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La Deuda - por Mara Sanchez

Web: http://unamordidita.blogspot.com.es/

–¿Dónde está?¿Dónde está?¿Dónde está? ¿Dónde esta?
Todo había empezado bien, había tenido un buen día para variar. En realidad había tenido una buena semana, aunque solo estamos a miércoles, pero eso tenía que haberme hecho sospechar, no pueden pasar tantos días buenos seguidos sin ninguna desgracia, no en mi mundo. Tenía que haberme dado cuenta anoche cuando Mat no apareció pero pensé “Estará con alguna chica o tal vez trabajando”, aunque esto último no me lo creía ni yo. Mat de vez en cuando desaparece una noche y cuando vuelve o trae dinero o está más contento, tampoco le puedo culpar, estamos sometidos a demasiada presión últimamente. Bueno, si le puedo culpar pero es lo que tienen los hermanos pequeños, te miran con esa carita y no puedes enfadarte, si alguna vez lo hubiera hecho no estaríamos así ahora. El problema empezó hace dos meses cuando se presentó en mi casa herido, apaleado, sangrando y con varias costillas rotas.
–Póker –me dijo– creía que lo tenía controlado pero he tenido una racha de mala suerte.
Ese es el problema de Mat, siempre tiene mala suerte según él, es incapaz de responsabilizarse de sus actos y al acabamos pagándolo los dos, después de todo solo estamos él y yo y eso es lo que hace la familia, permanecer unidos. Dos noches después apareció un tipo en casa, alto, fuerte, moreno, vestido de traje e irlandés. Daba miedo, al menos a mi me lo dio y Mat no parecía muy contento. Nos dio un ultimátum o Mat pagaba en dos meses los veinte mil euros que le debía o lo lamentaría. No fue más concreto pero tampoco hacía falta.
Desde entonces habíamos trabajado solo y exclusivamente para pagar. Habíamos vendido todo lo que teníamos: joyas, coche, electrodomésticos… todo. Yo había trabajado tantos turnos dobles y triples que simplemente ya estaba por encima del cansancio, ya descansaría después. Mat también había estado consiguiendo dinero, no sabía como y la verdad tampoco quería saberlo, si no lo sabía no tendría que mentir algún día sobre ello. Hacía mucho tiempo que había aceptado como era él y no servía de nada lamentarse. Lo único que importaba ahora era sacarle del enésimo problema en que se metía. Aun así no habíamos reunido más que quince mil y estaba bastante segura de que no podría negociar con el irlandés. Lo bueno es que aun había algo de tiempo, todavía podía ocurrir algún milagro aunque en mi mundo nunca habían existido. Por eso cuando llegué a casa esa tarde casi no me sorprendí al encontrar el mensaje pegado a la puerta: estarían aquí a las ocho para recoger el dinero. Y Mat no estaba. Y yo no encontraba el dinero.
–¿Pero dónde lo he puesto? ¬¬– me pregunté por millonésima vez mientras acababa de destrozar la cocina y volvía al salón.
En la hora que llevaba en casa había destrozado lo poco que me quedaba. Los cojines y almohadas estaban por el suelo, había sacado las ollas de sus armarios, los zapatos de la zapatera, la ropa estaba tirada por todas partes… Siempre andaba cambiando el dinero de sitio, por si acaso y solía olvidárseme cual era el último escondite donde lo había puesto. No vivía en el mejor barrio del mundo y las noticias corren como la pólvora entre los “amigos” de mi hermano. Quince mil euros era demasiado dinero, era una tentación enorme para muchos.
Oí como se abría la puerta justo en el momento en que encontré el escondite dentro de uno de los libros de la estantería. No le hice caso. Entraron por lo menos cinco personas aunque no dijeron nada solo se quedaron allí mirándome. Debía de presentar una imagen patética allí sentada en el suelo rodeada de libros, cojines, revistas viejas y mirando la pared. El sobre estaba vacío. El dinero se había ido y Mat también. Quince mil euros es una tentación enorme para muchos.
–¿Y ahora que hacemos?– me dijo el irlandés mientras se agachaba a mi lado mirándome casi con lastima.
Mat se había ido y yo no sabía que era lo peor si el sentimiento de traición que se había ido apoderando de mí o el darme cuenta de que realmente no estaba sorprendida por su egoísmo. La verdad es que no importaba, Mat había huido con el dinero y me había dejado allí sola para pagar sus errores.

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3 comentarios

  1. 1. ortzaize dice:

    como te decia en el comentario que me ha tocado leer es una bonita historia
    y me ha tenido enganchada todo el rato
    es una historia real y suele pasar. asi que estiendete un poco con tu imaginacion y pon alguna cosa nueva para dar mas morbo a la historia.
    saluditos.

    Escrito el 30 octubre 2015 a las 16:20
  2. 2. beba dice:

    Hola, Mara:
    Es una buena historia. Has pintado muy bien a los personajes y sus circunstancias. Me conmovió el rol “mesiánico” de la protagonista; y el hecho de que es una historia posible.
    Sólo me queda pedirte que la revises un poco, en cuanto a puntuación, de modo que las oraciones “no se peguen entre sí”. Usa punto y seguido o punto y coma, cuando se trata de ideas que pueden funcionar solas.
    Adelante.

    Escrito el 31 octubre 2015 a las 03:32
  3. 3. Jesus R.G. dice:

    ¡Que tensión! Esperaba que todo se solucionara al final, pero no… Buen trabajo.

    Escrito el 3 noviembre 2015 a las 10:44

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