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La ausencia de tu respuesta - por Almudena VM

Como cada mañana me dirijo hacia el trabajo a eso de las ocho y cuarto, dejando a cada lado tiendas aún sin abrir, que se sitúan a todo lo largo de la calle ancha. Es Otoño, y las aceras se cubren con hojas de todos los tamaños de un color amarillo intenso. Llueve, pero caen pequeñas gotas casi inapreciables. El cielo está prácticamente cubierto y se siente una fresca brisa muy agradable.
Casi no hay nadie en la calle, tan sólo un par de personas que al igual que yo, deben acudir a su trabajo con caras aún dormidas. En breve se despertarán quizás gracias a una llamada telefónica, o a ese café caliente…
Antes de salir de casa, cogí las llaves de la tienda que como siempre, había dejado la noche anterior en el mueble de la entrada. Junto a éstas, había dejado escrita una carta a Miguel, que ya por norma, hace tiempo que llega mucho más tarde que yo. Al cogerlas, pude ver que el sobre estaba vacío.
Mi carta no era muy extensa, sólo un breve resumen de cómo me hace sentir su indiferencia. Ni siquiera me ha despertado como le pedí.
Son tantos años a su lado y en todos ellos, tantos momentos de soledad, que creo que ya mi amor hacia él es inexistente.
Una gran parte de culpa la tengo yo, lo sé, pero no he podido explicarle en todo este tiempo, ya eterno, como me sentía. Como me iba arrasando su felicidad ausente y aplastando mi infelicidad.
Hablaré con él cuando me lo pida, pero no sucederá. Porque nunca me lo ha pedido, nunca ha reclamado una respuesta, una explicación, o una indirecta.
Mis pasos son lentos, pausados por esa calle de grandes baldosas mojadas que tuercen mis pies. No se de donde salen, pero de pronto me veo rodeada de paraguas de colores, abiertos que flotan sobre la calle peatonal. Entonces me doy cuenta de que he olvidado en casa el mío.
El aire ahora es más intenso, y agita con fuerza la pashmina que cubre mi cabeza.
Atravieso la plaza de España con paso más firme pues dejo atrás aquel mosaico que resulta un peligro cuando llueve, o cuando se mojan de cera en Semana Santa.
Ya veo a lo lejos la tienda, ahora a oscuras y con un escaparate sin iluminar que a estas horas no transmite absolutamente nada.
La lluvia se torna intensa, densa, y comienza a penetrar en mi pashmina y en el resto de la ropa, aún de verano, que me cubre.
Quizás, tras sacar el género que entregaron ayer tarde en la tienda y que me ha hecho acudir hoy al trabajo mucho más temprano, llame a Miguel para ver si me dice o comenta algo de la carta. Pero lo dudo.
El sobre seguirá vacío cuando llegue a casa, y en el mismo sitio, porque ni siquiera se molestará en guardarlo, tirarlo o simplemente quitarlo de en medio para que yo no sienta que no siente nada, y que todo le da igual.
Ya en la tienda, enciendo las luces y aún con el bolso sobre mi hombro, noto como vibra el teléfono al cual olvidé aumentarle el sonido. Lo busco entre otros tantos objetos que pululan en el interior. Lo encuentro y veo que quien llama es Miguel.
Me sorprende que me llame a esas horas, pero… ¿será por la carta?, ¿o quizás por otra causa totalmente diferente?. Con voz algo temblorosa y aún un tanto dormida contesto a su llamada.
-Hola Miguel, ¿querías algo?

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3 comentarios

  1. 1. Dan D'Ors dice:

    Buenas,
    muy buen relato. Muy cuidado y muy completo para mi gusto. Evoca sentimientos y me ha hecho meditar. ¿Habré sido yo alguna vez un Miguel? El toque de leve esperanza para terminar me ha parecido excepcional. Muy, muy bonito el relato, gracias por compartirlo =)
    Nos leemos 😉

    Escrito el 31 octubre 2015 a las 16:50
  2. 2. Almudena VM dice:

    Muchas gracias por tu comentario. Se que tengo errores pero bueno, para eso estamos aquí, para aprender….

    Escrito el 3 noviembre 2015 a las 10:49
  3. 3. grace05 dice:

    Hola:
    Me encantó tu relato. Tan simple, sencillo y poético. La descripciones del ambiente como las imágenes sentimentales me resultaron sumamente verosímiles. El vocabulario permite una lectura fluida y ágil, que invita al lector a sumergirse en la historia y llegar al final con avidez. ( Me gustaría saber más, como curiosa ¿para qué llama Miguel? para despedirse y para tener la conversación que ella espera y volver a empezar?) Buena historia para el comienzo de algo más largo
    ¡Felicitaciones!!!
    Te invito a comentar 194

    Escrito el 7 noviembre 2015 a las 19:51

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