sólo silencio. Eso me preocupó un poco. A las una y diecisiete recibí un mensaje.

EMY: ¿Te apetece que escuchemos los tambores juntos? Estoy cansada de hacerlo yo solita.

Subí sin contestar.

Emy me esperaba en el rellano. Sólo llevaba una camiseta de tirantes. La atracción fue mutua. Los dos sentimos como si nos conociéramos desde años.

Me cogió de la mano, me llevó a la habitación y me empujó a su cama. Se subió encima de mí, se quitó la camiseta y se recogió la larga melena rubia en un apretado moño.

-Quiero escuchar los tambores contigo para siempre.

Al escuchar esas palabras supe que ya no necesitaría nunca más ningún libro de autoayuda.

Antes de apagar la luz, Emy apretó la tecla de un diminuto mando a distancia y cuatro potentes altavoces cobraron vida. Los tambores comenzaron a sonar.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

14 comentarios

  1. 1. Marta dice:

    Hola, disfruté mucho leyendo tu relato. Me parece muy divertido, y mantiene la intriga hasta el final. Se lee muy bien, es fluido y ameno. La forma cuidada, cosa que valoro. Felicidades.

    Escrito el 29 mayo 2015 a las 00:18
  2. 2. A Pantaleón dice:

    Hola El nido:
    ¡Qué divertido! Menudos dos personajes nos presentas.¡A ver cuánto duran juntos!
    Buenísimo.
    Felicidades y saludos.

    Escrito el 29 mayo 2015 a las 18:54
  3. 3. mondregas dice:

    Hola Nido:
    Un relato ameno divertido y bien contado.
    p.d. por cierto ¿los potentes altavoces eran para que la cama vibrase?
    Por si quieres leer mi relato, está en el nº 56

    Escrito el 29 mayo 2015 a las 20:26
  4. 4. El nido del cuco dice:

    Muchas gracias por los comentarios chicos. Ahora mismo me paso por vuestros relatos. Bueno, después de café claro…

    Escrito el 30 mayo 2015 a las 10:21
  5. 5. Mayca Nasan dice:

    Hola!

    Me ha encantado tu relato, el ritmo del mismo es adecuado, muy ágil, y me ha resultado tremendamente divertido.

    Ese protagonista, cargado de inseguridades, me ha caído fenomenal, con sus actos despierta el cariño de esta lectora. Lo veo protagonizando una toda una serie.

    Está genial!

    Gracias por pasarte por el mío. Te seguiré leyendo.

    Enhorabuena!

    Escrito el 30 mayo 2015 a las 15:17
  6. 6. Mª Carme Bureu dice:

    Hola Nido.
    Un seudónimo muy original. Gracias por leer mi relato.
    He leído el tuyo, me ha parecido muy ameno. Me pareció chocante la manera de ligar los dos.
    ¡Igual al final hay tarta y todo!!! Bueno es broma.
    La lectura es amena, y se lee muy bien. No tienes nada de que envidiarme, sabes transmitir lo que desean tus personajes.
    Saludos.

    Escrito el 30 mayo 2015 a las 18:59
  7. 7. J.Sfield dice:

    Hola, El nido del cuco.

    Tu cuento me ha encantado. El ritmo, el vocabulario, los diálogos… Todo me parece genial. Hay alguna frase donde creo que falta alguna coma, pero queda en una insignificancia en la calidad global del texto. Te comento sólo una cosa: creo que la frase “Gracias por la tarta, Emy” no cuadra, se entiende por el contexto, pero textualmente le estas dando las gracias a Emy por la tarta, y en realidad es Emy quien da las gracias. Creo que esa coma debería ser un punto.

    Espero que mi comentario te sea de ayuda. ¡Felicidades por tu trabajo! ¡Me ha parecido genial!
    Un saludo.

    Escrito el 30 mayo 2015 a las 22:57
  8. 8. Karen Katina dice:

    Hola.
    Divertido relato, de verdad lo disfrute, ese tono algo irónico es la clase de cosas que me gusta leer y me hace simpatizar con el protagonista.
    Gracias por pasar por mi relato y dejarme tu comentario.

    Escrito el 31 mayo 2015 a las 05:04
  9. 9. Ome Técpatl dice:

    Hola cuco.
    Un alias original, sin duda.
    Tu relato me ha dado, no sé, envidia. Un ligue así es como de película. Con razón le quita todos los traumas al protagonista.
    Contenido, forma? Ni idea. No vi. La envidia nubla el criterio, baja.
    Felicidades!

    Escrito el 2 junio 2015 a las 05:14
  10. 10. Janna30 dice:

    Hola Nido 🙂

    Oye simplemente genial tu relato, felicidades! Me mantuviste intrigada de principio a fin !! Ya en el segundo parrafo no podia dejar de leer. Que bien!

    Se ve que cuidaste todos los detalles. Es muy original la forma en que se conocen los personajes, ademas que cada uno brilla con personalidad propia. Disfrute leyendote!

    Abrazos 😀

    Escrito el 3 junio 2015 a las 02:07
  11. 11. Lavanda dice:

    Hola, gracias por leer mi relato y tu comentario.
    Tu relato es muy original, sorprende hasta el final. No podría decirte cómo mejorarlo o qué cambiar, se lee de un tirón y sin que decaiga el interés. El final irónico me gusta mucho: es la antepenúltima frase, que me encanta. Mis felicitaciones y un saludo.

    Escrito el 4 junio 2015 a las 19:08
  12. 12. Beranga dice:

    Me gustó mucho tu relato, se me figura algo del tipo de “Desayuno en Tiffany’s”, de T. Capote. Ágil y divertido, pero con una buena dosis de romance. Enhorabuena.

    La única duda que tengo es acerca de los diálogos por Whatsapp. Noté un poco rara la forma “Nombre:”, creo que iría mejor si utilizaras rayas, aún cuando se trate de medios electrónicos. No sé si la RAE se ha pronunciado al respecto todavía 😛

    Escrito el 6 junio 2015 a las 01:17
  13. 13. beba dice:

    Hola, Nido:
    Soy la 13. Trataré de desembrujar tu cuento para que no hipnotice a la gente y le haga olvidar su misión de literauta; muy poca seriedad, caramba.
    Ja, ja, ja.
    Hay que ser muy, muy inseguro para aguantarse tambores arriba de la cabeza a la una de la mañana y caer con una tarta al otro día. Muy bien pintado el personaje; lenguaje correcto; buen ritmo y puntuación.
    Excelente. Muy simple, imaginativo y bien escrito.
    Felicitaciones.
    El mío es el 135, si quieres leerlo

    Escrito el 10 junio 2015 a las 02:37
  14. 14. pachibuda dice:

    Hola!! me encantó tu cuento. Entretenido y bien estructurado. Solo un detalle que llamó mi atención, no me imagino al tipo subiendo con una tarta de almendras, es como muy femenino, para después tirarlo a la cama al ritmo de los tambores.
    Cariños
    Pachibuda

    Escrito el 10 junio 2015 a las 16:30

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.