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Aún no... - por Alister Mairon

Web: http://escribeconingenio.blogspot.com.es/

El sobre estaba vacío, abandonado sobre el escritorio con el sello roto.
Había sido ella, el canciller estaba seguro. Aquella mala bruja había entrado y se había apoderado de la carta. ¡Maldita sea!. No debió haberla dejado allí, no debió haberla escrito nunca. Ahora, por su descuido, ya debía estar en manos del Santo Tribunal. Lo iba a pagar caro, y lo peor era que iba a arrastrarle a él también.
– ¿Buscas esto? –inquirió la pérfida voz de su hermana, acerándose a él por la espalda.
El canciller giró la cabeza. En sus manos sostenía la ansiada carta, arrugada tras haberla leído varias veces. Mancillada por la envidia de aquella mujer.
– Devuélvemela –casi suplicó el canciller, avanzando un paso. Ella retrocedió, negando con la cabeza mientras una sonrisa sádica afloraba en sus finos labios.
– ¿Por qué debería hacerlo? Has deshonrado a nuestra familia, provocado una guerra, arruinado mi matrimonio. No mereces que sienta por ti piedad alguna.
– Por favor… Tú no quieres condenarme, no quieres condenarle a él. Le amas.
– ¿Amarle? –se burló su hermana, oprimiendo la carta entre sus frágiles dedos–. Él me engañó. Se burló de mis sentimientos: me humilló. Mi marido merece la hoguera tanto o más que tú, querido hermano.
– Recapacita, te lo ruego. No tienes por qué…
– No –lo cortó ella–. Ya es tarde. El Sumo Prelado ha leído la carta. Pronto vendrán.
El canciller corrió hacia la ventana, justo a tiempo para ver irrumpir en el patio del castillo a la guardia del Santo Tribunal. Sus capas moradas invadieron el suelo de piedra, deslizándose hasta el interior del castillo. El canciller se giró hacia su hermana.
– ¡¿Pero qué has hecho?! –le gritó, corriendo hacia la puerta, pero ella le barró el paso.
– No puedes huir –le advirtió con una sonrisa–, ni tampoco avisarle; sólo puedes morir. Sí, morir… Morir… Morir… –repitió desquiciada, deslizándose a saltitos sobre la alfombra.
Presa de la ira el canciller se abalanzó sobre ella con la furia ciega del que no tiene nada que perder, con la rabia que nace de la impotencia. La empujó al suelo, sometiéndola bajo el peso de su cuerpo mientras sus dedos se cerraban entorno su cuello de cisne. Ella pataleó, le arañó, tratando en vano de zafarse hasta que, con un gemido ahogado, abandonó el mundo.
Horrorizado el canciller se levantó, apartándose de ella. Sus ojos huecos miraban al techo con una expresión ausente, pero sus dedos aún sostenían con fuerza la carta robada. Apretando la mandíbula, el canciller se acercó al cuerpo inerte y le pisó la mano con furia, partiéndole los huesos para liberar el amado papel.
Acunó la carta entre sus brazos, luchando por contener las lágrima mientras caía de rodillas sobre la alfombra. Así fue cómo lo encontraron, con la mirada perdida y las manos apretadas contra el pecho, más muerto que vivo.
Lo cargaron de cadenas y le cubrieron la cabeza. Ya no vería el mundo nunca más, bien lo sabía, pero poco le importaba, pues un único pensamiento se había apoderado por completo de su mente:
«Aún no le di la carta. Aún no le dije que le quiero…».

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5 comentarios

  1. 1. Alfonso dice:

    Gran relato Alister. Para mi ha sido un placer que llegara a mis manos para comentarlo.

    Me pareció una buena historio muy bien construida.

    Un saludo.

    Escrito el 30 octubre 2015 a las 20:20
  2. 2. Fabián dice:

    No se si lo entendí bien, ¿el prota y el cuñado eran gays? Si es así me parece muy original tu relato.

    Está muy bien escrito, la puntuación de 10 y la estructura te quedó genial.
    Lo único que se señalaría son los “le” y el correcto uso de los guiones de diálogo:

    “– ¿Buscas esto? –inquirió “ Perfecto
    “– Devuélvemela –casi suplicó “La acotación debería de empezar con mayúsculas, ya que no comienza con un verbo del habla, como es el caso de arriba “inquirió”, cuando empieza por un verbo del habla la acotación va en minúsculas.

    “– ¿Amarle? –se burló…“ → “—¿Amarle? —Se burló…”
    “– No –lo cortó ella– “ → “—No —Lo cortó ella—.”
    Fíjate que hay mas casos así.

    “…le gritó…“ “…le barró …” “…le advirtió…”…le arañó…“
    Muchos “le” juntos, intenta buscar otras formas de expresar lo mismo para evitar las repeticiones.

    Pues un relato muy original, y escrito de tal manera que no lo das todo mascado, es el lector el que tiene que leer entre lineas.

    Escrito el 31 octubre 2015 a las 14:59
  3. Muchas gracias a los dos por comentar, Fabián y Alfonso; tendré en cuenta vuestros consejos para cuando re-suba la historia al blog.

    Escrito el 1 noviembre 2015 a las 21:42
  4. 4. Tavi Oyarce dice:

    Hola Alister.
    Un cuento muy fluido, simple, fácil de captar. Lo he disfrutado. Lo que no entiendo porqué está catalogado para mayores de 18 años.

    Algunos alcances que debieras revisar:
    Tienes una tendencia a usar demasiado artículos definidos y pronombres ( el, la,le, lo etc. Los ,señalo entre comillas. Ejemplos:

    – ¡¿Pero qué has hecho?! –”le” gritó, corriendo hacia “la” puerta, pero ella “le” barró el paso

    Presa de “la” ira “el” canciller se abalanzó sobre ella con “la” furia ciega

    pero sus dedos aún sostenían con fuerza “la” carta robada. Apretando “la” mandíbula, “el” canciller se acercó “al” cuerpo inerte y “le” pisó la mano

    “Lo” cargaron de cadenas y “le” cubrieron la cabeza

    No estoy diciendo que hay que borrarlos todos pero si dejar solo los indispensables para no enturbiar la redacción.

    Algunos se pueden eliminar derechamente, otros reemplazar por puntos, etc. Lo importante es que los marques todos a la vez y veas cuantos se repiten a través del relato.

    Acá, en esta frase:
    – No –lo cortó ella. El “lo” está definitivamente demás.

    Bueno Alister, espero haber aportado con algo a tu escritura.
    Si lees mi relato te darás cuenta los errores que han señalado mis componeros.
    saludos

    Escrito el 4 noviembre 2015 a las 02:57
  5. 5. Wiccan dice:

    Buenas Alister,

    Fui uno de tus comentaristas anónimos. Como ya te dije, creo que es un gran relato y, por lo que veo, el que me supusiese el desenlace fue cosa mía porque no pasa en general, así que es mejor aún. Te felicito otra vez por un relato que me gustó mucho.

    Un saludo.

    Escrito el 22 noviembre 2015 a las 21:41

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