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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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Un cuento un poco cursi pero con un final ingenioso. - por Stahlinger

Este mundo ya se ha olvidado de los largos tiempos que llevaba la comunicación entre una persona y otra, ni que decir si estas se encontraban a un mar de distancia. Hoy es terriblemente fácil pero muchas historias jamás sucedieron por culpa de un cartero.
Entre Antonella y Zacarías sucedió algo instantáneo, en ese verano en la playa del lago se conocieron por pura casualidad o mejor dicho por fuerza del destino.
Antonella era originaria del pueblito cercano al lago y tenía la costumbre de escaparse para disfrutar de los atardeceres en las arenas cálidas de la playa a solo unos cuantos cientos de metros de su casa, siempre lo hacía con Terremoto, un labrador viejo pero con toda la energía de un cachorro. Ese día nada raro pasó, las 7:30 pm y la noche empezaba a arder, era hora de volver porque a la casa había unos diez minutos de caminata y seguro la esperaban para cenar. Peludo no está, Antonella lo busca a simple vista y no lo encuentra. ¿Se habrá escondido entre los árboles o volvió a casa?, las 8:30 y Terremoto no aparecía, ya estaba toda la familia buscándolo, entre eso aparece Terremoto jugando con otro perro de un joven que rondaba su edad. Era Zacarías que salió a recorrer la playa con una linterna haber si no aparecía el dueño de ese perro medio ciego pero con más energías que un dálmata.
– ¡Mi perro!.. ¡Mi perro!… grito Antonella tan fuerte que el sordo peludo corrió buscando por el olfato a su dueña.
Vale el relato tiene que ser corto así que no daremos muchas vueltas porque se nos acaban las palabra. Pss… el amor juvenil es capaz de cualquier cosa, mejor dicho el amor completo a cualquier edad y en cualquier generación. Este era un amor de verano que se fue afianzado en el otoño y que estaba sufriendo el castigo del inverno, lejos uno del otro y con tanto tiempo hasta poder volver a verse, ya que Zacarías era de una ciudad a un par de días en tren desde el lago.
Y después dicen que los hombros son los que tienen que tomar la iniciativa, es una norma un tanto arcaica. Antonella decidió hacer ese viaje de dos días hasta la ciudad de Zacarías y para el efecto le envió una carta unos días antes de su partida para que fuese una sorpresa. En la carta daba la hora en que se encontrarían en la estación. Cuando el cartero le entregó el sobre:
Para consternación de Zacarías el sobre estaba vacío. No dudó ni un minuto en enviar una correspondencia a Antonella notificándole del sobre vacío, pero los trenes se cruzaron y cuando Antonella estaba en la estación esperándole la carta estaba llegando a su domicilio. La tristeza de la niña provocada por este épico plantón no le dejó recuperarse fácilmente. Esa misma noche volvió con otro tren pero cuando llegó a su casa ya casi había estado una semana perdida y los padres la enviaron a la capital a un colegio de niñas donde hermanas las cuidaban que no se escapasen y vigilaban sus correspondencia.
Tiempo después, ya habían pasado unos años, unos cuantos en realidad porque la niña ya era una señorita que estudiaba para ser veterinaria, admirada por muchos jóvenes prominentes de la capital ya tenía el anillo casi asegurado para alegría de sus padres, ya en el olvido había quedado la huida de la enamorada. En una de las visitas a su casa, en su dormitorio, en uno de los cajones de su escritorio, encontró la carta del sobre vacío, la hora y fecha de su llegada estaba escrita en letras grandes y mayúsculas.

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ESTACIÓN PRINCIPAL, TERMINAL 5, HORA DE LLEGADA: 10:30 AM, DE SOMBRERO NARANJA.

ANTONELLA
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Ya nada se podía hacer, el sobre vacío al igual que un mensaje enviado antes de poner la primera letra había llegado primero. Los errores de correspondencia antes habían costado muchos finales felices. Que suertudos nosotros, los contemporáneos, cuando nuestros mensajes se miden en kb/s antes se medían en Km/día. Esta historia un tanto cursi y trillada solo es para pensar de porque la población actual del mundo se ha incrementado tanto en las últimas décadas, no creo que sea por estos adelantos, más bien porque las almas enamoradas que se perdieron en otras vidas se buscan en otras sucesivas y en esta por suerte no se desencuentran es más se encuentran demasiado.

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4 comentarios

  1. 1. Frida dice:

    Hola Stahlinger. Comenzaré diciéndote que algunas frases son muy largas, que deberías vigilar las comas, como por ejemplo cuando dices: “Era Zacarías que salió a recorrer la playa con una linterna haber si no aparecía el dueño de ese perro medio ciego pero con más energías que un dálmata.”, creo que tras el a ver debería ir la coma y, sí digo a ver, porque la expresión usada es a ver, del verbo ver, no del haber, pero tranquilo, yo misma un día cometía ese fallo. No es nada que no tenga remedio.

    Tienes mucha razón, en el que antes la no llegada de las cartas, o su excesiva demora, costaron muchos problemas. Me ha gustado la idea que has propuesto, me parece original observar esos antiguos malentendidos, ahora ya olvidados, ¿por qué quién hoy en día escribe cartas?, probablemente sólo los que amamos escribir. Es un rito ya perdido, pero que era tan enriquecedor y personal, que da pena que se haya olvidado con el tiempo.

    Es un gusto poder leer una historia que incita a la reflexión de nuestro pasado, presente y futuro como seres humanos.

    Escrito el 3 noviembre 2015 a las 01:34
  2. 2. Fernando dice:

    Hola Stahlinger, me dejó asombrado el cuento, el tono coloquial para narrar la historia me pareció original, me gusta como está contado, y debo decir que no me imaginé que el sobre estaba vacío por esa razón. Solo como sugerencia revisaría las puntuaciones, colocar puntos y comas mejor distribuídas, enriquece mucho más el relato. Te vuelvo a decir, me gustó y me pareció original la manera de contarlo. Sl2

    Escrito el 3 noviembre 2015 a las 01:37
  3. 3. Saldivia dice:

    Me gusta esa confianza entre el relato y el lector, como si fuese un viejo amigo relatando historias. También la originalidad que hace impredecibles algunos giros, por ejemplo cuando anotas “Que suertudos nosotros, los contemporáneos, cuando nuestros mensajes se miden en kb/s antes se medían en Km/día” pensé que venía un panegírico a la informática y a las redes sociales… y no! viene una reflexión graciosas sobre la población mundial. Te invito a no perder la frescura, hacen falta más escritores livianos que entretienen como lo haces tu.

    Escrito el 8 noviembre 2015 a las 19:07
  4. 4. beba dice:

    Hola, Stalingher:
    Tu historia es fresca, alegre, ingenua y ocurrente.
    Además de aplaudirte, te comento que estoy totalmente de acuerdo con Frida acerca de la puntuación y el “a ver”. Mejorará un montón si limitas bien las oraciones.
    Adelante.

    Escrito el 10 noviembre 2015 a las 02:27

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