Esta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las << Volver a la lista de textos
El retumbar perpetuo de la guerra - por Tecnorot
El día que la guerrilla llegó a la finca a matar a su papá, Carlos jugaba a las escondidas con su hermanita, y a través de la ranura del baúl donde se escondía, presenció como cerca de 400 hombres de pantalones camuflados y botas de caucho torturaron y asesinaron a sus padres y a sus 6 hermanos, incluida Laura, su hermanita, en medio de un grotesco espectáculo en el que se usó el ritmo de los tambores para animar cada uno de los viles homicidios.
A pesar de lo espeluznante de la escena, que se prolongó durante dos días y dos noches completas, Carlos no dejó escapar ningún sonido que pudiera delatarlo; de hecho, permaneció siempre inmóvil, escuchando los gritos desgarradores de sus hermanos que clamaban compasión, mientras los victimarios ejecutaban los más retorcidos actos, que incluyeron el desmembramiento de dos de sus hermanos, hasta la decapitación de su padre con cuya cabeza jugaron fútbol en el patio de la casa.
La masacre de su familia así como la de otras 80 personas de la vereda La Estancia fue perpetrada por el frente guerrillero suroriental bajo el argumento de que las víctimas eran cómplices de paramilitares.
Años después, el pequeño Carlos se convertiría en el comandante de las Autodefensas Unidas de Colombia (un ejército de 4.000 paramilitares decididos a exterminar cualquier manifestación revolucionaria en el país), y bajo sus órdenes fueron arrasados pueblos enteros acusados de ser colaboradores de la guerrilla.
En los más de cincuenta años que lleva el conflicto armado colombiano han aparecido diversos grupos armados ilegales, siempre con el objetivo de contrarrestar la amenaza de uno u otro bando, y bajo la bandera de alguna ideología han cometido toda clase de atrocidades en contra de la población civil, alimentándose del secuestro, el narcotráfico, la corrupción, etcétera, para expandir sus tentáculos. Entre pájaros y chulavitas, guerrilleros y paramilitares, (luego bacrim), el país ha visto correr ríos de sangre producto de innumerables vendettas.
Por eso a nadie sorprendió cuando Carlos y su ejército, después de años de búsqueda frenética, lograron llegar al municipio de Inzá, conocido fortín guerrillero, a hacer justicia por su propia cuenta y con la misma sevicia de sus enemigos… En ese momento, en Inzá, los tambores comenzaron a sonar.
Querido compañero, he leído tu relato y creo que podía estar mejor porque cuentas una historia muy interesante que no acabas de desarrollar. Informas más que narras. Quizá si te introduciéras más en el personaje, el relato tendría vida. Por otro lado, las frases son muy extensas, en algunos casos de párrafos enteros.
Usas un buen lenguaje y un vocabulario rico en matices.
Un placer leerte.
Saludos Tecnorot,
Para iniciar, voy a decir que correctamente aplicado el +18. Soy una persona sensible y terriblemente visual, por lo que los primeros párrafos me dejaron una profunda tristeza e impotencia ante ese hecho tan sangriento.
No soy fan de las descripciones tan realistas, lo que me llevó a no prejuzgar el relato, sino a tratar de comprender que lo que se escribe siempre será mucho menor de lo que realmente ocurre en paises con guerrillas y grupos reveldes o terroristas.
Después de sobreponerme ante el impacto de tal visión, caí a una lista de detalles periodisticos, en donde la presencia de Carlos se ve opacada. Tal como dice Martina la historia personal se pierde, cuando esa debe ser la fuerza de este relato.
Como escritores siempre he pensado que tenemos el deber moral de expresar lo que pasa a nuestro alrededor, pero sobre el hecho siempre está el fáctor humano.
Hace días miré la película “La Amistad” sobre un carguero que transportaba esclavos, después de un motín, caen en aguas de EEUU en donde se disputa si son o no propiedad de quien reclama por ellos. Un ex presidente, al ser consultado, pregunta ¿… pero cual es su historia?
Eso me dejó pensando y se me vino a la cabeza en este momento con tu relato.
Hay fuerza en esta historia, terrible, deshumanizada, llena de venganza, un acto criminal que orilla a un inocente a volverse de otra manera en otro criminal.
Pule tu estilo, profundiza tus historias, tienes potencial. No dejes de escribir.
¡Nos leemos!
Creo que el título resume bien el concepto esencial del texto: la perpetuación de los crímenes de guerra. No sé cómo de importantes son los detalles de la masacre que presencia el protagonista en su niñez; si jugaron al fútbol o no, lo veo accesorio, así como veo accesorios muchos de los datos que aportas después (“detalles periodisticos”, como apunta KMarce). Sin embargo, el último párrafo retoma lo fundamental con contundencia cuando dices que “a nadie sorprendió”. Es la guerra hecha rutina; asumida, de tan cotidiana. Tal vez si te distanciases menos del personaje para contextualizar la historia el resultado sería mucho más sólido.
Hola:Tecnorot
Tu texto esta muy bien escrito. Relatas con mucha crudeza la situación que vivió Carlos que lo llevó a una venganza que no se apartó de la crueldad con que fue tratada su familia por los guerrilleros. Creo que más que una historia escribiste una breve crónica de una guerra donde victimas y victimarios van alternando su papel.
Tenés potencial y si luego del 2º párrafo “tomás a Carlos” como protagonista de una historia, podrías lograr un muy buen relato.
Te invito a comentar 33
Hola,
la historia se explica con gran crudeza y describes perfectamente los detalles.
Como otros compañeros te han sugerido, el relato hubiera ganado si el chico se convierte en el protagonista, hubiera “calado” más la historia. De la otra manera es una buena descripción, pero le falta algo.
Es mi opinión, espero que no te moleste. Creo que lo positivo de este taller es recoger las opiniones de los compañeros para seguir mejorando en esto que nos gusta de escribir.
Nos seguimos leyendo.
Un saludo