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Un día de tormenta - por María Beltrán Catalán

Web: http://sf-silence.blogspot.com.es/

Aquella tarde había tormenta, así que el pequeño Arturo contemplaba enfurruñado, con el rostro muy cerca del cristal de la ventana, la lluvia y los truenos, la hierba mojada, el columpio empapado y los árboles estremecerse.
-¿No te gusta el agua, Arturo? -preguntó con dulzura maternal su abuela, doña Josefa.
-Así no se puede salir a jugar -se quejó, girándose para mirar a su abuela, quien se acercó, con magdalenas recién hechas en una bandeja. Olían muy bien. -¿Son las de limón?
-Así es, tus favoritas.
-¡Bien!
Doña Josefa sonrió. Su nieto era un chico alegre, feliz con cualquier detalle pequeño, pero como todos los niños, también tenía facilidad para enfadarse o entristecerse.
-¿Sabes, Arturo? Hay algo muy importante, lo más importante del mundo -empezó ella, sentándose junto a su nieto y colocando la bandeja en la mesa. -Y ese algo, lo he escondido en un sobre. Oculto, porque es muy muy valioso. Sólo las personas sabias pueden descifrarlo.
Arturo se había olvidado de la magdalena que tenía en la mano a medio comer. Su abuela le estaba hablando de un tesoro y él iba a encontrarlo.
-Nadie sabe dónde está, porque era mi misión protegerlo y ya no recuerdo dónde lo he guardado.
-¡Yo lo buscaré! -Exclamó Arturo con entusiasmo, levantándose. -Pero… ¿por dónde empiezo?
-¿Qué tal si hacemos un plano de la casa, con todos los lugares donde pueda estar, y así vas marcando los sitios que ya hayas revisado?
-¡Buena idea! Hoy he dado algo en matemáticas sobre las escalas, voy mirar el libro para hacerlo.
Doña Josefa contempló con media sonrisa la curiosidad y motivación de su nieto. Sus maestros y otros familiares decían que no le gustaba estudiar, pero… ¡disfrutaba tanto aprendiendo! ¡Y era tan inteligente!
-Ya está, abuela, ya está hecho, mira.
Arturo le mostró su plano. Estaba bien ejecutado para su edad, aunque su abuela, con dulzura, le sugirió algunas modificaciones y adiciones. Arturo las introdujo con decisión y emprendió su búsqueda, lápiz y linterna en mano.
En algunas habitaciones, doña Josefa había escondido pistas, las cuales sólo se desvelaban si pasaba las pruebas. Había muchas y de distintos tipos: preguntas sobre historia, sobre conocimiento del medio ambiente, sobre lengua, sobre literatura… y, aquello que no sabía, Arturo lo buscaba entre sus libros del colegio.
Desde que doña Josefa le había contado aquella historia hasta que Arturo regresó con una pequeña cajita de madera, pasaron más de tres horas y media, casi cuatro. Arturo se sentía agotado pero satisfecho. Había resuelto todos los acertijos y encontrado el sobre de su abuela, el que contenía el tesoro, el secreto más importante del mundo.
-Anda, Arturo, ¿no lo has abierto aún? -preguntó su abuela.
-El sobre es tuyo, tenemos que abrirlo juntos. Me has ayudado con el plano.
Doña Josefa rió antes de coger la cajita y abrirla. Entonces, abierta, se la dio a su nieto para que tomara el sobre e hiciera los honores. Arturo, nervioso, lo abrió y…
El sobre estaba vacío.
-Abuela, ¿te lo han quitado? -preguntó, realmente preocupado.
-No, cariño -respondió con ternura. -Ese es el tesoro. Sólo yo puedo descifrarlo y, ahora te voy a decir a ti el secreto. Eso significa que no te puedes olvidar de él, ya que cuando seas mayor y le toque a otra persona cuidarlo, te tocará hacer lo mismo que he hecho yo contigo.
Arturo miraba a su abuela muy intrigado.
-En este sobre hay algo invisible, que nadie ve, pero que está contigo, y son tus acciones. A lo largo de nuestra vida, nos dicen muchas palabras, algunas bonitas y otras no tanto, y a veces nos creemos las palabras menos bonitas y nos desanimamos. ¿Te gusta estudiar, Arturo?
-No se me da bien… -respondió.
-De eso trata este sobre. Trae tu cuaderno de actividades.
Arturo obedeció. Su abuela lo abrió por la página de los deberes correspondientes al tema siguiente y se las mostró.
-¿Te suenan, hijo mío?
-No…
-Léelas, Arturo, y luego me respondes.
El joven, a desgana, hizo el esfuerzo. Entonces, sus ojos se iluminaron.
-¡Son los acertijos!
-Así es, Arturo.
-Sé hacer los deberes, se me dan bien… ¿es eso?
-El secreto, Arturo, es que no importa lo que piensen o digan, o lo que pienses o digas de ti. Lo importante es lo que hagas: con tiempo (paciencia), esfuerzo, pasión y alegría puedes conseguir lo que te propongas.
-Incluso divertirme en un día de tormenta.
-Incluso eso.
Arturo abrazó a su abuela tiernamente. Había dejado de llover.

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3 comentarios

  1. 1. Frida dice:

    Hola María. Me ha gustado tu historia. La has llevado con sencillez contenida y resulta muy natural. Aunque desde el principio del juego que comienza la abuela con Arturo, el lector sabe que lo que el niño se encontrará será un sobre vacío, que probablemente signifique que el mayor tesoro del mundo es lo que uno lleva en el interior, no paras de emocionarte con ese viaje que Arturo inicia, en la búsqueda de su yo interior sin él saberlo. Y es que qué sabias son las abuelas. Es encantadora la figura de una abuela con su nieto, muy entrañable, sobre todo teniendo en cuenta que hoy en día, debido a que los dos padres suelen trabajar, dejan a los abuelos con los niños, forjándose siempre entre estos una estrecha y adorable relación. Te felicito por tan bonita historia, que ahonda en la fuerza interior que todos poseemos. Un relato que invita a soñar y a tener fe en uno mismo. Enhorabuena.

    Escrito el 4 noviembre 2015 a las 14:00
  2. 2. karu dice:

    Que bonita y tierna historia!! Me ha recordado a cuando me quedaba las tardes con mis abuelos después del colegio.

    Lo que puede dar de sí una tarde de tormenta… Y el ingenio de la abuela para hacer que a su nieto le sea más fácil hacer los deberes… También la historia me ha recordado a un juego de escapismo que hice hace unos meses y en que para salir de una habitación tenía que resolver una serie de enigmas y pruebas.

    Solo un pero (e imagino que te lo habrán hecho saber tus comentaristas): para los diálogos se usa el guión largo (yo antes de descubrir el blog también pensaba que se usaba el corto y eso que he leído un montón de libros).

    Felicidades por el relato. Un saludo!!

    Escrito el 5 noviembre 2015 a las 11:59
  3. 3. Isan dice:

    ¡Vaya cómo se lo ha currado la super abuela preparando pistas para una simple tarde de tormenta! Muy bien escrito, con estilo. Me ha gustado todo, pero unir la tarea, el auténtico tesoro y el título del relato propuesto para este mes, me ha parecido un tanto forzado.

    Escrito el 26 noviembre 2015 a las 17:55

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