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Salto al éxito - por Leo Lecourbe
Cerré el puño y arrugué con fuerza el papel escrito que sostenía. Una lágrima me recorrió la mejilla hasta los labios. Me los mordí y reconocí el mar en mi boca. Cerré los ojos, cabizbajo. Mi mente se inundó de imágenes que se sucedían y se superponían sin pausa. Imagénes de mí, de ella, de nosotros.
Respiré profundamente.
–¿Te encuentras bien? –una voz conocida me arrastró a la realidad–. Pronto llegará tu turno. ¿Te pasa algo?
Le miré a los ojos y ví como miraba mis manos. Lancé la bola de papel contra la pared:
–Nada, tranquilo. Estoy bien –le sonreí y me sequé la lágrima con el dedo.
–¡Eso espero! Al público le ha encantado el espectáculo sobre el trapecio, ¡no puedes decepcionarles! Tu salto al vacío tiene que ser memorable —me miraba con los ojos húmedos, emocionado. Aparté su mirada.
–Lo será, no te preocupes. Hemos trabajado muy duro para llegar hasta aquí.
Me quedé pensando unos segundos. O tal vez fueran minutos, no lo sé. Me preguntaba por qué había escogido ese momento para decirme adiós, para hacerme llegar esa maldita carta. Ese día era muy importante para mí y para mi carrera profesional y ella lo sabía. Sentí rabia, odio y tristeza a la vez. De pronto me llamaron por mi nombre y acudí con decisión.
La música a todo volumen animaba los múltiples halos de luz que se cruzaban por encima de las gradas. Una multitud de gente teñida de rojo, azul y amarillo me observaba expectante. Me incliné a modo de reverencia y me dispuse a subir por la escalera metálica hasta lo alto del recinto.
Me pusé en pie en lo más alto del circo y miré a mi alrededor emocionado. El público era fascinante y por un momento pensé en ella, pensé que quizás estuviera allí abajo, mirándome. Asomé mis pies al abismo y esperé el redoble de tambores para saltar sin percatarme que no me había atado al cable de seguridad. Y entonces, los tambores comenzaron a sonar.
Hola,
me tocó comentar tu relato. Felicidades.
Me encantó. Corto, preciso, claro tierno y triste. Una historia sencilla que llega al corazón.
¡Te felicito!!!!!
Te invito a comentar 33
Es un buen escenario para oír el redoble de tambores. La mención de el circo hace que la vinculación del instrumento en esa historia, permita escuchar particularmente al tambor con mucha fuerza.
El final puede sugerir varias posibilidades, pero considero que el titulo dado a la historia ya nos indica que todo ha salido bien.
Ha sido un gusto leerte Leo Lecourbe.
Un saludo.
Tuve la suerte de comentarte. Si no recuerdo mal te comenté lo de los circos que no tienen paredes, solo lonas donde aposentarse temporalmente. Curiosa la forma de conseguir fama saltando al vacío.
Un placer leerte. Un abrazo.
Directo a la acción, sin una introducción aislada, lenta y aburrida, si no que está integrada en el propio nudo justo como me gusta a mi; así el relato se siente mas uniforme y mas como un “todo”, en vez de estar dividido en secciones (introducción, nudo y desenlace)
Está muy bien redactado y estructurado. La descripción del circo es perfecta, no se queda corta ni se extiende demasiado afectando el ritmo del relato.
El final abierto fue otro acierto, junto con el misterio de la carta que queda en el aire, cada uno se puede imaginar cual fue la mala noticia.
Muy buen trabajo.
Hola Leo. Me gusta tu texto. Está muy bien escrito, y me agradaron varias de las metáforas que usaste. El final abierto incita a la imaginación. Muy bueno, felicidades!
Atrapante final. Me gustó. Saludos!
Leo, gracias por haber pasado a comentar mi historia. Estaré atento a leer tu micro en la participación de este mes.
¡Saludos!