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Orgasmus - por drow_jack

Web: https://jackspits.wordpress.com/

Ella llegó canturreando al piso. Sus compañeros que jugaban a la consola se quedaron estupefactos. No era común en ella tanta alegría, desde que convivían juntos su carácter habitual solía ser bastante irascible. Le preguntaron qué le pasaba, y ella, en su línea, se ofendió. No comprendía que para ellos su comportamiento parecía extraño. Sus compañeros al ver el enfado se tranquilizaron viendo que todo estaba dentro de lo normal. Pasando de ellos se metió en su habitación y cerró la puerta para dejar de escuchar las ráfagas de metralletas que emitía el televisor. Su habitación estaba personalizada, lo máximo que podía un inquilino viviendo de alquiler, pero aún y así, a ella le encantaba. Muchos españoles se hubiesen gastado mucho dinero para que una de las paredes de su habitación fuera de fino ladrillo bermejo, pero esa habitación era así porque así se concibió hará unos treinta años. El inmueble en general era del mismo estilo. Un piso viejo en un barrio pobre, techos altos y un arrendamiento por metro cuadrado bastante asequible. Lo adecuado para tres estudiantes de Erasmus en Holanda. Ella se tiró en plancha en la cama con una carta en la mano. Ese sobre era el motivo de tanta felicidad, venía de España. Era una carta de su novio, la alzó examinándola a contraluz con el sol que entraba oblicuo por la ventana. No consiguió ver nada a través, el papel del sobre era grueso, de cartulina azul, su color favorito, detalle que le encantó todavía más. Estaba esperando esa carta con verdadera ansia. Aún le dolía la mano de todas las páginas que le escribió a él abriendo su corazón. De eso iba la jugada. Llevaba cuatro meses lejos de casa, se sentía triste y distanciada de su pareja. Sí, hacían video-llamadas por el portátil casi cada día, pero la fluidez y la confianza de las conversaciones habían mermado. Ella estaba chafada pero él siempre parecía estarlo más, con una mudez constante. Se mascaba la tensión a través de internet. Ella se preguntaba innumerables veces si el contacto físico era lo único que unía a una pareja, pues se sentía vacía, tanto como el abismo que parecía haber entre ellos dos. Ella estaba segura de sus sentimientos, pero ¿Y él? Entonces un día que no aguantó más y se lo propuso.

—Oye cariño. Me haría mucha ilusión recibir algo de correspondencia de tu parte ¿Sabes? Cartas, correo ordinario, como hacían las parejas enamoradas de antaño ¿Qué te parece? —le propuso ella días atrás—. Nos escribimos una cada uno. Venga, que te paso mi dirección.

Él asintió sin añadir nada más. En su habitación lúgubre. Inexpresivo. Desalmado. Pero esos ánimos eran lo normal desde que ella se había ido. En ocasiones podía comprender su aptitud. Eso era el reflejo del miedo. Las fiestas ahí eran constantes y cada día había pruebas de ellas en las redes sociales. Si hacía un análisis de todas las parejas a distancia que había en la promoción de ese año, casi todos habían sido infieles con algún nativo o simplemente con otro español del Erasmus. Por motivos tan conocidos como ese la beca se había ganado el sobrenombre de orgasmus. Era muy ingeniosa la broma, pero a su novio no le hacía ninguna gracia. Por otra parte, ella había barajado la otra cara de la moneda. Quizás él estaba tan distraído porque podría estar conociendo a otra chica en su ausencia. La simple idea la enfurecía, y así vivía cada día como bien sabían sus compañeros. Esa carta era la solución para salir de dudas. La abrió. El sobre estaba vacío. Estrujó el sobre entrando en cólera. Pataleó frenética en su cama irrumpiendo a llorar. ¿Qué significaba eso? Nada bueno al parecer. Debía estar muy sofocada para que sus compañeros dejaran el mando preocupándose por ella detrás de la puerta. Ella no les dejó entrar, injustamente lo prohibió de mala manera. Lloró largo y tendido hasta que el cuerpo no pudo más. Cuando estuvo más relajada, miró el peluche que tenía en la cama, se lo había regalado él. Lo lanzó con rabia. No podía aguantar más con esa angustia, le tenía que llamar aunque sea para mandarlo a tomar por saco.

—¿Alex? ¿Me escuchas Alex? Está vacía ¿Cómo me tengo que tomar esto? —preguntó a moco tendido.
—Significa… que no tengo palabras para describir todo lo que siento por ti. Te quiero cariño.

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3 comentarios

  1. 1. Wolfdux dice:

    Hola Drow_Jack,

    buen estreno en el Taller. Formalmente no me ha parecido encontrar ningún error, los diálogos están bien escritos y transmites el mensaje de una manera muy fluida y sencilla. Lo único que me chirría un poco, pero solo un poco, es el título. Pero por lo demás un gran relato. Felicidades y bienvenido a Literautas.

    ¡Nos leemos!

    Escrito el 30 octubre 2015 a las 12:36
  2. 2. ortzaize dice:

    me ha sorprendido el final todo el rato leyendo y con ansia de saber que pasaba y un final estupendo
    me ha gustado mucho el relato, y como dice mi compañero buena inaguracion en literautas. saludos

    Escrito el 30 octubre 2015 a las 16:48
  3. 3. Frida dice:

    Hola drow. Coincido con los comentarios de arriba, es un muy buen relato. Has conseguido plasmar muy bien el mundo adolescente. Me han gustado los pequeños detalles que has usado para reforzar la narración, como las metralletas en la televisión o el recalcar que el piso es de alquiler y, se encuentra tan bien decorado como los medios permiten a un estudiante. Para mí el final ha sido sorprendente, puesto que durante toda la historia había alimentado mi desconfianza hacia Álex, pero como siempre, el ser humano tiene capacidad de sorprender a sus congéneres. Enhorabuena por esta historia.

    Escrito el 4 noviembre 2015 a las 11:59

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